La cárcel no es un lugar agradable para pasar una temporada, y
menos aún si no se ha hecho nada para merecer la estadía.
Que se lo cuenten a Silvio Herrera, un joven de 26 años que estuvo
ocho meses tras las rejas acusado de una violación que cometió
otra persona. Puede sonar increíble, pero la falsa acusación
surgió a partir del sorprendente parecido físico de Herrera
con el verdadero violador. El apoyo de la ciudad de General Alvear, en
la provincia de Buenos Aires de donde Herrera es oriundo,
que fue desde los vecinos hasta el propio intendente, hizo su condena
más leve. Al final, la ciencia colaboró para determinar
quién era el culpable: un estudio de ADN confirmó que fue
Alberto Salas el violador. Ahora Silvio Herrera está a la espera
de su sobreseimiento definitivo, y de que alguien se haga cargo de la
angustia vivida.
Silvio Herrera vivía en La Plata, ciudad a la que había
llegado de General Alvear para cursar Ingeniería en la universidad.
Su padre, un empleado municipal, y su madre, ama de casa, habían
hecho grandes esfuerzos para que su único hijo pudiera estudiar.
La vida de Silvio transcurría normalmente, hasta que comenzó
su pesadilla. A principios de junio de 1999, una chica que había
sido violada dos días antes iba en un taxi por la ciudad de La
Plata y vio a Herrera caminando tranquilamente por la calle: inmediatamente
creyó reconocer a su agresor y lo denunció a la policía.
El 9 de junio, el estudiante fue trasladado a la DDI de esa ciudad donde,
al ser indagado, manifestó su inocencia y quedó libre por
falta de mérito.
Todo parecía ser, apenas, una desagradable anécdota. Pero
no fue así. Días después, la abogada Patricia Hortel
lo reconoció en una rueda de sospechosos como quien la había
atacado para robarle en su departamento. Con esa evidencia, sumada a las
coincidencias en el accionar en ambos casos, Herrera fue nuevamente detenido
y le dictaron prisión preventiva.
La historia salta ahora hasta octubre del mismo año, cuando Alberto
Salas, un hombre de 33 años, fue detenido luego de que intentara
violar a una joven. En ese momento se inició una investigación
que pudo determinar que esa persona había cometido otras violaciones.
¿Qué tiene que ver esta historia con la del desafortunado
estudiante Silvio Herrera? Sencillamente que el parecido físico
entre él y Salas es asombroso. La existencia de un sosías
le cambió la vida a Herrera, obviamente para peor. El estudiante
cambió las aulas por la fría celda de una comisaría
platense, pero a los veinte días el juez de Garantías de
La Plata, César Melazo, dispuso su traslado a una seccional en
General Alvear. Allí permaneció ocho meses a la sombra,
hasta que el juez le otorgó el beneficio del arresto domiciliario,
al tomar en cuenta algunos indicios de la causa que implicaban en el hecho
a Salas: la similitud entre ambos y el hecho de que las dos víctimas
reconocieron a este último en una nueva rueda de personas.
La solidaridad de los vecinos de Silvio también se hizo carne en
Melazo. Junto al pedido de los abogados defensores, el juez tuvo en cuenta
una nota en la cual el intendente de General Alvear, Gaudencio Fernández,
junto a los principales representantes de las instituciones de esa localidad,
apoyaban incondicionalmente la inocencia de Herrera.
Hasta tal punto fue importante el apoyo de su comunidad, que el intendente
le ofreció al joven un trabajo en el municipio. Este aceptó,
y actualmente ésa es su tarea. Incluso, según explicó
uno de sus abogados, Juan Losino, los vecinos hicieron una colecta
para pagar nuestros honorarios.
Finalmente, un estudio de ADN confirmó que el autor de la violación
fue Alberto Salas. Ahora los abogados defensores de Herrera solicitarán
a la Justicia el sobreseimiento definitivo del joven.
Losino remarcó el incierto futuro de Silvio debido a la situación
que le tocó vivir: Su carrera está frenada, casi trunca,
con problemas psicológicos, problemas psiquiátricos, una
pesadumbre absoluta en la familia, una pelea con su novia tras seis años
de noviazgo, un cuadro de situación deprimente para el muchacho.
Un choque a 200 kilómetros
por hora
Al menos quince personas murieron y otras setenta resultaron heridas,
treinta de ellas de gravedad, al chocar ayer a la mañana
dos trenes en el norte de Inglaterra, a 260 kilómetros de
Londres. La colisión se produjo cuando un vehículo
todo terreno que transportaba un trailer se salió de la ruta
y cayó en las vías del ferrocarril, en las cercanías
de la ciudad de Selby, en el norte de Yorkshire. Aunque el conductor
del coche trató de alertar por un teléfono móvil
a los servicios de urgencia, su aviso llegó demasiado tarde
para evitar que un tren de pasajeros, que se dirigía a Londres
con alrededor de un centenar de pasajeros y a una velocidad de 200
kilómetros por hora, embistiera al vehículo.
El impacto provocó que la formación se saliera ligeramente
de los rieles y fuera, en ese momento, alcanzada por otro convoy
de carga, que transportaba un millar de toneladas de carbón
y circulaba en dirección contraria, a más de 100 kilómetros
por hora.
Algunos vagones que llevaban pasajeros quedaron convertidos en hierros
retorcidos. Esto es lo peor que he vivido en 14 años
de servicio, describió el jefe de los bomberos de Yorkshire,
Graham Buckle, que participó del operativo de rescate de
las víctimas. Un vocero del servicio de ambulancias del mismo
condado expresó: Hemos visto todo tipo de heridas que
se puedan imaginar. Es realmente escalofriante. Y constantemente
suena algún teléfono celular que está en el
tren.
Las últimas informaciones daban cuenta de unos 15 muertos,
pero se descontaba que la cifra de víctimas fatales crecería
con el correr de las horas. El primer ministro Tony Blair expresó
sus condolencias a los familiares de las víctimas y prometió
una investigación exhaustiva sobre las circunstancias
que ocasionaron el choque. Se trata del accidente de tren más
grave en Gran Bretaña desde la colisión de dos formaciones
en la estación Paddington, en Londres, en octubre de 1999,
donde hubo 31 muertos.
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