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Caen las ventas de autos por promesas de rebajas

La movida de los tres gobernadores justicialistas en favor de las automotrices no hizo más que encrispar los nervios de los empresarios del sector. Por las expectativas de rebajas de impuestos, las ventas cayeron un 46 por ciento en los primeros diez días del mes.
La industria automotriz añora el Plan Canje, después de cuyo vencimiento se desplomaron las ventas. “Se podría haber instrumentado uno nuevo bien hecho, sin costo fiscal, como existe en España.”

Por Raúl Dellatorre

La advertencia formulada por las automotrices no carecía de fundamento. Las ventas de automóviles al mercado interno en los primeros diez días de febrero cayeron un 46 por ciento con respecto al año pasado, retracción que las terminales atribuyen al ruido generado por los gobernadores de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba en torno a una eventual rebaja de impuestos. La industria no está conforme con la gestión encarada por los mandatarios justicialistas, que en lugar de acercar posiciones con el gobierno nacional se encamina a un enfrentamiento. “Es una postura más política que económica”, señaló, con disgusto, uno de los principales directivos del sector.
Carlos Ruckauf, Carlos Reutemann y José Manuel de la Sota concretaron esta semana un acuerdo para impulsar la rebaja en los impuestos que abona el sector automotor en sus distintas etapas, con el objetivo explicitado de bajar los precios finales y reactivar las ventas. Pero las manifestaciones públicas sobre esa pretensión fueron adelantadas ya hace algunas semanas, mientras que la concreción de la baja de impuestos se demora. Este factor, sostienen en la industria, aplastó las ventas desde fines de enero, tendencia que se acentuó con el comienzo de febrero. Contrariamente a lo que los gobernadores justicialistas consideraban como un hecho, su movida no goza del apoyo unánime del sector industrial.
Según denuncian las automotrices, la retracción de las ventas de rodados está más ligada a las políticas para el sector que a las condiciones de la recesión económica. De hecho, señalan, la caída se hizo notoria a partir del fin del Plan Canje, del cual por otra parte el Gobierno aún le adeuda a las terminales 270 millones de pesos por el canje de certificados no cancelados.
“Podría haberse instrumentado un nuevo Plan Canje bien hecho, el cual no tiene por qué tener un costo fiscal”, señaló el presidente de PSA Peugeot Citroën, Luis Ureta Sáenz Peña, en diálogo con la prensa. “Hoy (por ayer) estuve con (el canciller, Adalberto) Rodríguez Giavarini y le sugerí que le pregunte a Josep Piqué (ex ministro de Industria y hoy canciller de España) por qué en España el fisco gana plata con el plan canje”, contó el empresario, ex presidente de Adefa. De inmediato, explicó que una de las claves que revierte la balanza es que, mientras en España la empresa desguazadora paga al Estado por la chatarra que compra, “acá era al revés”, ya que recibía un subsidio.
El actual secretario de Industria, Javier Tizado, proviene justamente del grupo Techint, al que pertenece Scrap Service, la empresa a la que se le adjudicó el desguace. Y aquélla no fue la única alusión de Ureta al papel de Tizado frente a la crisis de ventas. “Hay una parálisis en la Secretaría de Industria, faltan propuestas y tampoco trabaja en las que le acercamos”, refirió el directivo de la firma francesa. “Si el precio final está compuesto en un 50 por ciento por costo de producción y comercialización, y 50 por impuestos, nosotros sólo podemos trabajar sobre una parte; el resto le corresponde al Gobierno”, manifestó.
La desconexión entre los industriales automotores y el Palacio de Hacienda se hizo evidente en un hecho que se repite en otros muchos sectores: han elegido como interlocutor en el Gobierno al jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, a quien visitan con más asiduidad que al propio José Luis Machinea. De todos modos, hasta el momento, tampoco han obtenido resultados por esa vía.
De acuerdo con las cifras del sector, incluso las exportaciones están afectadas por la incidencia impositiva. Los tributos nacionales son reintegrados con una demora de cuatro a cinco meses, según apuntó Ureta. “Pero por Ingresos Brutos (impuesto provincial), por cada vehículo exportado son 600 a 700 dólares que se pagan y no se recuperan”, señaló, en referencia al gravamen que pagan las ventas intermedias en las etapas de producción. Ese es uno de los puntos en que los industriales sientan lacrítica también a los gobiernos provinciales en donde están radicadas las terminales y las autopartistas.

 


 

LA FALTA DE DEMANDA INTERNA PROLONGA LA RECESION
La industria, sin blindaje

Los sectores industriales con mayor dependencia de la demanda interna no pudieron revertir en enero la tendencia negativa. El blindaje financiero resultó insuficiente para cambiar las expectativas, según se desprende de los datos del Estimador Mensual Industrial (EMI) presentados ayer por el Ministerio de Economía. El indicador arrojó un resultado negativo de 4,2% respecto de enero de 2000, en tanto que cayó 6,4% en relación con diciembre último, en ambos casos, en la versión que despeja los factores estacionales.
El derrumbe del EMI es una mala noticia para Machinea, quien ya la conocía desde la semana pasada, cuando declaró que es apresurado sacar conclusiones por el comportamiento de un solo mes y que debe esperarse por lo menos hasta abril para arriesgar una estimación sobre cómo será el año. Lo cierto es que la industria viene cayendo en picada desde hace más de dos años y que la primera medición de su desempeño luego de acordado el blindaje financiero –muy publicitado por el Gobierno como herramienta reactivadora– volvió a resultar desalentadora.
En la actividad fabril quedaron claramente definidos dos grupos que transitan por carriles distintos. Por un lado, están los sectores más tecnificados que consiguen colocar sus productos en el exterior. Ellos encabezan los ranking de crecimiento. Por ejemplo, en enero volvieron a subir las producciones de aluminio, acero crudo, petróleo procesado y manufacturas de plástico. En cambio, los rubros cuyo comportamiento depende en mayor medida del mercado interno siguen en baja. Entre ellos se encuentran materiales para la construcción, papel y cartón, metalmecánica, lácteos, textiles, cemento y fibras sintéticas y artificiales.
Una mención aparte merece la industria automotriz. En enero experimentó una estrepitosa caída del 37,4 por ciento respecto de igual mes de 2000. Ello estuvo motivado, en gran medida, por la caída igual de contundente que se produjo en las ventas de vehículos al mercado interno. Al respecto, Machinea desafió ayer a Carlos Ruckauf y José Manuel de la Sota a que se animen finalmente a bajar impuestos a las terminales, como vienen proponiendo, aunque si hay una contrapartida del Gobierno.

 

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