Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


Liporaci tiró la
toalla, renunció y se
aseguró una buena
jubilación

Había dicho que no lo haría, pero �cambió de parecer�, según dijo su abogado. De la Rúa ya aceptó la dimisión. Cobrará jubilación.

Carlos Liporaci, finalmente, dejó su cargo tras ser acusado.
Pero aún debe enfrentar una causa por enriquecimiento ilícito.

Por I. H.

El día que el Consejo de la Magistratura votó por unanimidad suspenderlo y solicitar su destitución, Carlos Liporaci juró que no renunciaría, que enfrentaría al jurado de enjuiciamiento y que ciertos sectores –en alusión al Frepaso– querían quitarle la causa de los sobornos en el Senado porque “pretenden la convulsión del país”. Ese discurso se le cayó a pedazos y finalmente presentó la renuncia el viernes. Ayer el presidente Fernando de la Rúa se la aceptó. O sea, ya no habrá juicio político en su contra y, a menos que una nueva ley cambie la tradición, cobrará una jugosa jubilación por los servicios prestados en el Poder Judicial.
“Cambió de parecer”, sintentizó a Página/12 el abogado y amigo de Liporaci, Héctor Rodríguez. “Sólo esperamos que se someta la cuestión en trámite al juez natural”, añadió refiriéndose a la causa por enriquecimiento ilícito contra el ahora ex juez de los sobornos que están en manos el juez Gabriel Cavallo y el fiscal Pablo Recchini.
–¿Pero no era que estaba convencido de que el jury no lo destituiría y podría volver a tribunales?
–Ahora no es tan claro que pueda estar tranquilo (silencio). Sobre todo por la presión que ejercen ustedes, los medios.
Liporaci había llegado a juez federal en 1993 de la mano del ex ministro del Interior Carlos Corach, también apadrinado por el ex titular de la SIDE Hugo Anzorreguy y por la Policía Federal. Entre sus “hitos” más recientes figura el de haber dictado la falta de mérito de todos los senadores imputados en la causa de las coimas, un expediente cuyo curso el juez Cavallo está apuntando a cambiar.
Ahora intentará ejercer la profesión de abogado, “que para eso estudió”, dijo Rodríguez. De todos modos, todavía corre riesgos de ser procesado por el supuesto incremento ilegítimo de su fortuna. Eso no deja de irritar a los miembros del Consejo de la Magistratura que impulsaron su destitución. “La renuncia demuestra la verdad de nuestra acusación y que Liporaci no estaba dispuesto a someterse al jurado”, protestó Pablo Fernández, uno de los autores del dictamen contra el ex juez que dio pie a que el plenario lo acusara por mal desempeño y mala conducta.
El cuerpo que desde hace dos años se encarga de nombrar y remover jueces sostuvo que Liporaci había mentido al justificar patrimonio y que cometió una inmoralidad al haber cobrado desde 1994 una pensión graciable de 500 pesos mensuales que había sido otorgada a una de sus hijas por el diputado justicialista Dámaso Larraburu. Los consejeros dieron por probado que los créditos con los que dijo haber pagado la mansión valuada en más de un millón de dólares en la que vive en Vicente López fueron claramente irregulares, o inexistentes. Y aseguraron que había mentido también al decir que la casa que usaba en el country Golfer’s por 3000 pesos mensuales, en realidad era alquilada por un amigo.
Los cuestionamientos hacia Liporaci no surgieron con la cuestión del chalet sino que se remontan muy atrás en el tiempo. El fue quien cerró la causa por enriquecimiento ilícito contra José Luis Manzano, levantó la orden de captura contra el ex banquero Raúl Moneta, sobreseyó al empresario menemista de la carne Alberto Samid, sobreseyó a Víctor Alderete en la causa por robo de papeles en el PAMI, fue acusado por su ex secretario Guillermo Gowland de pincharle los teléfonos a un empleado de su propio juzgado y de cobrar dinero a cambio de “arreglar” causas y se declaró incompetente para investigar al ministro de la Corte Antonio Boggiano diciendo que un juez de rango inferior estaba inhabilitado ante un ministro supremo. Además, era el juez de grado con mayor cantidad de sumarios administrativos y con la mayor cantidad de nulidades de sus actuaciones resueltas por la Cámara Federal.
Lo que sigue causando preocupación en la Magistratura es que los demás jueces con pedidos de remoción sigan este ejemplo de renunciar para eludir su juicio político. Un tema que agudizó las discusiones desde que el exjuez Pablo Bruno, acusado de avalar torturas en una comisaría, dejó su cargo y enseguida asumió como jefe de asuntos internos en la SIDE.

 


 

LAS CUENTAS DE PALITO, ALASINO Y PONTAQUARTO
Cavallo en la ruta del dinero

Por A.M.

El dinero ingresó en sus cuentas, pero hay que determinar quién lo depositó. El juez federal Gabriel Cavallo, a cargo de la causa por los sobornos en el Senado, pidió informes sobre las cuentas bancarias del senador Ramón “Palito” Ortega, de la esposa del senador Augusto Alasino y del ex secretario parlamentario de la Cámara alta, Mario Pontaquarto.
Página/12 anticipó el martes que la Policía Federal había detectado estos movimientos y que los montos y las fechas de los depósitos despertaron las sospechas del fiscal Federico Delgado.
El lunes Delgado le pidió a Cavallo que solicitara los respaldos y comprobantes y ayer Cavallo lo incluyó en una nueva serie de medidas. El Banco Francés informó a los investigadores policiales que el 8 de mayo aparecieron 20 mil pesos en efectivo en la cuenta del radical Mario Pontaquarto, fiel escudero del senador José Genoud. La fecha coincide con el momento más caliente de la negociación por la Reforma Laboral. En la cuenta de la esposa de Alasino del Banco Galicia fueron detectados 10 mil pesos. Ortega realizó en mayo cuatro movimientos en el Banco Francés de entre 40 y 20 mil pesos, y también hay depósitos en la misma entidad, pero a nombre de una Fundación Fe. Las sospechas en torno de estas cuentas surgieron a raíz de los datos que están analizando los investigadores de la división Delitos Complejos de la Policía Federal, que encabeza el comisario Carlos Sablich.
Entre las nuevas 17 medidas que dispuso Cavallo también figura el envío de un oficio a la Sindicatura General de la Nación (Sigen), a cargo de Rafael Bielsa, con el fin de que el organismo le remita toda la investigación que llevó adelante desde que estalló el escándalo.
Por la mañana, los sindicalistas de la CGT disidente Hugo Moyano y Julio Piumato se presentaron espontáneamente en los tribunales de la avenida Comodoro Py 2002, para ponerse “a disposición” del juez Cavallo. El magistrado piensa cotejar las declaraciones que formularon los gremialistas en este expediente con sus dichos en ocasión de declarar tras la represión de la manifestación en Plaza de Mayo contra la Reforma Laboral.

 

PRINCIPAL