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�No dan los números para que el Consejo acuse al juez Leiva�

El diputado Pablo Fernández, miembro de la Comisión de Acusación del Consejo de la Magistratura, pronostica que el juez mendocino Luis Leiva, a quien ataca Raúl Moneta, no será acusado y explica por qué debe ser así.

Por Susana Viau

El diputado frepasista Pablo Fernández presidió durante seis meses y hasta diciembre la neurálgica Comisión de Acusación del Consejo de la Magistratura. En minoría, pero con el respaldo de otro miembro de la Alianza, el radical Carlos Maestro, emitió un dictamen opuesto al enjuiciamiento del magistrado mendocino Luis Leiva, el hombre que investigó la gestión del Banco Mendoza y ordenó la captura de Raúl Juan Pedro Moneta. Mañana, el pleno de 20 consejeros deberá definir de qué lado se coloca cada uno. Fernández da por seguro que el pedido de destitución del magistrado “no pasará”.
–¿Cuál es el balance de estos dos años del Consejo de la Magistratura?
–Creo que se trabajó con seriedad. En el caso del juez Ricardo Bustos Fierro se desestimó su destitución. En cambio sí fue destituido Víctor Brusa. Estuvieron acusados Luis Torres, Pablo Belisario Bruno, Javier Ruda Bart, Ricardo Ferrer Balbín y Raquel Morris Dloogatz. Ahora queda pendiente el caso del juez federal Carlos Liporaci, que está acusado. Mañana el pleno decidirá si Luis Leiva va o no al jury de enjuiciamiento.
–Usted sabe que el caso de Leiva es evaluado por muchos como producto de fortísima operación.
–Sí, sin duda. Luis Leiva, en el marco de la investigación de una causa enorme, tocó intereses económicos y políticos que no están acostumbrados a que eso ocurra. Y eso se constató en la inusual presión que Raúl Moneta metió en las audiencias del 5 y el 12 de diciembre. El 5 concurrió con toda su familia, incluido el hijo de diez años y la escarapela en la solapa. Pero su denuncia del pedido de coimas por parte del juez es absurda e insostenible. A punto tal que los propios autores del dictamen incriminatorio tuvieron que suprimirla. No figura dentro de los cargos que le formulan.
–Además de esas secuencias que describe, ¿qué otro tipo de presiones se ejercieron por este caso?
–Fueron muchas, pero esas presiones quedaron neutralizadas en parte por la decisión de Leiva de concurrir a la citación del Consejo. Una actitud muy diferente de la de Liporaci, que contestó por escrito. Leiva enfrentó dos audiencias durísimas, de seis horas cada una, en las que demostró una solidez y una contundencia impresionantes. El juez, en ese caso, se ayudó solo.
–¿No cree que el Consejo reproduce los vicios de la antigua comisión de juicio político del Congreso? ¿Que se sabe, a priori, cómo van a votar al menos los políticos que lo integran?
–No me parece que el comportamiento del Consejo en este caso comprometa su acción a futuro. Tampoco creo que existan los alineamientos automáticos que se le señalaban a la comisión de juicio político.
–Imagine los dos escenarios posibles. ¿Qué ocurrirá si el pleno vota por colocar a Leiva ante el jury?
–Eso no va a ocurrir. No dan los números. Es categórico. El pleno son 20 consejeros. En condiciones normales se necesitarían 14 votos para aprobar el enjuiciamiento. Es imposible que los logren. Si sólo asisten 18, como se rumorea, harán falta 12 votos en favor del jury. Estoy casi seguro de que va a ser el primer dictamen acusatorio que no logre la mayoría necesaria.
–Por el contrario, ¿cómo percibirá la opinión pública la eventual decisión de desestimar las denuncias?
–Tiene que quedar claro, de todos modos, que nuestra postura no es una desestimación lisa y llana. Hemos pedido que dos de las denuncias sean elevadas a la comisión de disciplina puesto que observamos errores de procedimiento que, por otra parte, fueron admitidos por el propio juez Leiva. Pero se trata de cuestiones menores. Supongo, porque lo hemos palpado, que en la sociedad mendocina el triunfo de un dictamen desincriminatorio sería mayoritariamente bien visto. Además puede traerle cierta tranquilidad a los jueces en el sentido de que se pueden resistirlas presiones, que existe respaldo para las expresiones de independencia del poder judicial.
–¿Lo que se está dirimiendo en el Senado de los Estados Unidos puede reorientar el voto de algún consejero despistado?
–No puedo subestimar ni poner en duda la autonomía de criterio de los consejeros. Por otro lado, en nuestro dictamen hay suficientes elementos de convicción. Eso sí, a la luz de lo que se debate en el Senado americano, me queda claro qué quiso decir Elisa Carrió cuando declaró ante la comisión de acusación: “Lo que sí sé es que en la causa del Banco Mendoza Leiva inició una investigación prohibida en la Argentina, que implicaba tocar a sectores del poder económico y político que tenían garantía de impunidad para sus negociados”.

 

 

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