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Mediación que deja sin vuelo a 1200 trabajadores

Trabajo invitó a Aerolíneas Argentinas y a su personal a sellar un acuerdo de flexibilización laboral a cambio de estabilidad. Esa mediación no incluye la situación de los 1200 empleados que la empresa planea despedir.

El recorte del rubro personal es uno
de los objetivos de Aerolíneas Argentinas.

Por Cledis Candelaresi

El Gobierno hizo ayer un gesto, quizás un último intento, para evitar o posponer los 1200 despidos proyectados por Aerolíneas Argentinas. El secretario de Trabajo, Anselmo Riva, giró a todos los gremios y a la empresa el texto de una resolución que los invita a sellar un expeditivo acuerdo antes del 31 de marzo, bajo la mediación de esa cartera y sobre las siguientes bases: si los sindicatos se avienen a flexibilizar las condiciones de empleo, el personal que amparan tendría estabilidad garantizada por dos años. Parece difícil que esta convocatoria resulte exitosa, tanto como que la administración aliancista efectivamente haga algo para evitar los despidos.
El recorte del rubro personal es uno de los objetivos explícitos de Aerolíneas Argentinas, contemplado en el Plan Director, que a mediados de octubre el gobierno argentino y el de España presentaron como la propuesta salvadora de la compañía. Para lograr aquel cometido, la firma en manos de la española Sociedad de Participaciones Industriales planteó dos caminos: reducción de personal y reformulación de los acuerdos colectivos (incluyendo rebajas salariales) para abaratar la mano de obra.
La actual estrategia de Trabajo consiste en suspender los despidos a cambio de que los gremios acepten jubilaciones anticipadas, más retiros voluntarios y cambios en las condiciones laborales que le permitan a la compañía el ahorro deseado. Con este afán, el viceministro firmó la resolución número 30, que incluye como anexo un acta acuerdo que obligaría a las partes a no aplicar ninguna medida de fuerza (ni despidos ni paros), hasta fin de marzo, fecha para un pacto definitivo. “Preocupa al Gobierno que la empresa siga adelante con su plan operativo”, advirtió Riva.
Sin embargo, semejante temor resultaría infundado si el acuerdo firmado el 13 de octubre, efectivamente, hubiese incluido el compromiso de estabilidad laboral que el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, y el secretario de Programación Económica, Miguel Bein, aseguraron haberle arrancado a la SEPI. Por el contrario, la resolución de ayer da la pauta de que tal garantía no existe.
En los últimos días, Aerolíneas formuló una presentación ante el ministerio que conduce Patricia Bullrich planteando que, a pesar de la capitalización realizada meses atrás (más un procedimiento técnico contable que el desembolso de fondos frescos), “aún está en riesgo la continuidad empresaria, en particular la preservación de la fuente de trabajo”, según comenta Trabajo en los considerandos de su norma.
A mediados del 2000 la empresa había solicitado la apertura de un “procedimiento de reconversión productiva”, que obliga a los gremios a negociar nuevas condiciones de empleo. La cartera laboral acogió de inmediato el pedido empresario, pero las negociaciones en ese marco no permitieron sellar acuerdos con todos los sindicatos involucrados en la actividad. Pilotos, jerárquicos y técnicos de vuelo se mostraron dispuestos a resignar prerrogativas, pero no ocurrió lo mismo con el personal de mantenimiento, administrativos y tripulantes.
El frente gremial no es homogéneo. Sin embargo, ayer ninguno parecía muy dispuesto a aceptar el convite oficial. Los pilotos se consideraban autoexcluidos de la invitación, ya que ellos firmaron en diciembre de 1999 un nuevo convenio, flexibilizando condiciones de empleo. “No hay margen para hacer más”, aseguró ante Página/12 Edgardo Ferreira, uno de sus directivos. Los técnicos aeronáuticos recibieron la iniciativa de Trabajo con desconfianza.
Tanto la empresa como los gremios –en bloque o individualmente– pueden negarse a negociar en el marco propuesto, o hacerlo, pero sin llegar a un acuerdo. En tal caso, los trabajadores quedarían librados a su suerte. “Si la empresa paga indemnizaciones y sigue funcionando bien, el Gobierno no tiene por qué intervenir”, opinó Riva.

 


 

LOS DATOS DE FEBRERO SERAN NEGATIVOS
Recaudación, para abajo

La recaudación de este mes se sumará a la lista de noticias amargas que en los últimos días está digiriendo José Luis Machinea. Hasta el último viernes, la recaudación impositiva había trepado a los 2954,4 millones de pesos, un 2,3 por ciento por debajo del logrado en igual lapso de febrero de 2000. El dato confirma que la economía no puede salir del pozo, incluso tomando en cuenta que hace un año el fisco todavía no contaba con los recursos de la última moratoria impositiva y el ciclo económico también era recesivo.
La nueva caída en la recaudación se inscribe en un escenario económico complicado y en un clima nervioso en los mercados financieros, donde también retroceden la producción industrial, las ventas minoristas y la confianza de los consumidores, así como además se profundiza el rojo de las cuentas fiscales. Según los datos a los que tuvo acceso Página/12, faltando tres días para la finalización del mes, la recaudación del IVA caía 3,6 por ciento, mientras que la de Ganancias era aún más profunda: 11 por ciento. Por otra parte, los impuestos que se recaudan por las operaciones de comercio exterior mostraban una baja del 3,1 por ciento. Y del 12,2 por ciento en el caso de la seguridad social.

 

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