Por Diego Fischerman
Susana Kasakoff es una de las
pianistas más destacadas de Argentina. Su nombre aparece asociado,
casi de manera inevitable, a varios proyectos suicidas: el estreno del
Concierto para piano de Ligeti, junto a la Sinfónica Nacional o
los Estudios para piano de este mismo autor, tocar la Sonata Concord de
Charles Ives, montar un concierto exclusivamente sobre la base de estudios
esas obras en que la dificultad técnica aparece puesta en
escena y convertida en esencial. Animarse al repertorio más
difícil y a territorios a los que nadie se acerca parece ser su
especialidad. Pero no es la única. Porque Kasakoff también
toca jazz o puede darse el gusto de grabar un disco con piezas breves
de Gabriel Senanes, que hacen culto del despojo. La dificultad allí
es de otra naturaleza y pasa por la falta de artificios; por la capacidad
de la intérprete para sostener la tensión (y la atención)
en un universo donde la clave la da una sencillez exquisita.
No es una doble vida, explica la pianista que este año
tocará en el Colón los Estudios de Ligeti y, junto a la
Filarmónica de Buenos Aires conducida por Gerardo Gandini, Pájaros
Exóticos de Olivier Messiaen. Desde el punto de vista instrumental,
tocar músicas diversas no exige más que lo que es necesario,
también, para abordar distintos compositores del repertorio tradicional.
No se tocan de la misma manera Bach, Chopin o Mozart. Tampoco Ligeti,
Senanes o el jazz. Simplemente se trata de entrar en cada obra como en
un mundo estético con reglas propias y, también, dejarse
inundar por ella. Y cada cosa enriquece a la otra. Cada música
ensancha los horizontes de la otra.
¿Cuál es el papel que juega la improvisación?
Más allá del estilo particular del jazz, la posibilidad
que da ese género de improvisar es fundamental para entender algunas
cosas de Chopin, por ejemplo. Porque él improvisaba y yo creo que,
si ciertas cosas no se tocan como si fueran improvisaciones, con esa mano
derecha sobrevolando lo que toca la izquierda se pierde algo fundamental
del fraseo.
¿No hay una cierta especificidad del estilo pianístico
del jazz o de las músicas de tradición escrita?
La hay, pero ya no es un misterio. Puede ser que hace unos años,
todavía, un pianista clásico se acercara al jazz con su
propio bagaje y sin mucha idea de lo que tenía que despojarse para
poder tocar de otra manera. Pero ya no es así. Y al revés,
los pianistas de jazz más importantes, o por lo menos los que más
me gustan a mí, tienen una sólida formación clásica
y tocan música clásica con frecuencia. Hancock y Corea han
tocado Mozart o Gershwin o Ravel; Jarrett ha grabado Bach y Shostakovich.
Y sus versiones son absolutamente convincentes.
¿Hay una ganancia concreta, para el intérprete que
toca jazz, en el aspecto rítmico?
En mi caso sí. Los Estudios de Ligeti tienen, para mí,
mucho de jazzístico. Ligeti dice haberse inspirado en Nancarrow
y Nancarrow confesaba su amor por Art Tatum. Hay una línea directa
que une esa música con el jazz.
QUIQUE
SINESI HABLA DE SU VIDA EN ALEMANIA
El guitarrista que vino del frío
Por D. F.
Este domingo vuelve a Berlín.
El 8 de marzo toca con el legendario saxofonista Charlie Mariano (miembro
alguna vez de la banda de Charlie Mingus). Es un músico increíble,
inmensamente abierto. Incluso ahora estamos experimentando con algunas
cosas de tango, cuenta Quique Sinesi, el otro integrante del dúo.
Este guitarrista argentino actualmente radicado en Alemania fue uno de
los referentes más importantes del despegue de la música
instrumental argentina. Su paso por el grupo de Dino Saluzzi y sus dúos
con Marcelo Moguilevsky son apenas algunos de los datos que lo convirtieron
en uno de los músicos invitables a la hora de recorrer lo sucedido
con la música de este país en las últimas décadas.
En Europa forma parte, también, de otro dúo. Escuchó
al trompetista Markus Stockhausen (hijo de Karlheinz, el célebre
compositor) en un concierto y al final se acercó al escenario.
Le dejé un disco y mis datos. A los pocos días me
llamó para tocar con él. Pero Stockhausen y Mariano
son excepciones. Sinesi extraña las ganas de tocar porque
sí. Será que en Buenos Aires no hay proyectos rentados y
entonces uno se pone a tocar aunque no haya ninguna fecha. Pero en Europa
eso no sucede. Si no hay trabajo nadie mueve un dedo. Todo tiene,
sin embargo, su contrapartida: La seriedad es absoluta; nadie, jamás,
cancela una fecha. Si a uno lo llaman para un trabajo uno puede contar
con eso.Mientras está en Europa, como para no extrañar
tanto, Sinesi suele participar de los grupos de gira de algunos compatriotas.
Forma parte del grupo del pianista Pablo Ziegler (ex integrante del quinteto
de Piazzolla) y toca junto al bandoneonista Dino Saluzzi cada vez que
puede. Ahora, acaba de terminar de grabar un disco de guitarra sola, que
mezclará en un estudio de la ciudad de Colonia. Entre los
músicos europeos hay un nivel técnico impresionante, pero
no siempre eso se traduce en calidad musical. Muchos son muy fríos;
muchos parece que no tuvieran nada demasiado importante para decir. Entre
los que me impresionaron, en cambio, está el contrabajista Renaud
García-Fons. Creo que es uno de los músicos más talentosos
del momento.
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