Por Mariana Carbajal
Más de doscientos prestigiosos
científicos y académicos, encabezados por el epistemólogo
Gregorio Klimovsky, denunciaron el deficiente funcionamiento de la Comisión
Nacional de Etica Biomédica que preside el ministro de Salud, Héctor
Lombardo. Así como está constituida no cumple ninguno
de los requerimientos básicos que tiene en los países centrales:
autonomía, pluralidad ideológica, representatividad de los
diversos actores sociales y estudio cierto de los problemas con elaboración
de dictámenes que ayuden a la adopción de las políticas
de Estado, advirtieron en una carta dirigida al presidente Fernando
De la Rúa. La crisis que atraviesa el organismo tras descubrirse
que uno de sus miembros fue ministro de Justicia de la dictadura de Jorge
Videla se profundizó en los últimos días con
la renuncia de otros tres integrantes, en desacuerdo con el manejo oficial
de la comisión. Entre otros aspectos, cuestionan que Lombardo nunca
los convocó para estudiar los grandes conflictos que nuestra
sociedad debe debatir y legislar, como salud reproductiva, aborto,
clonación, diagnóstico genético, eutanasia y muerte
digna. Llamativamente, un vocero del ministerio coincidió con las
críticas: Como está ahora, indudablemente la Comisión
no funciona, reconoció Carlos Damín, secretario del
organismo (ver aparte).
Los renunciantes son Carlos Gherardi, director del Comité de Bioética
del Hospital de Clínicas; Florencia Luna, especialista en bioética
y docente de Flacso, y Lino Barañao, investigador del Conicet en
reproducción humana.
La Comisión Nacional de Etica Biomédica fue creada por el
decreto 426 del ex presidente Menem en 1998 para asesorar al Poder Ejecutivo
y a organismos oficiales. El decreto estableció su composición.
Tiene 17 representantes del Estado (8 del Ministerio de Salud) y más
de veinte de distintas instituciones, de los cuales 12 pertenecen a entidades
vinculadas a diversos credos religiosos.
El gobierno de la Alianza heredó el decreto, pero no lo cambió.
Con esa constitución no existe pluralismo. Por ejemplo, debiera
haber representantes de los actores sociales, como pacientes y mujeres.
Por otra parte, no debe haber obligatoriamente religiosos. Recordemos
que el concepto central del nacimiento de la bioética es la secularidad
y el examen de los principios morales desde una perspectiva laica, para
todos, dijo Gherardi, encargado de Enseñanza de Bioética
en el Departamento de Humanidades de la Facultad de Medicina de la UBA.
Actualmente, entre los miembros vinculados a diversos credos figuran representantes
del Centro Islámico de la República Argentina, de la Conferencia
Episcopal, de la Convención Evangélica Bautista, del Seminario
Rabínico Latinoamericano, de las iglesias Evangélica Metodista
Argentina y Ortodoxa Griega, de las facultades de Medicina de las universidades
del Salvador y Austral (Opus Dei), y de las universidades Adventista del
Plata y Hebrea Argentina Bar Illan.
El detonante de la dimisión de Gherardi, al igual que la de Luna
y Barañao, fue la neutralidad de las autoridades del
Ministerio de Salud frente a la existencia de un funcionario de la última
dictadura militar entre los miembros de la Comisión. Sin embargo,
aquel incidente dejó al descubierto otras graves falencias en el
funcionamiento del organismo: la elección de sus integrantes y
la falta de tratamiento de temas conflictivos para la sociedad, según
precisaron los tres especialistas renunciantes al ser consultados por
Página/12. Esas mismas deficiencias fueron denunciadas por las
más de doscientas personalidades de la ciencia que suscribieron
la carta entregada el viernes a De la Rúa (ver aparte). Cada
entidad manda a quien quiere y el ministerio se limita a aceptarlo. Ninguna
comisión nacional de las que hay que imitar, como la de Francia,
Italia, Bélgica, Australia o los Estados Unidos, tienen un mecanismo
similar. Son autónomas no presididas por un ministro
y sus miembros son nombrados por el Poder Ejecutivo a propuesta o no deentidades,
pero tienen antecedentes intachables, detalló Gherardi. Hasta
octubre, cuando fue descubierto su pasado, el ex ministro de Justicia
de la dictadura de Videla, Alberto Rodríguez Varela, integró
la comisión en representación de dos academias: la de Ciencias
Morales y Políticas y la de Derecho (ver aparte).
La Comisión tiene más de dos años de existencia
y, más allá de las jornadas anuales que organiza, no ha
emitido ningún documento serio sobre temas candentes. Tal como
está constituida y funcionando no es de utilidad, señaló
Barañao. No se tratan los temas importantes, acordó
Luna. El año pasado, cuando la Legislatura porteña
debatía la ley de salud reproductiva, en la Comisión no
se discutió nada. Desde diciembre no se reúne, con lo cual
tampoco se ocupó de debatir sobre el embarazo de un feto anencefálico,
un tema que estuvo en la tapa de los diarios en las últimas semanas,
agregó la investigadora del Conicet. Tanto Luna como Barañao
integraban la comisión en representación de la Secretaría
de Ciencia y Tecnología, y Gherardi en nombre de la UBA.
