Por David Cufré
Con el blindaje, la Argentina
crece, prometió el Gobierno. Sin embargo, a pocas semanas
de la aparición de esos afiches, las ilusiones no son las mismas.
El escenario cambió. Ya no es el blindaje el tema central, sino
que ha vuelto al primer plano la pregunta de siempre: ¿cómo
hará el Gobierno para que la economía crezca? Y atada a
ella: ¿Qué tiempo le queda a Machinea para lograrlo? Página/12
consultó a economistas y banqueros su opinión sobre ambos
temas. Si la economía no da señales inmediatas de
despegue, Machinea tendrá los días contados, dijo
uno de ellos, miembro de la Alianza. Ayer se reinstalaron en la city los
rumores sobre el eventual alejamiento del ministro a corto plazo, algo
que el vocero presidencial, Ricardo Ostuni, descartó de plano.
De la Rúa ni debe conocer esos rumores, se desentendió.
Más allá de la situación de Machinea, las opiniones
sobre el futuro de la economía que recavó este diario fueron
sombrías, algo que parecía impensable en tan poco tiempo
tras el salvataje del FMI.
El riesgo país se ubica en torno a los 800 puntos, nivel similar
al que había después de la renuncia de Chacho Alvarez. Los
indicadores económicos de enero dieron en su mayoría desfavorables.
La Bolsa acumuló una caída de 18,2 por ciento en febrero,
diluyendo dos tercios de la ganancia de enero. Los precios internacionales
de los commodities no son tan buenos como esperaba el Gobierno y se diluyen
las esperanzas de que Estados Unidos baje en los próximos días
sus tasas de interés. Todos estos elementos conforman un escenario
muy distinto al que quedó después de obtenido el blindaje
y ponen en duda la llegada de la reactivación.
El blindaje nunca fue para crecer, aunque el Gobierno, como es lógico,
vendió muy fuerte esa idea. El problema es que ahora se ve que
no solucionaba los problemas de fondo y las expectativas caen tan rápido
como subieron. Pero ya no tenemos otro blindaje para subirlas, explicó
a este diario un banquero de primera línea, de buen diálogo
con el Gobierno, que pidió mantener su nombre en reserva. El
blindaje fue para tranquilizar a los inversores que temían al default
(cesación de pago de la deuda). Es un elemento que se convirtió
en necesario pero no suficiente para crecer, agregó. Para
crecer hay que tomar en cuenta otros factores. El más importante
es la demanda interna. Pero la gente no consume porque teme al desempleo,
ve que la economía anda a los tropezones y los salarios son bajos.
En consecuencia, los empresarios demoran inversiones porque no hay expectativas
de rentabilidad. El otro factor son las exportaciones, que en el 2000
aumentaron, pero no fue nada espectacular, continuó su análisis.
¿Cómo hará el Gobierno para regenerar la confianza?
preguntó Página/12.
Es la gran pregunta. De la Rúa tendrá que hacer rápido
alguna movida fuerte. Podría ser un cambio de gabinete. Algunos
dicen que recurriría a Cavallo, pero yo creo que la Alianza no
lo toleraría, salvo que haya una crisis extrema. De todos modos,
creo que Machinea sólo podrá conseguir que la economía
reaccione si lo ayuda algún factor externo, como una fuerte baja
de las tasas de Estados Unidos o una suba de los precios de los commodities.
En este momento, no parece que ninguna de las dos cosas vaya a ocurrir.
No mucho más optimista fue Mercedes Marcó del Pont, directora
de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE). El
esquema económico está agotado e impide cualquier posibilidad
de crecimiento, enfatizó. Los precios relativos que
impone la convertibilidad inhiben cualquier mejora de las exportaciones
y de sustitución de importaciones, añadió.
Al igual que el banquero, consideró que son muy escasos los
rubros que ofrecen rentabilidad para invertir y el mercado interno está
deprimido por la deflación salarial y el temor al desempleo. Con
este escenario no veo posibilidades de recuperación. Su evaluación
fue que el Gobierno desaprovechó el blindaje como oportunidad
para replantear integralmente el modelo económico. No puede aspirar
a que haya un boom deconsumo como al principio de la convertibilidad,
porque la situación es radicalmente distinta. Por tres factores:
el altísimo nivel de desarticulación productiva, el aumento
del endeudamiento y de la dependencia del financiamiento externo y por
el temor al desempleo. Nada de eso se resuelve con el blindaje,
apuntó. Machinea vuelve a estar complicado porque el escenario
externo que tenía en enero se le dio vuelta, concluyó.
Un economista de la Alianza dijo que el panorama se presenta muy
complicado. La economía no es atractiva para la inversión,
tanto porque el mercado interno está muy golpeado como porque no
hay muchos sectores que ofrezcan buena rentabilidad, explicó.
