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VICTOR DE GENNARO, TITULAR DE LA CTA
“El gobierno sólo dialoga con los mercados y los bancos”

La CTA, que encabeza De Gennaro, rechazó participar del diálogo con el Gobierno cuando se objetó a D�Elía, delegado de los desocupados. �Decir que no representa a nadie es decir que los desocupados son nadie.�

Por Fernando Almirón

Víctor De Gennaro asegura que en la Argentina la pobreza es producto de una decisión política y no la consecuencia de una determinada situación económica. Explica su teoría con minuciosa dedicación. En voz baja apela a una nutrida sucesión de resultados estadísticos que en ocasiones resultan reveladores en su tremenda descripción. Y expone las fórmulas que alienta la CTA para que la gente pueda salir del pozo. Después de una semana de intensa actividad que, entre otras cosas, lo mostró al frente de miles de marginados de la provincia de Buenos Aires que marcharon por la avenidas de la ciudad, el dirigente estatal recuerda las demandas dirigidas a él mismo, más íntimas, pero aún sin resolver.
–Hace unos años, cuando volví de un prolongado viaje por el interior del país, en los comienzos de la CTA, me encontré con un montón de fotos mías pegadas en las paredes de la casa. Fotos familiares, fotos recortadas de los diarios, de las revistas. Fotos de todos los tamaños en todos los ambientes. La imagen era impactante, sorprendente. Mi mujer y mis hijos me dijeron entonces que el padre debería estar más presente en su hogar, aunque sea tan solo en fotos. Y los fotos eran muchas, debo admitirlo.
–Tantas como las ausencias.
–Digamos que son ausencias que mi familia se banca por amor. Conocí a mi mujer Virginia, con la que estoy casado desde hace 25 años, un 1º de mayo de 1974 en la puerta de la central de la Asociación de Trabajadores del Estado, cuando comenzaban nuevos tiempos difíciles en la política. Ella era secretaria general en el Indec y yo secretario general de Minería. Así que tuvimos un punto de encuentro en común que no fue casual. Ahora tenemos una hija de 23 años, Lucía, quien ha sido muy punzante en su demanda de atención familiar. Está a punto de recibir su licenciatura en Comunicación Social y creo que comenzó a comprender mejor el sentido de mi actividad. Mi segundo hijo, Leandro, ya cumplió 17 años y también está intentando entenderme. A la menor, Julieta, que tiene 7 años, cuando en la escuela le preguntan a que se dedica su papá, ella responde: “El trabaja de blablabla”.
–Usted utiliza las estadísticas como método didáctico. ¿Cómo describiría hoy a la Argentina?
–En realidad la sociedad hoy le pertenece a los privilegiados. Los excluidos representan un factor imprescindible porque para mantener a esos privilegiados hay que matar a millones. Y no metafóricamente, hay que matarlos como lo hacen todos los días. Hoy hay tres mil millones de personas en el mundo que viven con menos de dos dólares diarios. En nuestro país se mueren por día 55 pibes menores de un año por desnutrición. La estadística de la policía de la provincia de Buenos Aires, en el marco de un notable incremento de los homicidios, dice que durante el año pasado hubo tres suicidios por cada asesinato. Al mismo tiempo cambió la característica, ahora se suicidan más hombres que mujeres, y la mayoría eran desocupados.
–En este contexto social se incorpora la problemática de la seguridad...
–Hay una estadística reciente de la Unesco de la que se desprende que a mayor distribución de la riqueza menos índice de delito, y donde hay menor distribución de la riqueza aumenta proporcionalmente el índice delictual. Hoy los pibes no juegan los juegos de la niñez. Algunos juegan a marginales de la calle canalizando rebeldía, y otros ni eso. En la Argentina hay medio millón de menores de 14 años que están obligados a trabajar.
–¿No siente una cierta sensación de fracaso cuando las demandas y medidas de fuerza de la CTA suelen ser desestimadas por el Gobierno?
–Si usted se refiere al resultado de la marcha del miércoles pasado le digo que no nos fuimos exactamente con las manos vacías. Hemos logrado un grado de organización y participación de la gente que antes no existía. Escierto que el Gobierno hace gala de una insensibilidad absoluta, y sólo negocia con los que tiene mayor fuerza: los mercados, el sistema financiero, la corporación política corrupta. Pero es cierto que en contraste, los más castigados del Gran Buenos Aires ingresaron esta semana a la Capital Federal que los aplaudió, y pudimos hacer nuestro reclamo sin un solo disturbio, que era lo que estaba esperando el aparato represivo para descalificar la marcha.
