Por David Cufré
El Gobierno arrastra el mismo
problema casi desde el momento en que asumió el poder: la falta
de expectativas en la reactivación económica. Con el blindaje
financiero creyó que pondría fin a ese karma, pero el entusiasmo
inicial se va diluyendo. Los indicadores económicos de enero dieron
en su mayoría negativos caídas en la industria, la
construcción, las ventas de supermercados y shoppings y los
primeros datos de febrero tampoco serían favorables, ya que la
recaudación vendría en baja (ver aparte). Todo ello vuelve
a aflojar las estructuras sobre las que se asienta José Luis Machinea,
quien se asoma peligrosamente a una carrera contra reloj de corto
alcance para conseguir resultados positivos. En ese marco, el Gobierno
apeló ayer a una fórmula conocida para contagiar entusiasmo:
reunió a un grupo de empresarios de las firmas más poderosas
y dejó que éstos expresaran su esperanza en que pronto llegará
la reactivación.
Los empresarios argentinos tenemos una confianza muy grande en el
país y una decisión categórica de seguir luchando,
trabajando e invirtiendo para encontrar la recuperación económica,
dijo con tono grandilocuente el vicepresidente del Grupo Macri, Jorge
Aguado, quien ofició como vocero del encuentro. Fernando de la
Rúa, Chrystian Colombo, Patricia Bullrich y Machinea estuvieron
dos horas en Casa Rosada con una veintena de ejecutivos discutiendo salidas
al persistente estancamiento económico.
Tanto el Gobierno como los empresarios seguirán manifestando públicamente
su respaldo a la gestión de Machinea, pero en uno y otro sector
empiezan a explorarse alternativas por si la reactivación no llega.
Algunos especulan que tal vez se acerque el momento de producir un shock
para sacudir las expectativas de la población, que no llegaron
a ser todo lo favorables que el Gobierno esperaba con el blindaje financiero
y que se van perdiendo. Los que así piensan sostienen que Domingo
Cavallo en reemplazo de Machinea y Ricardo López Murphy en lugar
de Pedro Pou sería la fórmula del éxito.
Pero ayer no fue el momento de transparentar ante la opinión pública
la posibilidad de que se produzca semejante movida. Aun así, a
Aguado le interesó remarcar en diálogo con Página/12
una definición que entregó De la Rúa en la reunión:
Fue muy categórico en que no hay ni habrá cambios
en el rumbo de la política económica. Una declaración
que parece más apropiada para tiempos de crisis que para la aparente
coyuntura actual, donde el Gobierno insiste en que no tardarán
en verse los efectos positivos del blindaje financiero. Aguado también
sostuvo que De la Rúa planteó con energía la
posición del Gobierno, porque no hay ninguna duda de que muchos
problemas de la Argentina no nacieron ayer.
Sin embargo, el Gobierno no consigue que los ciudadanos de a pie acepten
tan fácilmente ese tipo de explicaciones. La Fundación Mercado
divulgó los últimos indicadores de confianza del consumidor,
el ahorrista y las familias, que en febrero bajaron a 20,5%, 22,0% y 20,7%,
respectivamente, desde los niveles de 27,9%, 27,6% y 27,9% del mes anterior.
Las caídas ubican los índices en la misma tendencia
decreciente del año anterior, sólo que un 31,9 por ciento
por debajo. Otro dato desalentador es que los planes de compra
de bienes durables cayeron en febrero a su nivel más bajo del ciclo
histórico.
Más allá de estas noticias, Aguado subrayó que es
muy positivo crear un ámbito de diálogo habitual entre el
Gobierno y quienes manejan las empresas más importantes del país.
En Casa Rosada estuvieron, entre otros, Carlos Giovanelli (Citibank),
Manuel Sacerdote (BankBoston), Enrique Cristofani (Banco Río),
Aldo Roggio (Roggio), José María Ranero Díaz (Repsol-YPF),
Carlos Fernández Prida (Telefónica), Antoni Peris Mingot
(GasBan), David Beer (Shell), Vincenzo Barello (Fiat), Juan Carlos Cassagne
(Aguas Argentinas), Francisco Codina (Ford) y Rodolfo Schmidt (Siemens).
