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30 MUERTOS EN COMBATES AL NOROESTE DE COLOMBIA
La hora de los paramilitares

Bajo la presión de nuevos ataques de las FARC, un nuevo actor está ganando peso político-militar en Colombia: los paramilitares de derecha, trenzados desde el lunes en combates que dejaron 30 muertos.

Un oficial de Policía Militar monta guardia frente a un banco dañado por las explosiones.

Lo sucedido ayer en Colombia no parecía distinguirse mucho de la rutina cotidiana de su guerra civil. Pero si lo tomaba en conjunto, podría encerrar las claves del curso futuro de esa guerra. Todo comenzó con un ataque contra una academia militar en Bogotá con garrafas de gas llenas de explosivos, que dejaron 20 heridos y grandes destrozos. Las autoridades militares culparon a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), quienes habrían renegado así de su promesa de suspender el uso de ese tipo de armas. Los habitantes de clase media cerca del cuartel culparon amargamente al presidente Andrés Pastrana y al mando de las FARC, y dijeron que la comunidad debía unirse para mantener fuera a la guerrilla. Esto ilustraba los factores detrás de la creciente simpatía hacia las ya formadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que en esos mismos momentos combatían contra las FARC en el noroeste, en una batalla que dejó al menos 30 muertos. Reflejando el creciente peso de los paramilitares, ayer el Departamento de Estado norteamericano consideró que el gobierno debería incluirlos en el proceso de paz.
Esta última movida de Washington coincidía con renovados intentos de “regionalizar” el Plan Colombia antidrogas. Ayer una comisión de senadores norteamericanos (los republicanos John McCain, Fred Thompson y Chuck Hagel y el demócrata Christopher Dodd) visitó la capital ecuatoriana de Quito para impulsar el llamado Plan América. Que hayan elegido Ecuador como primer destino no era casual. Ese país se enfrenta a un derrame real de la guerra colombiana, con combates en la frontera que ya causaron más de 20 muertos y casi medio millar de desplazados. Además, el gobierno de Gustavo Noboa accedió a renovarle a Washington la concesión de la base aérea de Manta para los vuelos antidrogas de la DEA. Durante la conferencia de prensa, Dodd aseguró a sus oyentes ecuatorianos que “el narcotráfico es un problema trasnacional”, en tanto que McCain enfatizaba que “buscamos una cooperación más fuerte” en América del Sur contra el narcotráfico. El Plan América habría sido uno de los principales temas de la cumbre el viernes entre George W. Bush y el presidente mexicano Vicente Fox.
Esta ampliación del Plan Colombia era previsible y en realidad ya estaba en marcha desde la administración Clinton. La verdadera novedad en la política de Washington hacia la guerra colombiana se puede ver en su actitud hacia el factor paramilitar dentro de ella. Ayer El Nuevo Herald de Miami publicó una larga entrevista con el subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, Peter Romero, quien afirmó sin rodeos que “tarde o temprano (el presidente colombiano) Pastrana tendrá que hablar con los paramilitares: no veo otra forma de que el proceso de paz tenga éxito si no”. Esa es una reivindicación que hacen los mismos paramilitares, pero hasta ahora Pastrana rechazó negociar con lo que denominaba no eran más que “criminales comunes”. Interrogado sobre esta objeción, Romero consideró que “las FARC también son narcotraficantes y criminales, pero hay que negociar con ellos porque tienen las armas”. Esta posición, que complica mucho a Pastrana, refleja y potencia una tendencia que ya se está dando en Colombia: el desgaste de las FARC en la opinión pública y el alza proporcional de la simpatía hacia los paramilitares.
Un ejemplo concreto de por qué esto está sucediendo pudo verse ayer con el ataque a la Academia Militar de Cadetes José María Córdoba, que se encuentra en un suburbio residencial al norte de Bogotá. Dos camiones dispararon seis garrafas llenas de explosivos y metralla contra el perímetro de la academia. Como pueden atestiguar cientos de edificios destruidos en estos ataques en los últimos años, los proyectiles son muy imprecisos y los de ayer no fueron una excepción. Solamente un muro de la institución militar fue alcanzada y los daños se limitaron primordialmente a las residencias vecinas. Eso se reflejó en la cifra de víctimas: 20 heridos civiles, ningún militar.
Y esta frustración de la población urbana de clase media con la revolución que le llevan las guerrillas rurales está encontrando salida en los grupos paramilitares. Los combates ayer del noroeste, por ejemplo, se efectuaron en una zona (El Nudo del Paramillo) que había sido un bastión de las FARC hasta que en 1998 fueron prácticamente expulsados por las AUC de Carlos Castaño, quien ahora tiene allí su cuartel general. Esta efectividad, a pesar de que se consigue a costa de masacres indiscriminadas de la población civil, es el motivo por el cual cada vez más colombianos parecen ver en las AUC un ejército para tiempos difíciles.

