Por Claudio Zlotnik
Pese a sus urgencias, José
Luis Machinea tendrá que seguir esperando para recibir otra ayudita
del Tío Alan. Ayer, Greenspan, el presidente de la Reserva Federal
estadounidense, pinchó las expectativas de realizar una nueva baja
de la tasa de interés en los próximos días, un escenario
que en la city ya daban por descontado. La decisión de Greenspan
de descartar una baja de la tasa en lo inmediato provocó fuertes
caídas en los mercados. El índice de acciones líderes
MerVal perdió 2,4 por ciento, mientras que, en Wall Street, el
Dow Jones cayó 1,3 por ciento y el Nasdaq, el 2,5. Después
de un enero eufórico, febrero terminó con un resultado ampliamente
deficitario: el MerVal perdió 18,2 por ciento. Y el riesgo país
quedó en los 797 puntos, un nivel parecido al que mostraba después
de la renuncia de Carlos Alvarez a la vicepresidencia.
No veo razones, por ahora, para reducir los intereses en una medida
de emergencia, dijo Greenspan en su discurso ante la Comisión
de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, en Washington,
echando por tierra con las especulaciones de los financistas. Tanto en
Wall Street como en el microcentro tenían la certeza de que la
Fed bajaría en medio punto adicional la tasa de corto plazo antes
de la próxima reunión formal de gobernadores de la Reserva
Federal, que se producirá el 20 de marzo.
¿La razón? Que la economía estadounidense muestra
claros signos de desaceleración, y los financistas temen que caiga
en un profundo proceso recesivo. Precisamente, ayer se conoció
que en el último trimestre de 2000, el Producto Bruto se expandió
apenas 1,1 por ciento, tres décimas por debajo a la medición
original, el ritmo de crecimiento más débil de los últimos
cinco años y medio. Además, Greenspan estimó que
en el primer tramo de 2001, el crecimiento sería nulo. Aun
después de las medidas que tomamos en enero, se mantiene el riesgo
de un crecimiento sin rendimiento económico satisfactorio,
dijo. El mes pasado, la Reserva Federal bajó la tasa de corto en
dos oportunidades, totalizando un punto porcentual, del 6,5 al 5,5 por
ciento anual. En este contexto, donde las compañías están
reportando ganancias mucho más débiles que las estimadas,
el Nasdaq (panel tecnológico) lleva perdido un 60 por ciento en
los últimos once meses.
En medio de un escenario complicado, donde parecen esfumarse las expectativas
surgidas por el blindaje, una merma adicional del costo del dinero en
los Estados Unidos traería algo de aire fresco para el equipo económico.
En la city confían en que ello ocurrirá recién dentro
de tres semanas. Mientras tanto, persiste el pesimismo. Después
de los dichos de Greenspan, creo que los bonos y las acciones seguirán
cayendo en el corto plazo, aventuró, en diálogo con
Página/12, Aníbal Penet, gerente de finanzas de la AFJP
Previsol. Y añadió: Desde el exterior, los inversores
evalúan que la economía argentina es la más débil
entre los emergentes. Y no surge ninguna noticia positiva para contrarrestar
esa visión.
Para un país endeudado como la Argentina, una caída de la
tasa en Estados Unidos puede resultar decisiva para empujar la economía.
El eventual incremento en la llegada de capitales desde el extranjero
permitiría que al Estado refinanciar sus pasivos a costos más
bajos y se abaratarían los créditos al sector privado. Este,
precisamente, es el dibujo diseñado por Machinea no bien llegó
al Palacio de Hacienda. Pero algo está fallando. La economía
no crece, y no hay expectativas. Así, el mercado seguirá
negativo, señaló a este diario Marcelo Nicoletti,
economista jefe del ABN Amro Bank. A pesar del pronunciado incremento
en el riesgo país (se pasó de una sobretasa del 6,5 por
ciento a una del 8,0 por ciento en un mes), las tasas de interés
bancarias se mantienen en niveles similares a las del mes pasado, lo que
se explica por la abundante liquidez de las entidades financieras ante
la recomposición de los depósitos. Si embargo, los operadores
están preocupados y alertas. Estamos con las defensas bajas.
La economía no sale de sus problemas y existe la sensación
de que falta liderazgo político para dar señales másclaras
a los inversores sobre el camino que se seguirá, apuntó
a este diario Andrés Pitchón, analista del banco de inversiones
MBA.
Me sacaron de
contexto
Joaquín Cottani, el economista de Lehman Brothers que sugirió
la devaluación, se armó su propio blindaje ante la
ola de críticas que recibió después de semejante
recomendación. Desmiento la información. Me
sacaron de contexto, dijo, apelando a un lugar común,
durante una conferencia telefónica convocada por el propio
Cottani con gerentes financieros de las AFJP. Según un reportaje
concedido a la agencia Boolmberg, Cottani había dicho que
una devaluación ayudaría a estimular el crecimiento
y evitarse futuras crisis financieras. Esa mención
le valió una violenta reacción de José Luis
Machinea: Es un irresponsable total, lo cruzó
el ministro. Durante la jornada de ayer, otros dos miembros del
equipo económico, Daniel Marx y Mario Vicens, también
lo criticaron, al tiempo que descartaron una modificación
en el tipo de cambio. Todo esto me parece una distracción.
Concentrémonos en las cuestiones que sirven para producir
resultados concretos, señaló Marx. Lo que Cottani
no desmintió fue un artículo, que lleva su firma,
y en donde también sugiere la devaluación, publicado
en el último número de la revista Noticias.
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