–¿Por qué decidieron no asistir a la mesa de diálogo convocada por el Gobierno el viernes pasado, después de haber anunciado su presencia?
–Porque pretendieron decirnos quién es o no dirigente sindical al objetar la presencia de Luis D’Elía en nuestra comitiva. Según la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, D’Elía no representa a ningún sector de los trabajadores, y por eso su participación no era aconsejable, es como decir que si representa a los desocupados, en realidad no representa a nadie. La ministra también argumentó que había un conflicto con él, y es verdad: el conflicto es con la pobreza.
–La incorporación de D’Elía, quien mantiene un entredicho con Bullrich, en la comitiva que iría a sentarse en la mesa de diálogo, ¿no se podría interpretar como una provocación dirigida a la ministra?
–Se supone que el diálogo es para superar las diferencias, las adversidades, para poner sobre la mesa los conflictos y no para ocultarlos. ¿De qué diálogo hablamos si objetamos interlocutores. En la cancha se ven los pingos. Si nosotros no ponemos condiciones, tampoco las aceptamos. Por otra parte nuestra delegación fue elegida en función de los problemas vigentes, desocupados, aeronáuticos, docentes.
–Sin embargo D’Elía está sospechado de cometer irregularidades con los planes trabajar destinados a La Matanza.
–No hay ninguna causa contra Luis D’Elía. Todo se trató de una operación. En cambio sí hay pruebas contra un militante radical. Y es cierto que detuvieron a tres chicos que ofrecían un bono de dos pesos a modo de aporte sindical para sostener los gastos que demanda llevar adelante la organización popular en la zona, una recaudación aprobada en una asamblea. Hay que diferenciar las cosas. Una cosa es corrupción y otra financiar la actividad de las organizaciones como la de la Federación de Tierras. Y el Gobierno apuntó ahí, a la organización.
–¿Cuáles son las propuestas de la Central que encabeza para modificar la situación de exclusión y pobreza, el problema del desempleo?
–Seguiremos reclamando la convocatoria a una consulta popular para impulsar la implementación de un seguro de empleo de 380 pesos por jefe de familia y salario universal de 60 pesos por hijo. De esta manera ningún hogar permanecerá por debajo de la línea de pobreza. Con tan solo el 3 por ciento del producto bruto nacional, o el 10 por ciento del presupuesto que maneja el Estado nacional más los provinciales y los municipales se acabaría la pobreza en la Argentina. Pasa que no se quiere hacer, no es por falta de plata. El 32 por ciento de los que tienen empleo trabajan más de 10 horas por día. Esto quiere decir que si se cumpliera la ley de ocho hora a nivel nacional en los primeros diez grandes grupos empresariales habría 36 mil puestos de trabajo nuevos. Si se cumpliera en las 500 firmas de primera línea del país habría 135 mil puestos. Y si se respetara en todo el territorio nacional habría más de 900 mil empleos nuevos.
–¿La CTA apoyará la propuesta electoral de Luis Farinello?
–Nuestra Central está integrada por militantes de diversos partidos políticos, y hemos fijado una actitud autónoma respecto de esto. No estamos alineados con nadie.
–¿Usted cree que la CTA mutará con el tiempo en una propuesta política electoral, tal como sucedió en Brasil con el Partido de los Trabajadores, que lidera Lula Da Silva?
–La nuestra es una central de trabajadores. Es cierto que la lucha es integral, estratégica. Que hay una crisis de representación partidaria. Yque la reconstrucción de las representaciones en el ámbito partidario son necesarias, pero no es nuestra tarea por el momento.
–¿No teme que los reclamos masivos, que los cortes de ruta, que la gente movilizada en la calle termine justificando una política represiva?
–Ya pasó en Corrientes con la muerte de Ojeda y Escobar, en Tartagal con el asesinato de Verón, y antes con el asesinato de Teresa Rodríguez y Víctor Choque. A raíz de esto el 2 de marzo la CTA y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) asistirá a una audiencia especial con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ante la que presentaremos un informe en el que se detalla la represión y persecución desatada contra los piqueteros y más de 2700 dirigentes sindicales y de base procesados en la Argentina debido a su participación en la lucha social.
–De Gennaro, ¿lo suele asaltar alguna pregunta recurrente?
–Conmigo ya no discuto instrumentos ni ideologías, sino el para qué hacemos las cosas.

 

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