Para poner un ejemplo extremo: ¿qué le puede cambiar
el blindaje a una persona que gana 200 pesos?, indicó. Ese
el punto central. Machinea jugó todas sus fichas a bajar el riesgo
país. Si eso no ocurre, ya sea por la crisis turca o por cualquier
otro factor, todo su esquema se desmorona, afirmó. El
Gobierno se metió solito en este callejón sin salida. Por
eso algunos creen que la única forma de escapar a esa trampa es
recurrir a Cavallo, confiando en que podrá ilusionar a la gente,
evaluó.
Celulares alegran
a Machinea
José Luis Machinea respiró. El día en que
volvieron a circular rumores sobre su renuncia, el INdEC dio a conocer
otro indicador económico de enero. Fue el de consumo de servicios
públicos, que arrojó un aumento del 7 por ciento respecto
a igual mes del año pasado, aunque cayó 0,4 por ciento
contra diciembre. Tal como ocurrió durante todo el 2000,
el motor de la suba fue la explosión de la telefonía
celular. La cantidad de aparatos en servicio aumentó 44,9
por ciento contra enero del año pasado. En tanto, en el servicio
telefónico básico las llamadas urbanas bajaron 0,2
por ciento, mientras que las interurbanas crecieron el 0,6. El transporte
de pasajeros disminuyó 2,4 por ciento para los ferrocarriles
urbanos, 17,3 para los trenes interurbanos y 5,2 para el servicio
de ómnibus, mientras que la utilización de subterráneos
subió 1,9 por ciento.
Otro indicador favorable que se conoció ayer fue que en febrero
los cierres de cuentas corrientes bajaron 5,6 por ciento contra
igual mes del año anterior.
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LA
ADUANA FRENO UN FRAUDE POR 50 MILLONES DE PESOS
El colador tapó un agujerito
Productos con un precio de mercado
de más de 50 millones de dólares provenientes de diversos
países del sudeste asiático y con destino final en Capital
Federal fueron ingresados al país por la aduana de Mendoza, con
un valor declarado de poco más de 5 millones. La maniobra de subfacturación,
que incluía la triangulación por la zona franca de Iquique,
en el extremo norte de Chile, fue desbaratada por la Dirección
General de Aduanas (DGA), que trabajó en la investigación
junto a las autoridades aduaneras del vecino país.
La maniobra involucra a doce empresas importadoras, dos firmas de control
de preembarque y a varios despachantes de aduana. También se sospecha
la participación de los funcionarios responsables de los controles.
Los nombres de los involucrados fueron celosamente resguardados por las
autoridades aduaneras debido a que la causa se encuentra bajo secreto
de sumario.
La maniobra se detectó a través de un minucioso trabajo
de investigación que incluyó el seguimiento informatizado
de operaciones relevantes y tareas de inteligencia sobre bases de datos
e información financiera. El último paso fueron los 19 allanamientos
simultáneos ordenados por el juez federal de Mendoza Alfredo
Manuel Rodríguez en depósitos de las ciudades de Mendoza,
San Juan y Capital Federal, en los que se incautaron las mercancías
subfacturadas.
Según explicó el titular de la DGA, Eduardo Casullo, las
mercaderías provenientes de India, China, Taiwán, Tailandia
y Malasia en su mayoría electrodomésticos (televisores
y equipos de audio de marca reconocida), fotografía, máquinas
herramientas, bazar y artículos escolares ingresaban por
la ruta del Pacífico a la zona franca de Iquique (en el extremo
norte de Chile sobre el golfo de Arica), donde se manipulaban sus valores
y se alteraban sus orígenes y marcas. De allí entraban a
la Argentina por la aduana mendocina a valores ridículos,
de acuerdo con la expresión del funcionario. Casullo graficó
estas subvaluaciones y la magnitud de la evasión con algunos ejemplos.
Así, televisores de 60 pulgadas ingresaban como si fuesen de 5
pulgadas y equipos de audio de primera marca lo hacían como de
marca no reconocida. Las herramientas de mano con valor de mercado de
casi 100 dólares se facturaban a 45 centavos, en tanto que las
pilas de marca de 1 dólar entraban a menos de 1 centavo.
La operación de los importadores requería necesariamente
la connivencia con los exportadores chilenos quienes emitían en
Iquique las facturas falsas. Una vez que se concretaba la compra en la
zona franca, la mercadería era embarcada en camiones y documentada
por la aduana de Mendoza. Este modus operandi presupone la actuación
deficiente de las empresas de control de preembarque, las que no
advirtieron la subfacturación. Los allanamientos y secuestros
pusieron en evidencia que mercadería con un valor declarado por
5.050.013 pesos tenía un valor mínimo de mercado al menos
10 veces superior. Aunque inicialmente trascendió la existencia
de 9 detenidos, el juez mendocino Alfredo Rodríguez desmintió
la versión y argumentó que el proceso se encuentra aun en
la etapa de investigación.
Para el titular de la DGA los hechos descubiertos afectan a un canal
de comercialización que movía plata en negro y que, entre
otras cosas, perjudicaba el empleo genuino. Para el funcionario,
las maniobras vinculadas con el contrabando son como las inundaciones,
cuando se controla en un lugar, aparece por otro.
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