Los ataques
aéreos estadounidenses (y británico) al sur de Bagdad
debieran producir al menos indignación. La unilateralidad
y arbitrariedad con que EE.UU. (y sus amigos británicos)
actúan en forma independiente, nos muestran de manera evidente
que el poder bélico del imperio no está dispuesto
a resolver los conflictos en el marco de los objetivos del Consejo
de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, sino
que lo hace como muestra de poderío y como advertencia al
mundo de que en cualquier momento y en cualquier lugar pueden utilizar
la fuerza de acuerdo a sus conveniencias y resoluciones.
Así lo advierten Rusia, China, Francia, Jordania y Turquía,
un aliado clave de Washington en la región, que recalcó
que no permitiría que sus bases fueran usadas para nuevos
ataques. La Liga Arabe y la población palestina condenaron
el ataque. Por el otro lado, Israel manifestó una tibia
comprensión a la acción militar (Página/12,
18/2).
Lo que preocupa del ataque aéreo no es sólo la consecuencia
de pérdidas humanas, sino lo que parece ser más grave
es el fenómeno de la interiorización de una subjetividad
donde los atropellos inconsultos del imperialismo (conviene comenzar
a retomar la palabra) sean aceptados como normales en
el mundo occidental. Estamos acostumbrados y ya aceptamos pasivamente
este tipo de intervenciones.
Creo que esto demuestra la tremenda dependencia cultural, económica,
ideológica y política que padecemos de los Estados
Unidos de Norteamérica. Esta dependencia produce ausencia
de pensamiento crítico y facilita la condescendencia plácida.
Anestesia la indignación.
Pasquini Durán advierte que si por espiar los movimientos
de tropas norteamericanas en la zona, Bush ordenó el bombardeo
al sur de Irak con el único apoyo de Gran Bretaña,
cuánto podría demorar una acción similar contra
Cuba dada su proximidad geográfica con idénticos argumentos
y reforzada por una votación forzada. ¿Está
dispuesto el Presidente a crear las condiciones que facilitan una
agresión de esa naturaleza?.
Yo creo que sí. Que nuestro voto forzado desde el Departamento
de Estado podría colaborar para cualquier tipo de intervención
norteamericana en Cuba y que nuestro presidente no se pronunciaría
en contra de dicha intervención. Ese es mi pronóstico.
El blindaje rompió las mínimas y elementales
normas éticas.
¿Existe la posibilidad de que algún gobierno latinoamericano
condene y repudie el bombardeo de Bagdad?
Bush puede comenzar una nueva etapa de intervenciones militares
en el mundo. No deberíamos al menos ensayar un juicio crítico
a toda resolución que Estados Unidos y su socio Gran Bretaña
adopten en el futuro por fuera del Consejo de Seguridad de la Organización
de las Naciones Unidas.
Creo que vale la pena, para no convertirnos en cómplices
pasivos de futuras intervenciones del imperialismo. Nosotros de
complicidad y sus consecuencias sabemos demasiado. Somos maestros.
* Dramaturgo y psicoanalista argentino.
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