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EL PRESIDENTE MEXICANO BUSCA CAPITALIZAR LA GRAN MARCHA ZAPATISTA
La competencia por quién será el más indio

Mientras el �zapatour� avanzaba rumbo a la capital mexicana, el presidente mexicano evita la confrontación y busca aprovechar la focalización sobre las cuestiones indígenas para hacer suyos los reclamos. A su paso, la caravana zapatista convoca militantes políticos, estudiantes y aborígenes.
Pipa, pasamontaña y lapicera identifican al subcomandante Marcos tras el vidrio del bus. Va rumbo al parque central de Oaxaca; el 11 de marzo llegará a México D. F.

Por Juan Jesús Aznárez *
Desde Puebla

“¡Te amo, Marcos!” Así una mexicana comunicaba ayer a gritos su pasión por un rebelde que se manifiesta dispuesto a sacar de sus casillas al presidente, Vicente Fox, para romper la estrategia oficial de sumarse a la marcha del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Es un intento en vano, porque el gobernante responde abrazando la causa, afirmando que él también es peregrino por la liberación del indio. Es previsible, según fuentes oficiales, un nuevo repliegue militar en Chiapas para restar razones al insurrecto que ayer continuó su avance hacia el Congreso de Ciudad de México.
El intelectual blanco alzado en enero de 1994 con una precaria milicia de indígenas escuchó la declaración de amor cuando presidía una concentración ante miles de simpatizantes en Orizaba, Veracruz, un estado con diez etnias: dos millones de personas entre los siete millones de población total. Marcos volvió la cabeza hacia la enamorada y amortiguó su entrega con un gesto de humildad, como diciendo “no es para tanto”. El frenesí suscitado entre los suyos, entre los miles de estudiantes blancos, mestizos, y en menor número de indígenas, que la noche del martes ocuparon la plaza principal de Puebla, fue ruidoso. “¡Todos somos Marcos! ¡Viva el EZLN!” Dos universitarios de primer año aplaudían: “Habla sin rodeos”, y un vendedor ambulante ofrecía tabaco y chicles cubierto con un pasamontañas.
El presidente y su ministro de Relaciones Exteriores, Jorge G. Castañeda, evitan la confrontación oral a sabiendas de que los objetivos declarados de la caravana apenas admiten réplica, y que cualquier objeción al discurso del EZLN aportaría munición al rebelde de la pipa y a la constelación de radicales que apoya sus radicales enunciados. “¡Nunca más recibiremos órdenes de nadie! –prometió aquél–. ¡Vamos a conseguir la aprobación de la ley sobre derechos y culturas indígenas, y su reconocimiento constitucional.” La multitud refrendaba, y un padre repasaba la historia. “Hija mía, este hombre tiene razón, porque a los indígenas los han tratado como animales.”
Fox coincidió con el mensaje central del “subcomandante” ante los economistas y empresarios reunidos en el World Economic Forum de Cancún, pero reaccionó contra su descalificación de los planes de desarrollo industrial para el sur y sureste. “Para criticarlos, primero hay que conocer de qué se trata.” No obstante, le pidió trabajar “hombro con hombro” por “los diez millones de hermanos y hermanas indígenas”, el 10 por ciento de los habitantes de México. “Nunca más deberán ser excluidos ni discriminados.” El plan Puebla-Panamá, agregó, “no pretende arrebatar ni territorio ni oportunidades ni recursos naturales, ni mucho menos dignidad a los indígenas”.
La caravana, mientras tanto, convoca a la gente a su paso por la ruta de 3000 kilómetros hacia la capital. En los cruces de caminos, en los puentes elevados, o en las calles de ciudades, aldeas o villorrios se concentran la militancia, la curiosidad, el escepticismo, o el desprecio. Agresiones, hasta ahora no hubo ninguna, y la banda de asesinos Corta Mortajas, denunciada por portavoces del EZLN como preparada para el asalto, resultó ser una publicación local que pedía una entrevista. “¡Que se bajen, que se bajen!”, reclaman vecinos de poblaciones atravesadas por el medio centenar de vehículos escoltado por motoristas, helicópteros y camiones cargados de policías federales.
Marcos saluda complacido desde el asiento de copiloto del autobús insignia, exhala bocanadas de humo de pipa en las paradas, y en los mítines de la noche alterna la poesía política con los ataques al gobierno que el pasado 2 de julio, tras derrotar la hegemonía de siete decenios del Partido Revolucionario Institucional (PRI), prometió ocuparse de los máspobres entre los pobres: los indígenas. La reanudación del diálogo interrumpido en 1996, durante la presidencia de Ernesto Zedillo, exige, insistió el EZLN, completar la retirada militar de Chiapas, la excarcelación de todos los presos zapatistas y la aprobación del proyecto de ley indigenista de cuatro años. Rodolfo Elizondo, asesor de Fox, apuntó que las dos primeras pueden ser atendidas durante el desarrollo de la marcha. La tercera correspondería al Congreso, dividido sobre un texto sujeto a diferentes interpretaciones. La pancarta sostenida por una señora resumía el sentir de la gran mayoría de mexicanos: “¡Dialoguen todos!”

* De El País de Madrid, especial para Página/12.

