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INFORME DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO SOBRE ARGENTINA
Violaciones que se prolongan

El reporte anual de Estados Unidos cuestiona �la tortura policial�. Advierte que la Justicia sufre �influencia política� y remarca paradójicamente la inequidad en la distribución de ingresos.

“La brutalidad policial” es señalada en el informe del Departamento de Estado de Estados Unidos.

La tortura y la brutalidad policial, la violencia y la discriminación contra la mujer, el abuso y la prostitución de niños y el antisemitismo fueron señalados como algunos de los problemas más serios por el informe anual del Departamento de Estado de Estados Unidos sobre la situación de los derechos humanos en Argentina. “La policía continúa cometiendo asesinatos extrajudiciales. El sistema judicial es ineficiente y a veces está sujeto a la influencia política. Hay denuncias de acoso y amenazas a la prensa por funcionarios públicos”, describió el reporte, que también mencionó que “el legado de las violaciones a los derechos humanos durante el régimen militar de 1976-83 continúa siendo un tema de intenso debate nacional”.
“El Gobierno generalmente respeta los derechos humanos de los ciudadanos. Sin embargo hay problemas en algunas áreas”, señaló el informe estadounidense. Los abusos policiales ocuparon gran parte del documento, en el que se detalla que según datos de organizaciones no gubernamentales, en Argentina la policía cometió entre 20 y 30 ejecuciones extrajudiciales en 2000.
En relación al “legado” de los crímenes cometidos durante la dictadura, el Departamento de Estado norteamericano indicó que el juez español Baltasar Garzón “continuó esforzándose para extraditar a ciudadanos argentinos pero el Gobierno no contestó el pedido con el argumento de que los cargos ya fueron perdonados bajo la ley argentina”. En el reporte, que se realiza sobre 195 países, se mencionó las detenciones de los militares Jorge Olivera en Roma y de Ricardo Miguel Cavallo en México. Al respecto se afirmó que: “Estos incidentes demuestran que mientras muchos de estos acusados de los crímenes de la guerra sucia están seguros de persecución en Argentina debido a las leyes de inmunidad, corren riesgo de ser arrestados si viajan al exterior”. También se relataron los arrestos en las causas por apropiaciones de hijos de desaparecidos entre ellos los de Guillermo Suárez Mason, Juan Bautista Sasiaiñ, Santiago Omar Riveros, Julio Simón (knows as “Julián, the Turkey”) y Juan Antonio del Cerro (knows as “Colors”).
El capítulo dedicado a las condiciones carcelarias las describe como “malas” y señala que “muchas cárceles están superpobladas y las instalaciones son viejas”. “No hay información confiable sobre el cuidado médico y comida de los prisioneros pero la impresión general es que estos servicios son mínimos y de poca calidad”, se consignó.
El sistema judicial también fue duramente criticado. “Es nominalmente independiente e imparcial pero sus procesos no son eficaces y sujetos a veces a la influencia política. El sistema se ve obstaculizado por demoras que escapan a toda lógica, cambio de jueces, inadecuado respaldo administrativo e incompetencia. Frecuentemente hay denuncias de corrupción, especialmente en casos civiles.”
La violencia doméstica fue señalada como un grave problema. Como un indicador de la magnitud del asunto se mencionó que en la Ciudad de Buenos Aires se recibieron en 1999 25.630 llamados sobre esta problemática y que los tribunales porteños aceptaron, en agosto de 2000, 1289 demandas, en comparación con 2160 en todo 1999.
El antisemitismo fue identificado como un problema y se aseguró que “aunque hubo reportes de actos y violencia antisemitas durante el año, no hubo ningún preso por un delito de ese tipo”.
En el apartado dedicado al derecho de asociación, se recordó que la Organización Internacional del Trabajo cuestionó la ley que permite sólo un gremio por sector para negociar el salario y convocar a la huelga. Además, se mencionó la represión policial desatada frente al Congreso durante el debate de la reforma laboral.
Como otra forma de violación a los derechos humanos, el informe detalla que “el 10 por ciento más rico de la población recibe el 36 por ciento del total de los ingresos mientras que el 10 por ciento más pobre apenas recibe el 1,5 por ciento de ese total”.

 

 

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