La respuesta oficial
Por M.C.
Es cierto, no es plural: tiene una composición
bastante parcializada, con demasiados representantes de entidades
religiosas y corporaciones, admitió el secretario de
la Comisión Nacional de Etica Biomédica y asesor del
Ministerio de Salud, Carlos Damín, al ser consultado por
Página/12 sobre la crisis en el organismo creado para asesorar
al Gobierno y a los organismos oficiales. Como está
ahora, indudablemente no funciona, aseveró Damín,
que es asesor del viceministro Héctor Moguilevsky. Moguilevsky,
a su vez, es coordinador general de la cuestionada comisión.
Como defensa, Damín dijo que el ministerio tiene las manos
atadas porque la composición del organismo fue fijada por
el decreto de su creación y la cartera de Salud no tiene
facultades para vetar la inclusión de ningún miembro.
¿Por qué no reformaron el decreto? le
preguntó este diario.
El ministerio tiene la idea de modificarlo, para adecuar el
funcionamiento de la comisión a la de otros países
como Francia y los Estados Unidos respondió Damín.
Además de una docena de entidades vinculadas a distintos
credos, tienen representantes en la Comisión la Academia
Nacional de Medicina, la Asociación Médica Argentina,
la Confederación de Entidades Médicas Colegiadas,
la Confederación Médica de la República Argentina,
entre otras.
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La carta al Presidente
El epistemólogo Gregorio Klimovsky, el epidemiólogo
Pedro Cahn, la psicoanalista Eva Giberti, los filósofos Ricardo
Maliandi, María Luisa Pfeiffer y María Julia Bertomeu
son algunos de las más de doscientas personalidades de la
ciencia, la cultura y la medicina que firmaron la carta enviada
el viernes al presidente Fernando De la Rúa, en la que denuncian
el deficiente funcionamiento de la Comisión Nacional de Etica
Biomédica, presidida por el ministro Lombardo. Esta
comisión no fue concebida como una seria mesa de debate y
estudio para asesorar sobre los conflictos bioéticos. Así
constituida, ésta no cumple ninguno de los requerimientos
básicos que tienen en los países centrales: autonomía,
sistema de elección de sus miembros no corporativa ni representativa
por un mandante, respeto por la conciencia moral individual de sus
integrantes, pluralidad ideológica, representatividad de
los diversos actores sociales (pacientes, mujeres, etc.) y estudio
cierto de los problemas con elaboración de dictámenes
que ayuden a la adopción de políticas de Estado,
señala la carta. Estas políticas advierte
el texto son imprescindibles en nuestro país donde
la intolerancia y ausencia de pluralismo en esta materia han conducido
a que no exista cauce ni regulación alguna para ello.
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LA
PRESENCIA DE UN MINISTRO DE VIDELA ABRIO LA CRISIS
Las autoridades, en silencio
Por M. C.
La crisis en la Comisión
Nacional de Etica Biomédica se desató luego de que uno de
sus miembros, el destacado especialista en bioética Juan Carlos
Tealdi, descubriera que el ministro de Justicia de la dictadura de Jorge
Rafael Videla integraba también ese organismo, y en octubre reclamó
su apartamiento. Paradójicamente, a raíz de su denuncia
Tealdi terminó siendo separado de la comisión: la Asociación
de Facultades de Medicina de la República Argentina (Afacimera),
en representación de la cual Tealdi integraba el organismo, le
revocó el mandato con el argumento de que el médico se había
excedido en sus atribuciones. En una carta al presidente De la Rúa,
más de doscientas personalidades de la ciencia y la medicina se
solidarizaron con Tealdi y cuestionaron duramente la neutralidad
del ministro de Salud en el conflicto.
Ni Lombardo ni otra autoridad de la comisión todas ellas
son funcionarios de la cartera de Salud emitió una opinión
al respecto. La neutralidad de las autoridades del Ministerio de
Salud, al eludir una toma de posición frente a tan grave hecho
demuestra, por lo menos, prescindencia frente a un conflicto que compromete
principios no negociables, señala la carta enviada el viernes
a De la Rúa. Además, los académicos y científicos
denunciaron la actitud discriminatoria de Afacimera. Es
intolerable e insostenible por cuanto destituyó a su representante
no por causa justificada alguna, sino por el temperamento que adoptó,
conforme a sus convicciones morales y en uso de su derecho constitucional
a expresar sus ideas, cuestionaron.
Tealdi se enteró de la existencia de Rodríguez Varela en
una conversación casual con un colega, a principios de agosto.
Días después fue a pedir explicaciones al Ministerio de
Salud, donde lo atendió el secretario de la Comisión, Carlos
Damín. El funcionario se mostró sorprendido y prometió
ocuparse del tema. Pero nunca hubo una respuesta oficial. Entonces, el
5 de octubre, en una reunión de la comisión, Tealdi pidió
que se apartara a Rodríguez Varela del organismo en razón
de las atroces violaciones a los derechos humanos que se cometieron mientras
él era ministro de Justicia. Finalmente, Rodríguez
Varela, que también fue defensor de Videla, renunció. A
pesar del tiempo transcurrido y de la gravedad de estos hechos, el Ministerio
de Salud se ha manifestado expectante, criticaron los científicos.
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