 

Claves

La guerra de baja intensidad entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el Estado mexicano se ha convertido en una guerra de propaganda donde cada bando trata de sumar puntos con vistas a la llegada de la larga marcha zapatista a Ciudad de México, el 11 de marzo, y su presentación al Congreso del pedido de aprobación de la ley indígena.
El próximo acto de esta “guerra” sería la orden por el nuevo presidente Vicente Fox de un nuevo repliegue militar en el estado de Chiapas, donde opera la guerrilla. De concretarse, esto representaría una nueva concesión a Marcos, que reclama la evacuación de tres retenes militares, la liberación de unos 40 zapatistas y la ley indígena como condiciones para reanudar el diálogo.

 

HABLA IGNACIO RAMONET, DIRECTOR DE “LE MONDE DIPLOMATIQUE”
“Marcos es una conciencia planetaria”

Por Karina Avilés y Miguel Angel Velázquez *

La lucha del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) no se detendrá después de la marcha, ni caerá en el quehacer de la política tradicional mexicana. Todo lo contrario. El zapatismo se reconvertirá para pensar en la otra globalización, la globalización humana. Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, resume así el verdadero significado de la marcha de EZLN a México D.F., y las aspiraciones de su líder, el Subcomandante Marcos. Unos días antes de la entrevista, Ramonet se había reunido con el subcomandante en la Selva Lacandona. Por lo tanto, ayer sabía muy bien de lo que estaba hablando.
–¿Cuál es la importancia real de Marcos y el zapatismo?
–Creo que si se hace una encuesta en Europa para saber quién es el presidente de México, nadie sabe quién es, digamos dos o tres por ciento. Pero a Marcos lo conoce todo el mundo y lo identifican no sólo por su aspecto, medio romántico, de pasamontañas, lo conocen también por sus ideas, por lo que representa. En México, no se tuvo por qué entender forzosamente la importancia del zapatismo a escala internacional. En otros lugares se creyó que era una guerrilla latinoamericana más, como puede haber mil. Hay que recordar que el EZLN no surgió por casualidad el primero de enero de 1994, su nacimiento coincidió con el del Tratado de Libre Comercio para Norteamérica (NAFTA). Fue la primera protesta contra la globalización; la segunda fue Seattle, seis años después.
–¿Entonces el planteo del EZLN trasciende la Selva, e incluso México?
–Lo primero que yo quiero observar es que Marcos es de los pocos dirigentes políticos a escala internacional que hacen ese análisis, el de la globalización, el que estamos haciendo; es uno de los pocos que lo ha comprendido y lo ha reflexionado. Marcos es el que dice: “Yo no voy a la conquista de poder, porque el poder no me interesa”. Segundo, lo cierto es que ya no se puede recurrir a las armas. El que las usa pierde, porque nuestras sociedades ya no lo aceptan. Marcos lo sabe y sitúa al poder en su verdadero lugar, en el poder financiero.
–¿Realmente cree que Marcos no ha sido superado por los acontecimientos?
–Su análisis es de lo más avanzado que se puede hacer, y que yo sepa es el único dirigente político que lo hace a escala internacional, lo cual resulta bastante prodigioso si se considera desde dónde lo hace. Marcos hace un discurso arraigado en una situación muy concreta, que es la de los indígenas en Chiapas y más ampliamente en México, pero al mismo tiempo defiende una causa que es sagrada para mucha gente en todo el mundo. Actualmente la gente está dispuesta a movilizarse por muchas causas muy altruistas. El mundo, contrariamente a lo que se cree y se dice, está lleno de brigadistas, jóvenes internacionalistas, como durante la guerra civil española. Sí, las causas no son las mismas, pero los jóvenes, por ejemplo, se van a las guerras en Africa y o se suman a Greenpeace para defender una isla. Por eso, la causa de los indígenas a nivel internacional es una causa por la que mucha gente está dispuesta a pelear, no sólo los mexicanos, sino el mundo entero. Es por eso que Marcos se ha convertido en una personalidad que tiene eco internacional. Sería ocioso recalcar que es el mexicano más conocido del mundo. Nadie lo duda.
–¿Qué significa la marcha zapatista para México?
–Yo creo realmente que esta marcha, independientemente de tener una sincronización mediática real, también corresponde al momento histórico que está viviendo este país. México atraviesa un cambio político, la derrota del Partido Revolucionario Institucional. La marcha se produce en lo que se podría llamar el estado de gracia del nuevo presidente.
–¿Cómo evalúa el manejo que le ha dado Vicente Fox al problema zapatista?
–Al nuevo presidente, por el momento, no se le puede decir que es un mal presidente o que es bueno, porque está comenzando. Lo menos que sepuede hacer en este caso, como está haciendo la sociedad mexicana, es darle una oportunidad. Y esa es la oportunidad que le está dando Marcos. Una oportunidad para que México reconozca los derechos de sus indígenas y, al hacerlo, se sitúe en la vanguardia internacional respecto del tema. Porque el problema que tiene México lo tienen la mayoría de las naciones latinoamericanas. En realidad, incluso se puede aplicar a muchos países europeos donde existen minorías. En suma, se trata del reconocimiento de los valores. Si México da ese paso, sería una manera excepcional de modernizar, inmediatamente, la vida política del país.
–¿Qué sigue después de la marcha?
–Bueno, yo no me imagino a Marcos compitiendo en la elección presidencial mexicana. Hoy en día en todo el mundo hay muchas perspectivas para el combate contra la globalización, y una conciencia como la del Subcomandante Marcos es una conciencia que no sólo puede seguir siendo útil en México, sino a escala planetaria.

* De La Jornada de México, especial para Página/12.

 

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