Alberto José Ruiz, un empleado del correo de 48 años, regresaba
a su casa de la calle 363, en la localidad bonaerense de Ranelagh. Cuando
estaba estacionando su Fiat Duna azul, tres chicos dos de 16 años
y uno de 14 lo amenazaron con sus revólveres. Desesperado,
el hombre gritó desde la vereda, para que su esposa pusiera a sus
hijos a salvo. Fue la última vez que lo vieron con vida: un par
de horas después, miembros de la comisaría 3ª de Berazategui
encontraron, a la vera del Camino General Belgrano, el Fiat Duna chocado
y volcado. Dentro del baúl, que se abrió por el impacto,
encontraron muerto a Ruiz. No lo habían matado los ladrones que
se lo habían llevado de rehén, sino las heridas gravísimas
que recibió durante el accidente.
El intento de asalto se produjo poco después de la medianoche del
martes, en el momento en que Ruiz entraba el auto al garage de su casa,
en la calle 363 número 311. Fue entonces cuando los chicos se le
acercaron y lo apuntaron con sus armas: querían entrar a la vivienda.
Ruiz gritó desde la vereda: su esposa Marina y sus dos hijos Jorge,
de 20 años, y Martín, de 14 se asomaron a la ventana.
La tercera hija del matrimonio estaba de visita en la casa de su abuela.
Del susto, Marina bajó las persianas. Minutos después escucharon
el auto que arrancaba: los ladrones habían decidido escapar, llevándose
al hombre con ellos. Lo pusieron al volante y desaparecieron.
Jorge salió corriendo de su casa hacia la comisaría. En
el camino se cruzó con uno de los móviles de una empresa
de seguridad privada, que habitualmente patrulla el barrio. Los custodios
llevaron al joven hasta la dependencia policial, en la esquina de 311
y 364. Desde allí, el oficial de servicio alertó a las comisarías
vecinas, para que estuvieran atentas a la aparición del Fiat azul,
con patente BYF104.
Media hora después llegó a la comisaría el tío
de Jorge, José, para realizar la denuncia. Mientras hacía
el trámite, un oficial llamó desde la comisaría 3ª
de Berazategui: en el cruce del Camino General Belgrano con la calle 703,
en la localidad de Juan María Gutiérrez, unas personas habían
visto el Fiat volcado en la banquina. Los peritos determinaron que, a
raíz de una maniobra errónea, el conductor había
perdido el control del vehículo y había derrapado casi 80
metros. Tras dar varios tumbos, el auto chocó contra una columna
de alumbrado, y quedó con las ruedas para arriba. Alberto murió
dentro del baúl, a causa de un grave traumatismo de cráneo
y de un corte muy profundo en la ingle. Su cuerpo fue descubierto porque
el baúl se había abierto con los golpes. Los investigadores
aún no saben en qué momento Ruiz fue obligado a meterse
en el baúl, mientras uno de los ladrones tomaba el volante.
El titular de la comisaría 3ª, comisario Jesús Celis,
ordenó que se realizara un rastrillaje en Gutiérrez y localidades
vecinas, para dar con los asaltantes. A dos de ellos los encontramos
a eso de las seis de la mañana, indicó Celis a Página/12.
Los detuvimos en la calle 421 de Gutiérrez; los reconocimos
por algunos datos que teníamos de ellos y porque uno tenía
un corte bastante profundo en una ceja, agregó. El tercer
delincuente fue arrestado también durante la mañana de ayer,
pero en Ranelagh: Apenas determinamos de quién se trataba,
lo fuimos a buscar a su casa. Hablamos con su padre, que nos dijo que
se había quedado a dormir en lo de la abuela; así que fuimos
hasta allá y lo arrestamos, explicó a este diario
el comisario Nicolás Petti, responsable de la comisaría
2ª. Los tres chicos quedaron a disposición del juez de menores
Juan Carlos Cairo, y permanecen detenidos en la Comisaría del Menor
de la DDI de Quilmes. Aún no se sabe si los jóvenes tienen
antecedentes penales.
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