Por Cristian Alarcón y Raúl
Kollman
Las empresas que usaron el talento
de Mariano Perel para evadir multimillonarias cifras de impuestos y para
triangular capitales con bancos offshore están ya registradas en
una carpeta que la semana entrante llegará a las manos del fiscal
general de la Nación, de la Comisión Bicameral del Congreso
y del Ministerio del Interior. Ayer se lo adelantó a Página/12
el procurador general de la Suprema Corte Bonaerense, Eduardo de la Cruz,
tras confirmar el resultado de las pericias que avalan la hipótesis
de un doble homicidio. El anuncio sobre las empresas que delinquen
indica que, más allá de que en Cariló haya actuado
un asesino profesional o Perel haya participado de la trama fue
él quien escribió el mensaje final, sin dudas lo central
del caso es el camino de los números: las vinculaciones del financista
con las mesas de dinero ilegal, el lavado y las extorsiones a sus clientes.
Esta semana en Dolores se insistió una y otra vez sobre el calibre
de la información que saldría de las pericias contables
e informáticas. Tal como adelantó Página/12 al segundo
día del crimen, Mariano Perel se dedicaba no sólo a trabajar
como ejecutivo de Antfactory sino a las operaciones financieras ilegales
y a la extorsión. Coincidiendo con la publicación del informe
sobre lavado de dinero realizado por el Senado norteamericano, la muerte
de los Perel cruzó las fronteras de lo policial hacia los negociados
secretos y las páginas de política. Ayer, con la confirmación
de las pericias cuyos resultados habían sido adelantados, se cerró
para los investigadores una etapa. La Asesoría pericial de la Corte
concluyó que había éter en los pulmones y en el cerebro
de la pareja, y que los disparos salieron de la pistola Walther 7,65,
propiedad de Perel, pero no dejaron rastros en las manos del empresario.
Ahora estamos verificando datos, pero cerca de dar una gran información
respecto de las actividades ilícitas de Perel para los que usaban
sus servicios, anunció ayer De la Cruz. Los investigadores
han descubierto mecanismos increíbles de evasión,
operaciones muy sofisticadas, empresas que tienen una doble contabilidad,
movimientos con la DGI que esperan que sean investigados por jueces
en lo penal económico. Ayer, De la Cruz llegó a decir: Lamentablemente
no puedo intervenir en delitos económicos porque el lunes estaría
allanando varias empresas.
¿Usted cree que habrá empresas procesadas?
Nosotros sabemos además que esta gente va a sponsorear, como
ya está acostumbrada a hacerlo, para que se traben las investigaciones.
Es mucha la información que hay, si no progresan, la vamos a dar
a publicidad. Contamos con el apoyo de los nueve miembros de la Suprema
Corte bonaerense. No pueden ignorar esto.
Ayer, fuentes de la investigación dijeron que buscan indicios sobre
las extorsiones a las que estaba acostumbrado el empresario
con sus clientes de dinero mal habido. Este diario ya adelantó
una nota hallada en el disco rígido externo que Perel le prestó
a Julio Hardy, ejecutivo de Antfactory. En ella le exige 800 mil dólares
a un banco para el que trabajaba, a cambio de no divulgar las operaciones
millonarias de triangulación de capitales con un banco offshore.
Página/12 también divulgó en exclusiva los problemas
económicos que atravesaba Perel, reflejados en la mesa de dinero
sucio que había armado con capitales de un grupo de conocidos.
¿Quiénes son sus acreedores? ¿Cómo están
intentando recuperar los fondos que Perel se gastó en los últimos
tiempos hasta no poder ni pagarles los intereses? Un estrecho colaborador
de Perel le dijo a este diario que algunos funcionarios le
habían confiado sus fondos.
Si bien la lista de empresas aparecidas en las más de veinte cajas
de documentación secuestrada de las oficinas de Perel y la que
se halló en una segunda notebook que utilizaba el empresario es
larga, son cuatro las que ya se relacionan con la causa: * Citibank. El
empresario tenía relaciones aceitadas con los directivos de ese
banco en Nueva York. Uno de los ejecutivos de Antfactory declaró
que fueron jerarcas de esa entidad quienes lo recomendaron para su puesto.
Aunque los pesquisas lo consideran una clave o un intento de distracción
de los asesinos, el mensaje escrito por Perel decía: Soy
un gringo colaborador del Citibank.
* El Citigroup. Es dueño de la mitad del capital con el que se
creó la promotora de negocios en Internet Antfactory Latin America,
donde trabajaba Perel. El mensaje encontrado junto a los cuerpos continuaba:
Asesinado por no pagar el rescate de Antfactory del Citigroup.
