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MILES DE DESOCUPADOS MARCHARON DESDE LA MATANZA AL MINISTERIO DE TRABAJO
“Este Gobierno no para de humillarnos”

Encabezados por Víctor De Gennaro y �El Perro� Santillán, reclamaron nuevos planes Trabajar. El Gobierno no dio respuesta.

La movilización empezó a la madrugada y a pesar del calor sumó gente durante doce horas.

Por Laura Vales

“Este Gobierno no para de humillarnos”, dijeron anoche, cuando fue claro que todas las negociaciones habían fracasado. Los desocupados de La Matanza finalmente no montaron la carpa frente al Ministerio de Trabajo y se fueron con menos que el más chico de sus cálculos. “Estamos azorados. Nosotros pensábamos que nos iba a recibir la ministra (Patricia Bullrich) y que de acá salíamos con una respuesta. En cambio, nos mandaron funcionarios de segunda sin ninguna propuesta”, se quejó uno de los negociadores. Fue el final de un día muy largo, durante el cual los piqueteros caminaron doce horas hasta llegar a la Capital Federal, se entusiasmaron con la respuesta de los medios y hasta festejaron una convocatoria mayor a la que esperaban. Todo antes, claro, del balance final con resultado cero.
La marcha arrancó a las tres de la mañana, desde San Justo, en el tramo de la Ruta 4 que mantienen cortada desde hace diez días. Carlos “El Perro” Santillán, de musculosa negra y jean cortado por debajo de las rodillas, llegó temprano desde Jujuy con el único fin de encabezar la movilización junto al titular de la CTA Víctor De Gennaro. “El Gobierno debe entender que sin un cambio en las políticas sociales no habrá salida posible”, advirtió el dirigente.
Ya a esa hora de la madrugada hacía mucho calor. Pero lo peor llegaría durante la tarde, cuando la marcha tendría que avanzar bajo un sol con la temperatura justa para cocinar pollos al spiedo. Al mediodía la sensación térmica llegó a 36 grados. Cada cual empezó a tratar de arreglárselas como mejor pudo.
El Perro Santillán se levantó su musculosa negra y la enrolló hasta subirla a la altura de las axilas. Obtuvo algo que se parecía a la forma de un corpiño. Siguió caminando así, con su andar entre desgarbado y reo, el ombligo al sol, el primer botón del jean desabrochado, un par de zoquetes bordó asomando de sus botines y en la cara una sonrisa de chico que acaba de robarse todos los chocolatines del quiosco. Se lo veía feliz, aún bajo los 36 grados de sensación térmica.
Y fue, cuadra por cuadra y barrio por barrio, el principal centro de atención de la marcha. Desde las veredas y los balcones, la gente no dejó de reconocerlo, de saludarlo o de cruzar hasta la mitad de la calle para abrazarlo.
Pero a las tres de la mañana eso estaba todavía muy lejos y los piqueteros se largaron a caminar a paso rápido, casi a las apuradas. Había muchas caras jóvenes: chicos con camisetas de fútbol, chicas con bebés en brazos, brazos con tatuajes al por mayor, muchos pies con ojotas, y algunos micros en el fondo para los muy chiquitos o muy viejos.
Fue, desde el comienzo, una columna larga: para verla pasar entera hicieron falta más de diez minutos. La gente marchó con pancartas que reflejaban su origen diverso: una, con mano desprolija, decía por ejemplo Despedidos de Yaguané; otra Federación de Tierra Vivienda y Hábitat de La Matanza en letras de molde; otra Barrio Las Casitas; otra Libertad a Emilio Alí.
Se hizo un primer parate en la iglesia de San Cayetano, donde el padre Fernando Maletti, con un poco de cara de dormido, bendijo a los caminantes. Los piqueteros llegaron a la iglesia una hora antes de lo previsto, a las seis de la mañana, y dio la impresión de que Maletti debió levantarse y ponerse la sotana a las apuradas. Aún así, no ahorró una gota de agua para rociar a los presentes. Casi todos levantaron la mano para recibir la bendición.
Cuando el acto religioso terminó, afuera ya era completamente de día y un helicóptero sobrevolaba el cielo.
Los piqueteros entraron cuando amanecía en la Capital Federal, y atravesaron a partir del mediodía los barrios céntricos donde la gente pareció dividirse sin medias tintas: en Primera Junta, mientras la mitadde los negocios bajaba sus persianas metálicas las veredas se llenaron de vecinos que aplaudieron el paso de la marcha y recibieron de ella otro aplauso como respuesta. Y algo parecido se repitió en casi todos los barrios que siguieron. Al llegar al Congreso, hubo una lluvia de papelitos.
La movilización tuvo dos organizaciones convocantes principales –la CTA de De Gennaro y la Corriente Clasista y Combativa de Santillán–, a las que sumaron agrupaciones locales de desocupados, como la asociación Teresa Rodríguez e incluso algunos grupos de desocupados de Quilmes. La CTA y la CCC vienen trabajando juntas hace más de un año en el conflicto de La Matanza, donde el concejal Luis D’Elía (Frepaso) aparece como la cara más conocida de la CTA y Juan Carlos Alderete como principal dirigente de la CCC. Las dos organizaciones mantienen, desde hace diez días, un corte en la Ruta 4 y llegaron a la movilización de ayer con un petitorio común, surgido de una votación de los piqueteros en el corte:
Le piden al Ministerio de Trabajo que envíe otros 10 mil planes de empleo, ante el aumento de la desocupación.
Señalar que el gobierno nacional incumplió el convenio que firmó con ellos en noviembre pasado. El principal reclamo es la demora en enviar dos millones de dólares al distrito en herramientas y medicamentos.
Pero además, hicieron frente común para rechazar la posibilidad de que el Ministerio de Trabajo reempadrone los planes de empleo que envió a La Matanza. Hay una pelea de fondo por quién controla estos planes: la ministra del área, Patricia Bullrich, desliza que a los matanceros los están usando clientelísticamente. Los piqueteros le replican que precisamente eso es lo que Bullrich quiere hacer con el reempadronamiento: decidir ella quiénes recibirán los planes.