Para los empresarios, los mayores inconvenientes surgen por las elevadas
de tasas de interés, la duplicación de impuestos en
lasprovincias y municipios y la existencia de trabas burocráticas
para el desarrollo de inversiones. Más allá de esos puntos,
lo que verdaderamente los inquieta es la reactivación, y algunos
dudan de si Machinea encontrará el camino para llegar a ella.
JORGE
AGUADO, DEL GRUPO MACRI, DESPUES DEL ENCUENTRO
Todos parecen de la oposición
Por D. C.
El Presidente fue muy
categórico en que no hay ni habrá cambio de rumbo en la
política económica.
¿Eso es bueno o malo?
Es bueno.
¿Por qué? ¿Si la economía hace dos años
y medio que está en recesión?
No, más, hace tres años.
¿Entonces?
Bueno, pero también influye el contexto internacional. Que
haya una persistencia en el rumbo económico siempre es bueno.
Quien así piensa es el vicepresidente del Grupo Macri, Jorge Aguado,
uno de los empresarios que participó ayer de la reunión
con Fernando de la Rúa en Casa Rosada. Además de expresar
su satisfacción por la continuidad de la política económica
de Machinea, en diálogo con Página/12 Aguado se quejó
porque todos los comentarios de los políticos parecen de
la oposición, aunque los hagan dirigentes de la Alianza.
¿Por quién lo dice? ¿Por Alfonsín y
Chacho Alvarez?
Lo único que digo es que todos los comentarios parecen de
la oposición.
¿Le preocupa que se siga demorando la reactivación?
Todos estamos preocupados, el Gobierno y los empresarios. Pero justamente
este tipo de reuniones sirve para que entre todos busquemos las soluciones.
¿Y llegan a algo?
Seguro. Es muy importante que haya un diálogo franco con
el Gobierno. El beneficio concreto es que cada uno puede plantear sus
inquietudes y que las autoridades explican sus puntos de vista. Después
de una reunión que tuvimos el año pasado, el Gobierno reglamentó
la Ley de Minería.
¿Se habló de la situación de Pedro Pou?
No formalmente. De la Rúa es el primer presidente que ha
demostrado un respeto absoluto por las instituciones y por la independencia
del Banco Central. Los empresarios seguimos el tema Pou con atención,
queremos que se investigue, pero no que se lo acuse sin pruebas.
Machinea contra Cottani
Joaquín Cottani, secretario de Financiamiento durante la
gestión de Domingo Cavallo, sugirió ayer la necesidad
de salir de la paridad 1 a 1. Argentina debería considerar
una devaluación de su moneda para ayudar a estimular el crecimiento
y evitarse futuras crisis financieras, afirmó el actual
economista del banco de inversión estadounidense Lehman Brothers.
Enterado de esa explosiva declaración, José Luis Machinea
lo cruzó violentamente: Es un irresponsable total
y habla porque está vuera del país, enfatizó.
Perdí la esperanza de que la Argentina pueda solucionar
sus problemas económicos o controlar el déficit fiscal,
señaló Cottani, quien trabaja para uno de los bancos
de inversión más influyentes de Wall Street. Deberíamos
pensar si no ha llegado el momento de introducir cambios a la Convertibilidad,
añadió. La propuesta del economista incluye atar el
peso a una canasta de monedas constituida por el dólar, el
euro y el real.
Decir que los problemas se arreglan devaluando es una irresponsabilidad,
retrucó Machinea, quien pasadas las 21 fue a la sala de periodistas
del Ministerio de Economía para plantear su posición.
No quiso dejar pasar lo que entendió como una provocación.
