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Por ahora, el Tío Alan se niega
a darle una mano a Machinea

Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal, hizo lo contrario a lo que esperaban los financistas y dejó en suspenso una eventual baja de la tasa de interés, que ayudaría a la Argentina. Las acciones volvieron a caer, en esta oportunidad 2,4 por ciento en promedio. Subió el riesgo país.
Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal, hizo lo contrario a lo que esperaban los financistas y dejó en suspenso una eventual baja de la tasa de interés, que ayudaría a la Argentina. Las acciones volvieron a caer, en esta oportunidad 2,4 por ciento en promedio. Subió el riesgo país.

Por Claudio Zlotnik

Pese a sus urgencias, José Luis Machinea tendrá que seguir esperando para recibir otra ayudita del Tío Alan. Ayer, Greenspan, el presidente de la Reserva Federal estadounidense, pinchó las expectativas de realizar una nueva baja de la tasa de interés en los próximos días, un escenario que en la city ya daban por descontado. La decisión de Greenspan de descartar una baja de la tasa en lo inmediato provocó fuertes caídas en los mercados. El índice de acciones líderes MerVal perdió 2,4 por ciento, mientras que, en Wall Street, el Dow Jones cayó 1,3 por ciento y el Nasdaq, el 2,5. Después de un enero eufórico, febrero terminó con un resultado ampliamente deficitario: el MerVal perdió 18,2 por ciento. Y el riesgo país quedó en los 797 puntos, un nivel parecido al que mostraba después de la renuncia de Carlos Alvarez a la vicepresidencia.
“No veo razones, por ahora, para reducir los intereses en una medida de emergencia”, dijo Greenspan en su discurso ante la Comisión de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, en Washington, echando por tierra con las especulaciones de los financistas. Tanto en Wall Street como en el microcentro tenían la certeza de que la Fed bajaría en medio punto adicional la tasa de corto plazo antes de la próxima reunión formal de gobernadores de la Reserva Federal, que se producirá el 20 de marzo.
¿La razón? Que la economía estadounidense muestra claros signos de desaceleración, y los financistas temen que caiga en un profundo proceso recesivo. Precisamente, ayer se conoció que en el último trimestre de 2000, el Producto Bruto se expandió apenas 1,1 por ciento, tres décimas por debajo a la medición original, el ritmo de crecimiento más débil de los últimos cinco años y medio. Además, Greenspan estimó que en el primer tramo de 2001, el crecimiento sería nulo. “Aun después de las medidas que tomamos en enero, se mantiene el riesgo de un crecimiento sin rendimiento económico satisfactorio”, dijo. El mes pasado, la Reserva Federal bajó la tasa de corto en dos oportunidades, totalizando un punto porcentual, del 6,5 al 5,5 por ciento anual. En este contexto, donde las compañías están reportando ganancias mucho más débiles que las estimadas, el Nasdaq (panel tecnológico) lleva perdido un 60 por ciento en los últimos once meses.
En medio de un escenario complicado, donde parecen esfumarse las expectativas surgidas por el blindaje, una merma adicional del costo del dinero en los Estados Unidos traería algo de aire fresco para el equipo económico. En la city confían en que ello ocurrirá recién dentro de tres semanas. Mientras tanto, persiste el pesimismo. “Después de los dichos de Greenspan, creo que los bonos y las acciones seguirán cayendo en el corto plazo”, aventuró, en diálogo con Página/12, Aníbal Penet, gerente de finanzas de la AFJP Previsol. Y añadió: “Desde el exterior, los inversores evalúan que la economía argentina es la más débil entre los emergentes. Y no surge ninguna noticia positiva para contrarrestar esa visión”.
Para un país endeudado como la Argentina, una caída de la tasa en Estados Unidos puede resultar decisiva para empujar la economía. El eventual incremento en la llegada de capitales desde el extranjero permitiría que al Estado refinanciar sus pasivos a costos más bajos y se abaratarían los créditos al sector privado. Este, precisamente, es el dibujo diseñado por Machinea no bien llegó al Palacio de Hacienda. Pero algo está fallando. “La economía no crece, y no hay expectativas. Así, el mercado seguirá negativo”, señaló a este diario Marcelo Nicoletti, economista jefe del ABN Amro Bank. A pesar del pronunciado incremento en el riesgo país (se pasó de una sobretasa del 6,5 por ciento a una del 8,0 por ciento en un mes), las tasas de interés bancarias se mantienen en niveles similares a las del mes pasado, lo que se explica por la abundante liquidez de las entidades financieras ante la recomposición de los depósitos. Si embargo, los operadores están preocupados y alertas. “Estamos con las defensas bajas. La economía no sale de sus problemas y existe la sensación de que falta liderazgo político para dar señales másclaras a los inversores sobre el camino que se seguirá”, apuntó a este diario Andrés Pitchón, analista del banco de inversiones MBA.

 

“Me sacaron de contexto”

Joaquín Cottani, el economista de Lehman Brothers que sugirió la devaluación, se armó su propio blindaje ante la ola de críticas que recibió después de semejante recomendación. “Desmiento la información. Me sacaron de contexto”, dijo, apelando a un lugar común, durante una conferencia telefónica convocada por el propio Cottani con gerentes financieros de las AFJP. Según un reportaje concedido a la agencia Boolmberg, Cottani había dicho que una devaluación “ayudaría a estimular el crecimiento y evitarse futuras crisis financieras”. Esa mención le valió una violenta reacción de José Luis Machinea: “Es un irresponsable total”, lo cruzó el ministro. Durante la jornada de ayer, otros dos miembros del equipo económico, Daniel Marx y Mario Vicens, también lo criticaron, al tiempo que descartaron una modificación en el tipo de cambio. “Todo esto me parece una distracción. Concentrémonos en las cuestiones que sirven para producir resultados concretos”, señaló Marx. Lo que Cottani no desmintió fue un artículo, que lleva su firma, y en donde también sugiere la devaluación, publicado en el último número de la revista Noticias.

 

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