* Banco Mercurio. Este diario publicó el primer día del
caso la historia de contrabando en la que la entidad estuvo imputada por
el juez Julio Cruciani. Como directivo, Perel estuvo acusado de ser quien
realizaba las transferencias hacia paraísos fiscales de dinero
proveniente del contrabando.
* Banco del Buen Ayre. En su paso por la entidad, Perel también
soportó acusaciones sobre movimientos de dinero ilegal.
* Antfactory. Ya declararon sus directivos. Aseguran que poco conocían
de las actividades de Perel porque era muy reservado. Aportaron
el disco rígido externo en el que aparece la carta extorsiva. Ayer
le entregaron a la fiscal un sobre cerrado en el que figuran los nombres
de una serie de
empresas con las que Perel tenía negociaciones no sólo en
el país sino en el resto de Latinoamérica. En la fiscalía
admitieron que tienen la información, pero que los nombres serán
manejados con estricta reserva.
Mala labor de
la policía
Los mayores problemas (de la investigación) surgen
de la mala labor policial. No es en este caso, es en todos. No estan
entrenados para la escena del crimen. Hacen todo lo que no hay que
hacer. Eduardo de la Cruz arremetió así contra
la Bonaerense cuando este diario le preguntó por los primeros
pasos en el caso Perel. Uno de los mayores dislates de la causa
en la que se investiga la muerte del financista y su esposa fue
que no tienen ni siquiera heladeras para transportar las muestras
y eso hizo que las vísceras llegaran a los peritos muy cerca
de la putrefacción.
Para el jefe de los fiscales de la provincia, todo queda claro
con las estadísticas: el 90 por ciento de los casos resueltos
por la policía son delitos in fraganti. En su alegato
contra la incapacidad de la Bonaerense
De la Cruz hizo hincapié en que hay una despreocupación
por la Policía Científica. Incluso el actual ministro
(de Seguridad Ramón Verón) suspendió el curso
de los peritos y a los que salieron egresados de la anterior gestión
los mandaron a trabajar de policías desaprovechando el conocimiento
al que verdaderamente no le prestan atención. El procurador
opinó que a esta altura no podemos saber qué
pasó por ejemplo con esa huella econtrada en un vaso que
no fue secuestrado en su momento. No sabemos qué nos perdimos.
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DUDAS
SOBRE LAS CONCLUSIONES DE UNA PERICIA
Lo que el arma dice y lo que calla
Por R.K.
En la enumeración de
pruebas sobre el caso Perel, ayer los investigadores volvieron a poner
sobre el tapete un dato más que dudoso. En el caño
de la pistola se encontraron polímeros que corresponden al cargador
del arma. Según los expertos, el hecho de que esas sustancias plásticas
hayan llegado al caño del arma indica que quien disparó
pulsó accidentalmente una palanquita con la que se extrae el cargador,
lo que indica que alguien debió luego ponerlo en su lugar y esa
persona jamás pudo ser Perel, que ya estaba muerto, señaló
públicamente una fuente de la investigación.
Uno de los más conocidos peritos del país, ex integrante
de la Gendarmería, Eduardo Frigerio, resumió de esta manera
su opinión sobre la afirmación oficial: Esto es de
una incoherencia total. El cargador se desliza hacia abajo y por lo tanto
se aleja de la recámara que es donde se produce el estallido de
la carga propulsora. Por lo tanto, en esa circunstancia hay menos posibilidad
de que aparezcan restos de plástico, si es que el cargador es de
plástico. Una explicación posible, insisto si el cargador
es de plástico, es que el cartucho, cuando es arrastrado en la
corredera, lleve consigo partículas de plástico y ésas
después aparezcan cuando el cartucho pasa por el caño. En
este caso, el único posible; nadie sacó el cargador ni lo
puso. Es una especulación sin fundamento.
Otro perito de prestigio, pero que prefirió mantener su anonimato,
opinó igual que Frigerio, pero agregó: Los proyectiles
que se usaron se llaman safety glaser y suelen estar recubiertos por un
teflón azul. La lógica es que polímeros del teflón
queden en el caño. Esos proyectiles fueron pensados en una época
para contrarrestar secuestros en aviones: por eso dan en el blanco y hacen
como un estallido saliendo pequeñas partículas hacia todos
lados. La idea con la que fueron creados era matar, pero no atravesar
ninguna de las paredes de los aviones. Además, la Walther 7.65
es un arma que produce poco ruido, por lo que no me extraña que
sean pocos los que hayan escuchado los disparos y esos pocos seguramente
no quieren decirlo porque lo más probable es que no les guste meterse
en lo que creen es un crimen mafioso.
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