El ministro aprovechó para manifestar que el Gobierno cumplirá
las metas del primer trimestre del acuerdo con el FMI, pero
advirtió que "si hay que hacer algún ajuste en
los gastos, lo haremos en marzo". La polémica se dio
el día en que el riesgo país subió 40 puntos
y se situó en los 799, un nivel que mostraba antes de fin
de año, antes del rally alcista posterior al blindaje. A
su vez, las acciones volvieron a caer, esta vez un 1,9 por ciento.
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¿Qué
está pasando?
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Héctor Valle Director de FIDE
La cruda realidad
Los datos de febrero son todas malas noticias para el Gobierno.
Para empezar el crecimiento que traería aparejado el blindaje
no se produjo. En enero el déficit aumentó en 400
millones en la comparación interanual, la producción
industrial volvió a caer y lo mismo ocurrió con las
ventas en supermercados. Se creyó que la recesión
podría superarse sin meterse con los problemas estructurales
de la economía, como son la Convertibildad, la regresividad
distributiva y una estructura de precios relativos adversos a la
producción. La cruda realidad, aunque al equipo económico
le cueste reconocerlo, es que cuando cambian las condiciones externas
a Argentina le va mucho a peor que al resto de los países.
En Brasil y Turquía, con condiciones internas mucho peores
que la Argentina, el riesgo país sube menos que aquí.
Las condiciones externas no van a mejorar.
Martín Redrado Fundación Capital
Contexto enrarecido
Está claro que se terminó el viento a favor
del exterior. Esto se suma al hecho de que los efectos positivos
del blindaje, que sólo grarantizaba cubrir las necesidades
de financiamiento, se han sobrevendido. No obstante será
necesario esperar entre 3 y 4 meses para que la estabilización
de las variables financieras se sienta en la producción.
Si no se produce ningún shock externo adicional, ni se toman
medidas adicionales, en el tercer o cuarto trimestre deberían
verse los resultados de un lento proceso de reactivación.
Hoy estamos en un contexto enrarecido originado por la sobreexpectativa
del sector político sobre los efectos del blindaje, debido
al cronograma electoral. Esto significa una vuelta a la carga sobre
el equipo económico, que deberá aguantar los simbronazos,
ya que los números de marzo serán malos como en los
dos primeros meses del año.
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OPINION
Por Alfredo Zaiat
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Combo inestable
La economía no arranca pese al pulmotor del rescate a los
acreedores de Argentina presentado como blindaje financiero. La
cuestión pasa por el motor más que por impulsos artificiales
para que empiece a rodar. El problema es encontrar la vía
para que la fuerza motriz empuje a una economía paralizada.
Los capitales del exterior que alimentaron el boom de la primera
parte de los 90 no están entusiasmados agotadas las privatizaciones
y sin grandes empresas por comprar. El bombeo de fondos mediante
endeudamiento que sirvió para sostener la Convertibilidad
en la segunda mitad de la década pasada se ha secado. Sin
ingreso de capitales, las sucesivas iniciativas del equipo económico
para salir de la recesión han fracasado. Y a medida que la
agonía se siga extendiendo, la paridad cambiaria dejará
de ser un tema tabú.
Quienes quieren ver una conspiración del mundo contra la
Argentina dicen que muchos países tienen crisis políticas,
como Brasil o Turquía, pero igual crecen. Pero ninguno de
ellos tienen factores de rigidez política y económica
como el combo de convertibilidad con déficit fiscal, coalición
en el gobierno con más ruidos que sosiego y necesidades de
refinanciación de deuda tan elevadas. Todo eso junto torna
vulnerable a una economía que tambalea ante cualquier brisa
externa o interna.
El problema de fondo hoy es que con ese combo de inestabilidades
no hay proyecto de inversión que sea rentable y, por lo tanto,
no hay generación de empleo. Además, como el consumo
no reacciona por temor de la gente a perder el trabajo, la economía
no avanza, crece el déficit fiscal que eleva el riesgo país
y, por lo tanto, la tasa de descuento para los proyectos de inversión
es elevada desalentando su concreción. ¿Cómo
se rompe ese círculo vicioso?
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