Por Raúl Dellatorre
La advertencia formulada por
las automotrices no carecía de fundamento. Las ventas de automóviles
al mercado interno en los primeros diez días de febrero cayeron
un 46 por ciento con respecto al año pasado, retracción
que las terminales atribuyen al ruido generado por los gobernadores de
Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba en torno a una eventual rebaja
de impuestos. La industria no está conforme con la gestión
encarada por los mandatarios justicialistas, que en lugar de acercar posiciones
con el gobierno nacional se encamina a un enfrentamiento. Es una
postura más política que económica, señaló,
con disgusto, uno de los principales directivos del sector.
Carlos Ruckauf, Carlos Reutemann y José Manuel de la Sota concretaron
esta semana un acuerdo para impulsar la rebaja en los impuestos que abona
el sector automotor en sus distintas etapas, con el objetivo explicitado
de bajar los precios finales y reactivar las ventas. Pero las manifestaciones
públicas sobre esa pretensión fueron adelantadas ya hace
algunas semanas, mientras que la concreción de la baja de impuestos
se demora. Este factor, sostienen en la industria, aplastó las
ventas desde fines de enero, tendencia que se acentuó con el comienzo
de febrero. Contrariamente a lo que los gobernadores justicialistas consideraban
como un hecho, su movida no goza del apoyo unánime del sector industrial.
Según denuncian las automotrices, la retracción de las ventas
de rodados está más ligada a las políticas para el
sector que a las condiciones de la recesión económica. De
hecho, señalan, la caída se hizo notoria a partir del fin
del Plan Canje, del cual por otra parte el Gobierno aún le adeuda
a las terminales 270 millones de pesos por el canje de certificados no
cancelados.
Podría haberse instrumentado un nuevo Plan Canje bien hecho,
el cual no tiene por qué tener un costo fiscal, señaló
el presidente de PSA Peugeot Citroën, Luis Ureta Sáenz Peña,
en diálogo con la prensa. Hoy (por ayer) estuve con (el canciller,
Adalberto) Rodríguez Giavarini y le sugerí que le pregunte
a Josep Piqué (ex ministro de Industria y hoy canciller de España)
por qué en España el fisco gana plata con el plan canje,
contó el empresario, ex presidente de Adefa. De inmediato, explicó
que una de las claves que revierte la balanza es que, mientras en España
la empresa desguazadora paga al Estado por la chatarra que compra, acá
era al revés, ya que recibía un subsidio.
El actual secretario de Industria, Javier Tizado, proviene justamente
del grupo Techint, al que pertenece Scrap Service, la empresa a la que
se le adjudicó el desguace. Y aquélla no fue la única
alusión de Ureta al papel de Tizado frente a la crisis de ventas.
Hay una parálisis en la Secretaría de Industria, faltan
propuestas y tampoco trabaja en las que le acercamos, refirió
el directivo de la firma francesa. Si el precio final está
compuesto en un 50 por ciento por costo de producción y comercialización,
y 50 por impuestos, nosotros sólo podemos trabajar sobre una parte;
el resto le corresponde al Gobierno, manifestó.
La desconexión entre los industriales automotores y el Palacio
de Hacienda se hizo evidente en un hecho que se repite en otros muchos
sectores: han elegido como interlocutor en el Gobierno al jefe de Gabinete,
Chrystian Colombo, a quien visitan con más asiduidad que al propio
José Luis Machinea. De todos modos, hasta el momento, tampoco han
obtenido resultados por esa vía.
De acuerdo con las cifras del sector, incluso las exportaciones están
afectadas por la incidencia impositiva. Los tributos nacionales son reintegrados
con una demora de cuatro a cinco meses, según apuntó Ureta.
Pero por Ingresos Brutos (impuesto provincial), por cada vehículo
exportado son 600 a 700 dólares que se pagan y no se recuperan,
señaló, en referencia al gravamen que pagan las ventas intermedias
en las etapas de producción. Ese es uno de los puntos en que los
industriales sientan lacrítica también a los gobiernos provinciales
en donde están radicadas las terminales y las autopartistas.
LA
FALTA DE DEMANDA INTERNA PROLONGA LA RECESION
La industria, sin blindaje
Los sectores industriales con
mayor dependencia de la demanda interna no pudieron revertir en enero
la tendencia negativa. El blindaje financiero resultó insuficiente
para cambiar las expectativas, según se desprende de los datos
del Estimador Mensual Industrial (EMI) presentados ayer por el Ministerio
de Economía. El indicador arrojó un resultado negativo de
4,2% respecto de enero de 2000, en tanto que cayó 6,4% en relación
con diciembre último, en ambos casos, en la versión que
despeja los factores estacionales.
El derrumbe del EMI es una mala noticia para Machinea, quien ya la conocía
desde la semana pasada, cuando declaró que es apresurado sacar
conclusiones por el comportamiento de un solo mes y que debe esperarse
por lo menos hasta abril para arriesgar una estimación sobre cómo
será el año. Lo cierto es que la industria viene cayendo
en picada desde hace más de dos años y que la primera medición
de su desempeño luego de acordado el blindaje financiero muy
publicitado por el Gobierno como herramienta reactivadora volvió
a resultar desalentadora.
En la actividad fabril quedaron claramente definidos dos grupos que transitan
por carriles distintos. Por un lado, están los sectores más
tecnificados que consiguen colocar sus productos en el exterior. Ellos
encabezan los ranking de crecimiento. Por ejemplo, en enero volvieron
a subir las producciones de aluminio, acero crudo, petróleo procesado
y manufacturas de plástico. En cambio, los rubros cuyo comportamiento
depende en mayor medida del mercado interno siguen en baja. Entre ellos
se encuentran materiales para la construcción, papel y cartón,
metalmecánica, lácteos, textiles, cemento y fibras sintéticas
y artificiales.
Una mención aparte merece la industria automotriz. En enero experimentó
una estrepitosa caída del 37,4 por ciento respecto de igual mes
de 2000. Ello estuvo motivado, en gran medida, por la caída igual
de contundente que se produjo en las ventas de vehículos al mercado
interno. Al respecto, Machinea desafió ayer a Carlos Ruckauf y
José Manuel de la Sota a que se animen finalmente a bajar impuestos
a las terminales, como vienen proponiendo, aunque si hay una contrapartida
del Gobierno.
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