 

Claves

Desde el lunes, los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia están trenzados en feroces combates con las FARC en el noroeste del país. La batalla ha dejado al menos 30 muertos.
Anteayer, las FARC atacaron una academia militar con garrafas de gas, en incumplimiento del último acuerdo con el presidente Andrés Pastrana. Los mayores daños se registraron en viviendas de civiles, contribuyendo a alzar la simpatía de sectores de la clase media por los paramilitares de derecha.
Ayer se publicaron declaraciones en las que Peter Romero, subsecretario de Estado norteamericano para Asuntos Hemisféricos, urge a Pastrana a abrir el diálogo con los paramilitares.
El contexto de todas estas movidas está dado por los esfuerzos norteamericanos de sumar aliados regionales a su controvertido “Plan Colombia”.

 

EL ESCANDALO RICH REFUERZA LA POSICION DE BUSH
Clinton nunca termina de irse

Por Javier Valenzuela *
Desde Washington

Bill Clinton abusó de su poder y deshonró la Casa Blanca al indultar en los últimos momentos de su mandato al multimillonario fugitivo Marc Rich, según su correligionario demócrata Jimmy Carter. Al ex presidente no le cabe ninguna duda de que Rich, a través de donativos a las arcas electorales del Partido Demócrata y la biblioteca que está construyendo Clinton, compró el controvertido perdón. Esa es la sospecha generalizada que ha provocado la apertura de tres investigaciones sobre el nuevo escándalo protagonizado por el político de Arkansas: dos en el Congreso de EE.UU. y otra a cargo de la fiscalía de Nueva York.
Desde el actual presidente republicano George W. Bush a la senadora demócrata californiana Dianne Feinstein, pasando por los editorialistas de The New York Times, las críticas a Clinton por el indulto a Rich llueven a raudales. Pero la de Carter es particularmente severa, tanto por el gran prestigio ético del ex presidente demócrata como por la dureza de su tono. “Creo que Clinton cometió uno de sus errores más graves en los perdones que concedió en sus últimas horas en el cargo –dijo Carter en una conferencia en la Universidad del estado de Georgia–. Algunos de ellos –añadió– son claramente cuestionables, incluidos los 40 que no habían sido recomendados por el Departamento de Justicia.”
Carter fue al grano y aludió directamente al indulto concedido a Rich: “No creo que haya la menor duda de que uno de los factores de ese perdón fueron los regalos generosos. En mi opinión, eso es vergonzoso”.
Carter recordó que él no indultó a nadie en las últimas semanas de su mandato, precisamente para evitar este tipo de polémicas. Y añadió que en los perdones que concedió en los tres primeros años de su presidencia siempre tuvo en cuenta la opinión del Departamento de Justicia. “Yo nunca indulté a nadie que no hubiera recibido una luz verde de Justicia, como fruto de una larga investigación”, dijo. En el caso de Rich, Clinton se saltó ese procedimiento y sólo informó a Justicia en la madrugada del día 20, horas antes de firmar el indulto y cederle la Casa Blanca a Bush.
Rich, a través de su ex esposa Denise, dio al Partido Demócrata más de 1 millón de dólares, otros 450.000 dólares a la biblioteca de Clinton y regalos personales al presidente. Las supuestas explicaciones al perdón de Rich dadas por Clinton en un artículo en The New York Times sólo han servido para acentuar las críticas al ex presidente, según señala ese mismo diario. Clinton citó motivos “legales e internacionales” para el indulto, pero su propio jefe de Gabinete en la Casa Blanca, John Podesta, informó en NBC que él y los abogados presidenciales, Beth Nolan y Bruce Lindsey, se opusieron a esa medida hasta el último minuto.
El “caso Rich” es música para los oídos de Bush, que ha superado el primer mes de su presidencia sin grandes polémicas y con el beneplácito de los medios de comunicación y el Congreso. En cambio, ha abierto un grave vacío de liderazgo en el Partido Demócrata.

* De El País de Madrid, especial para Página/12.

 

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