 

La desocupación, un estado permanente

Juan Ramón.
Despedido de Yaguané
Rebeldes: Afuera

“El Frigorífico Yaguané me despidió hace dos años y hay otros 200 compañeros en la misma situación. En mi caso, me dejaron afuera aunque había sufrido un accidente de trabajo. Yo estaba trabajando como cortador y me lastimé una pierna cuando se me cayó media res encima. Nunca me pagaron por el despido. Siempre pensé que en parte a nosotros nos echaron por pelear por mejores condiciones de trabajo, se sacan de encima a los que molestan. En casa somos cuatro bocas para mantener: mi señora, dos chicos y yo”.

Francisco.
Barrio María Elena
Búsqueda sin fin

“Estoy desocupado desde hace un año y medio. Mi último trabajo fue en una empresa de limpieza, en la Capital Federal, pero ahora ya no consigo nada por más que busque y busque. Estoy viviendo con mi mamá y mis dos hermanos (mi papá murió hace dos años) y ninguno de nosotros tiene un trabajo estable. Así que tratamos de sobrevivir como se pueda: muchas veces pidiéndole a los parientes, por ejemplo. Yo estudié hasta sexto grado de la escuela primaria, pero mis hermanos por suerte siguieron en el colegio. En una situación así, un plan de empleo es mucha ayuda, pero lo que siéramos es trabajo.”

 

Las changas como muleta

María.
De Barrio Central
“El dinero se acabó”

“En mi barrio el 70 por ciento de la gente está sin trabajo. Todavía es un lugar con casas lindas, pero sin trabajo el dinero se acabó. Yo, por ejemplo, no tengo empleo desde hace más de un año. Antes cosía en mi casa, haciendo pantalones y camperas para una fábrica que hoy está cerrada. Mi marido, que era mecánico en un frigorífico, también está sin trabajo ya hace seis años. Nos arreglamos como podemos: él a veces consigue alguna changa como mecánico y yo vendo cosméticos. Desde el corte de ruta de noviembre pasado estamos recibiendo un poco más de alimentos; los recibimos una vez por mes.”

María Teresa.
De El Mojón, González Catán
15 centavos por prenda

“Vivo en una zona que es tierra de nadie, donde no tenemos asfalto y las escuelas están en un estado deprimente. Es un tema grave, porque cada vez hay más mujeres solas con sus chicos y sin trabajo. Mi impresión es que del año pasado a éste estamos peor. Yo a veces consigo trabajo para coser camisas en mi casa, me dan la tela cortada y tengo que armar los puños, por ejemplo. Pero tengo una sola máquina y para hacer una camisa entera se necesitan varias distintas. Además trato con intermediarios y me terminan pagando muy poco: unos 15 centavos por cada prenda. Tengo tres hijos y 46 años y a esta altura me parece difícil conseguir un trabajo estable. La situación de mi esposo es peor porque ya tiene sesenta.”

