Por Mariana Carbajal
¿Si un violador tiene
la compulsión a repetir el delito es cuestionable que quede en
libertad una vez que cumple la condena? ¿Tiene posibilidad de rehabilitarse?
¿Qué medidas deberían tomarse con esta clase de delincuente
para proteger a la población? La polémica quedó abierta
a partir del homicidio de la pequeña Jennifer Falcón, en
Olavarría, al conocerse que su presunto asesino y violador tenía
antecedentes por haber cometido el mismo delito, al menos, en contra de
otras dos mujeres. A raíz del caso, ayer, el ministro de Justicia
bonaerense, Jorge Casanovas, consideró que los asesinos violadores
deben ser excluidos del beneficio del dos por uno. Su opinión
fue rechazada por el secretario nacional de Política Criminal,
Mariano Ciafardini, quien consideró que el Código
Penal dispone de recursos, como la reclusión por tiempo indeterminado,
para mantener en prisión a una persona mientras se considere que
puede ser peligrosa. Página/12 consultó sobre el tema
a otros cuatro especialistas. Tratamientos especiales de rehabilitación
en las cárceles, reclusión en neuropsiquiátricos,
seguimiento institucional una vez cumplida la condena y escraches
en el vecindario al que se mudará al salir de prisión fueron
algunas de las propuestas planteadas.
La ley del dos por uno protege el principio de inocencia
del preso sin condena firme. Ese principio es igual para todos, independientemente
de la gravedad del delito imputado, indicó Ciafardini a este
diario, al salir al cruce de la propuesta de Casanovas. En un caso
como el de Olavarría, donde pareciera que el principal imputado
sufre una grave alteración de la personalidad y pase lo que pase
reiteraría el delito, el problema no está relacionado con
el dos por uno: salga antes o después de prisión
será igual. Para este tipo de casos, el Código Penal tiene
recursos: prevé la reclusión por tiempo indeterminado que
permite al juez retener a una persona hasta recibir informes periciales,
psicológicos y psiquiátricos, favorables, señaló
el secretario de Política Criminal.
Mario Oscar Sayago, el único imputado por el crimen de Jennifer,
había cumplido una condena de 19 años en Neuquén
por violación y muerte de dos mujeres madre e hija.
La pena original era de 21 años y medio, pero se vio levemente
reducida por una serie de medidas y por la ley del dos por uno.
Además, Sayago puede haber sido el autor de otro crimen similar
violación y muerte de otra niña, un año
atrás, en Neuquén.
Tanto Ciafardini como la criminóloga Stella Maris Martínez
y la abogada Elsa Arias, presidenta de la Sociedad Argentina contra el
Maltrato Infantil, coincidieron en la necesidad de implementar tratamientos
especiales de rehabilitación en las cárceles para esta clase
de delincuentes. Hoy no existen, reconoció el funcionario
nacional. Después de un tratamiento especial, habría
que evaluar su patología antes de liberarlo. Si se concluye que
puede reincidir, la solución no es retenerlo en la misma cárcel,
sino internarlo en un neuropsiquiátrico. La cárcel es exclusivamente
para los que han cometido un delito, no para las personas que tienen posibilidad
de cometerlo, sostuvo Martínez, defensora oficial ante Tribunales
Orales en lo Criminal. No obstante, la abogada consideró que el
tema debe ser objeto de un profundo estudio. En algunos
países agregó, una vez cumplida la condena hay
un seguimiento, que no es agresivo, de un organismo similar al Patronato
de Liberados o integrado por técnicos del Estado y la sociedad
civil.
Arias, que fue defensora de menores casi treinta años, y la abogada
Carmen González, titular de la Comisión de la Mujer de la
Asociación de Abogados de Buenos Aires, se mostraron partidarias
de los escraches implementados en otros países, que
consisten en informar a través de carteles sobre la
liberación del violador al vecindario donde éste se mudará
al salir de prisión. Hay que avisar al barrio porque puede
ser una persona peligrosa, consideró Arias. No se puede
exponer a los chicos, acordó González. Esta medida
fue rechazada de plano por Ciafardini. No todos los violadores que
cumplen su condena reinciden. Si se aplica una medida de esta naturaleza,
se lo estaría castigando dos veces, se lo estigmatizaría
de tal forma que el vecindario lo presionaría a mudarse y sería
un itinerante. En el caso del imputado por el crimen de Olavarría
hubiera servido, pero en otros no, opinó el secretario de
Política Criminal. El funcionario también rechazó
la castración química del violador, una técnica que
se emplea en otros países para reducir el impulso sexual del delincuente.
La pena mutilante va contra cualquier tratado de derechos humanos
suscripto por nuestro país, aclaró.
Con muy buena
conducta
Mientras sigue desarrollándose la polémica instalada
en torno de la situación de Mario Oscar Sayago, acusado de
la violación y asesinato en Olavarría de Jennifer
Falcón, una nena de 7 años e hija de un policía,
trascendió que durante su reclusión en la Unidad Penitenciaria
6 de Neuquén fue considerado un preso de muy buena
conducta por el Superior Tribunal de Justicia de esa provincia.
Sayago había cumplido una condena de 19 años de los
21 que le correspondían por la violación y muerte
de dos mujeres y obtuvo el beneficio de la rebaja de condena por
recomendación del Tribunal mediante tres decretos de los
años 1991, 1993 y 1995 firmados por el entonces gobernador
de Chubut, Carlos Maestro y por el informe brindado por la
Dirección de Asistencia a Liberados y Excarcelados de Neuquén,
que dio cuenta de una adaptación favorable del
recluso. También en la propia Unidad Penitenciaria consideraron
que Sayago gozaba de muy buena conducta.
En lo referido a la muerte de Jennifer, trascendió que tres
testigos vieron a Sayago en el mismo lugar donde apareció
el cuerpo de la pequeña. Estos dichos lo comprometerían
seriamente, aunque el fiscal Francisco Tourné esperará
los resultados de un estudio de ADN y de las pericias ordenadas
a la ropa y los elementos encontrados en el lugar del crimen. Actualmente
Sayago está alojado en la cárcel de máxima
seguridad de Sierra Chica.
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Compulsión
a reiterar
Por M.C.
Si aumentan las penas contra los violadores no van a
disuadirlos de reincidir en el delito. En muchos casos hay compulsión
a reiterar el acto, indicó a Página/12 el médico
legista Mariano Castex, especializado en psiquiatría. Yo
me he preguntado muchas veces qué hay que hacer con este
tipo de delincuente. En principio, no creo que la cárcel
sea el lugar adecuado en el que deben estar. Son enfermos que deberían
permanecer internados en hospitales psiquiátricos,
opinó el profesor universitario. Sin embargo, Castex explicó
que no todos los violadores son anormales. Pueder
ser una persona absolutamente normal, que en circunstacias particulares
llega a cometer una violación, como en situaciones de guerra,
agregó. No obstante, precisó que en muchos casos sufren
perturbaciones profundas de la personalidad. No tienen libertad
sobre su cuerpo. No estoy seguro de que puedan rehabilitarse pero
no se le puede negar a nadie la posibilidad de intentarlo,
concluyó.
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