Por Eduardo Tagliaferro
Sin ruborizarse por repetir
las posiciones de su antecesor Carlos Menem, el presidente Fernando de
la Rúa reivindicó ayer el voto de condena contra Cuba que
el año pasado realizó su Gobierno. Lo hecho, bien
hecho está, dijo cuando se retiraba del velatorio de tres
de los seis oficiales fallecidos en el cerro Tronador de Bariloche mientras
realizaban un curso en la Escuela Militar de Montaña. Por la tarde
convocó a la Quinta de Olivos al Jefe de Gabinete, Chrystian Colombo
y a la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, para que sin dilaciones
la denominada mesa de diálogo comience a funcionar esta semana.
En un ámbito castrense, De la Rúa apeló a la autoridad
como fuente legitimadora de los actos de gobierno. La decisión
sobre el voto es potestad exclusiva del Presidente y la voy a ejercer
plenamente como corresponde, dijo. El Presidente ya había
recurrido a este recurso cuando los máximos líderes de la
Alianza, Raúl Alfonsín y Carlos Chacho Alvarez
reclamaron ampliar el debate acerca de la futura posición que la
Argentina debe llevar a la reunión de Ginebra en abril próximo.
En aquella ocasión De la Rúa fue un paso más allá
y abandonando su estilo habitualmente medido dijo que la patria
había sido agredida y reclamó de los dirigentes aliancistas
declaraciones más enérgicas contra los dichos de Fidel Castro.
La cuestión de principios para mi gobierno es el respeto
de los derechos humanos, que de eso se trata y nada más,
agregó momentos más tarde en un comunicado oficial que lleva
la firma del vocero, Ricardo Ostuni. Nada me va a apartar de lo
que corresponda en materia de derechos humanos, concluye el comunicado.
Lo que corresponda hacer es precisamente lo que quieren debatir los aliancistas.
Desde el radicalismo el ex vicecanciller, Raúl Alconada Sempé,
había manifestado que en la ONU, cuando se habla de Cuba, no se
discute el respeto a los derechos humanos sino que se cuestiona su sistema
político. Este argumento es el que lleva a los principales referentes
de la Alianza a impulsar una posición diferente a la que el año
pasado tuvo el gobierno delarruista. Alfonsín aboga por el retorno
al voto abstencionista que impulsó durante su presidencia y Alvarez
por un voto que sea definido con los países del Mercosur y que
no signifique un alineamiento mecánico con los Estados Unidos.
Por la tarde el Presidente dedicó su tiempo a una idea que lo seduce:
sentar a todos los actores políticos, sindicales y empresariales
en una misma mesa, para dialogar. Para definir la agenda y puesta en marcha
de la mesa del diálogo, llamó a Olivos a Bullrich y Colombo.
El Presidente nos convocó para que sin demoras la mesa de
diálogo se ponga en pie esta semana, ya que quiere un frente fuerte
y homogéneo entre los sindicalistas y los empresarios, dijo
Bullrich a Página/12 luego del encuentro con De la Rúa.
Entusiasmado por la idea de un consenso que aleje los conflictos sociales,
el Presidente imagina una segunda etapa del diálogo político,
por eso instruyó a Colombo para que junto al ministro del Interior,
Federico Storani, inicie una ronda de conversaciones con los gobernadores
provinciales y los partidos políticos con representación
parlamentaria. Aunque no se conocen aún los resultados de las anteriores
rondas de conversaciones mantenidas en la Rosada con Menem, Alfonsín
y Domingo Cavallo, el gobierno apuesta nuevamente al diálogo.
Si Europa luego de dos guerras logró construir a puro diálogo
la Unión Europea y superar sus problemas, por qué no lo
vamos a hacer nosotros, dijo Bullrich a este diario. La ministra
reconoció también que el objetivo del gobierno es una
mesa de consenso permanente al estilo del español Pacto de la Moncloa.
El amplio temario y la diversidad de los invitados no dejan dudas de la
intención presidencial, sin embargo Bullrich se preocupó
de señalar que el Presidente quiere que el diálogo
sea entre todos.
IRMA
ROY LANZO SU CAMPAÑA EN EL PJ PORTEÑO
Ruckauf me apoya en todo
Por Romina Calderaro
Su ex esposo, Osvaldo Papaleo,
es uno de sus principales asesores en política. Los compañeros
dicen que lo privilegio y que lo protejo, pero eso no es verdad. Lo sobreexijo
justamente porque es mi ex, dijo a Página/12 la legisladora
porteña Irma Roy, por estos días en plena campaña
para ganar la presidencia del PJ Capital. El 10 de marzo lanzará
formalmente su candidatura en el Paseo La Plaza y ya están listos
los carteles que convocan al encuentro. La frase elegida para la publicidad
callejera es con la bandera bien alta y el peronismo en el corazón.
Gustavo Beliz pelea por el mismo puesto, pero Roy minimizó la competencia.
¿Por qué quiere ser presidenta del PJ Capital?
Porque la última elección que hice fue muy buena y
porque tengo un pasado limpio, reconocido y transparente. Un día
estaba conversando con un periodista y le dije yo aspiro a ser presidenta
del partido. Todavía estoy pensando por qué lo dije.
A veces, Dios habla por uno.
El titular de Nueva Dirigencia, Gustavo Beliz, también aspira
a presidir el partido. ¿Cómo está la relación
con él?
Yo tengo entendido que él quiere ser candidato a senador.
Parece dar a entender que él quisiera integrar la conducción
del partido también. Pero como hay tantos cargos no hay problemas
de vanidad. Yo también estoy sacrificando espacios porque sería
una buena candidata a senadora.
Dicen que para el acto del lanzamiento de su candidatura piensa
invitar a los tres candidatos presidenciables del 2003: Carlos
Alberto Reutemann, José Manuel De la Sota y Carlos Ruckauf. ¿Es
así?
Yo hablé personalmente con Ruckauf. Y él me dijo que
estaba muy contento de que yo hubiera decidido ser presidenta del partido,
que me apoyaba con todo y que tenía la aprobación de los
otros dos candidatos, aunque ellos hicieron una especie de acuerdo de
no inmiscuirse en el distrito de otro.
¿Cuál le gusta más para el 2003?
Para mí están muy equilibrados. Yo tengo un buen trato
con De la Sota y le he hecho muchas veces campaña. Tengo un trato
muy bueno con Ruckauf y sobre todo con su mujer y la relación que
tengo con Reutemann es un poco como es él, que es un gran tímido.
Y yo soy un poco igual, que eso es lo que él no sabe.
¿Usted es tímida?
Sí. Yo para dar algunos pasos, no sabés el esfuerzo
que hago. Pero soy decidida. Cuando me propongo un proyecto voy en plan
de ganadora.
¿Usted siente que la política es machista?
La política sigue siendo machista. Hay excepciones, como
Lilita Carrió, que es un ejemplar único. Una mujer inteligente,
capaz, que se para de cara a su propio partido y dice ustedes no
tienen razón.
Uno de sus principales asesores en política es su ex marido,
Osvaldo Papaleo. ¿Cómo es trabajar con una ex pareja?
Yo trabajo bien con él porque nosotros tenemos un gran sentido
del humor. Somos muy proclives a divertirnos y a juguetear. Además,
tratamos de apaciguar los ánimos de los compañeros que se
sienten heridos. Es que los hombres son como chicos. Se persiguen unos
a otros y siempre terminan diciendo que yo protejo o privilegio a mi ex.
¿Y es cierto?
No es verdad. Lo sobreexijo. Justamente porque es mi ex marido.
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