 

“Tenemos que hacer de cada barrio un piquete”

Tras el fracaso de la negociación, los piqueteros continuarán los cortes de ruta. Anunciaron un paro general para abril.

El titular de la CTA, De Gennaro, y el dirigente de la Corriente Clasista, “El Perro” Santillán.

Los desocupados de La Matanza decidieron mantener los piquetes que desde hace más de una semana establecieron en ese partido del conurbano. “Hay que hacer de cada barrio un piquete, de cada barrio una barricada, hay que juntar las organizaciones”, sostuvo ayer a la tarde el dirigente Luis D’Elía en la puerta misma del Ministerio de Trabajo, después de que fracasaran las negociaciones con funcionarios de esa cartera en busca de una respuesta satisfactoria a sus demandas. Los piqueteros –que anunciaron también un paro general para el 4 y 5 de abril con el respaldo de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA)– habían marchado horas antes hasta ese lugar en medio de una polémica entre representantes de los gobiernos nacional y bonaerense en torno de la responsabilidad por la delicada situación social en La Matanza.
Los desocupados de La Matanza se entrevistaron con el secretario de Trabajo, Anselmo Riva, y el subsecretario de Empleo, Roberto Abalos, después de marchar hasta esa cartera desde los piquetes que establecieron el 12 de febrero pasado. “Funcionarios de segunda”, los calificaron los piqueteros una vez que fracasaron las negociaciones.
El reclamo central de los desempleados consiste en la entrega de diez mil planes Trabajar más y el cumplimiento total del compromiso firmado con las autoridades nacionales en el corte de ruta de noviembre del año pasado. Lo que piden en ese punto es que se envíen a La Matanza los dos millones de pesos convenidos en herramientas y medicamentos, así como construcción de 30 aulas, la pavimentación de 80 cuadras y el ensachamiento de un tramo de la Ruta 3, obras todas que permitirían generar puestos de trabajo para los desocupados.
Detrás de esas demandas existe una pelea de fondo con Trabajo: la ministra Patricia Bullrich quiere reempadronar a los beneficiarios de los planes Trabajar con el argumento de que así se podrá evitar su utilización política, una medida que los piqueteros sólo aceptarían en el caso de que en la elaboración del nuevo registro participe el Comité de Emergencia de La Matanza, que preside el intendente Alberto Ballestrini y del cual participan los mismos desempleados y representantes de todos los partidos del distrito.
“Este Gobierno no aceptó ninguna de las propuestas que le hicimos y vamos a volver las próximas semanas”, adelantó D’Elía a los desocupados desde una improvisada tribuna frente a la cartera laboral. Fue después de ese anuncio que los piqueteros aprobaron la moción de mantener los cortes de ruta y anunciaron entonces el paro general para abril.
Los piqueteros no instalaron una carpa frente a Trabajo –como se llegó a especular– aunque les hubiera resultado difícil hacerlo porque las autoridades advirtieron que no lo permitirían. “Hay prohibiciones. La ley tiene que cumplirse, sean manifestantes de sectores de derecha, izquierda o gremialistas”, aclaró el jefe de gobierno porteño, Aníbal Ibarra.
El vocero presidencial Ricardo Ostuni también recordó la prohibición, pero además arremetió contra los desocupados: calificó la marcha como “una maniobra extorsiva” para “evitar el reempadronamiento” de los beneficiarios de planes de empleo. Ostuni aseguró que quienes se oponen a esa medida son “quienes manipulaban los planes Trabajar”.
La marcha de los desocupados también dio pie a la ya clásica pelea entre Carlos Ruckauf y Graciela Fernández Meijide. “Todo lo que la provincia había comprometido, lo cumplió”, dijo el gobernador, aunque el que se refirió directamente a la ministra fue su vice, quien también cargó contra la titular de Trabajo: “Vemos una actitud altanera y soberbia de las ministras de Trabajo y Desarrollo Social”, sostuvo Felipe Solá.
Frente a las críticas, Fernández Meijide aseguró que el Gobierno “cumplió” los compromisos contraídos y afirmó que dirigentes que agrupan a los manifestantes cobran “porcentajes” para distribuir los planes Trabajar que entrega el Poder Ejecutivo. La ministra destacó que hay “8400 planes Trabajar puestos en La Matanza, cuando el total del país son 110 mil. Es decir que ha sido particularmente atendido ese distrito”.

 

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