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LA SELECCION ARGENTINA VENCIO 2-1 A ITALIA EN ROMA
Un triunfo con gran elegancia y mejor estilo

Después del partido, los muchachos de Bielsa debieron desfilar en la Via Condotti, tan grande fue la exhibición que dieron en el Olímpico de Roma. El equipo nacional dominó jugando muy bien y hasta el capitán italiano aceptó que el amistoso fue un baile...

Juan Pablo Sorín y el Kili González (el mejor jugador de la Argentina) festejan el primer tanto.

Era un examen en el que había que exhibir jerarquía internacional y la Selección Argentina pasó la prueba con absoluta solvencia. Con mucha autoridad en casi todo el encuentro, con buen juego durante muchos pasajes y hasta con lujos y baile en algunos tramos, Argentina derrotó 2-1 a Italia en el mismísimo estadio Olímpico de Roma en su primer compromiso del año, y demostró que está a la altura de los mejores equipos del mundo. A pesar de la desventaja inicial por un gol de Stefano Fiore, el conjunto de Marcelo Bielsa se recuperó y dio vuelta el marcador con tantos de Cristian González y Hernán Crespo. Así logró la segunda victoria de la historia ante un seleccionado italiano. Hacía 45 años, desde 1956, que no se le ganaba, y por primera vez se consiguió como visitante. Demasiados argumentos como para ilusionarse.
Diez minutos le costó al equipo argentino afirmarse en el terreno. En ese lapso, con la presión en todos los sectores, Italia se adueñó del campo y la pelota, mientras que los jugadores argentinos apenas si podían cruzar la mitad de la cancha. Sin embargo, a partir de un buen trato de balón, los volantes comenzaron a tener mayor incidencia en el juego, por lo que el trámite se emparejó.
A partir de la conducción de Juan Sebastián Verón, sumada a algunas sutilezas de Pablo Aimar y las subidas por sorpresa de Cristian González, Argentina comenzó a predominar y a generar peligro frente al arco de Buffon. Luego de una muy buena jugada colectiva, Crespo no alcanzó a conectar un centro con Sorín. Ya los italianos no recuperaban con tanta facilidad y sólo intentaban llegar con pelotazos largos buscando la cabeza de Vieri. Claro que la solvencia que mostraban Samuel y Ayala en el juego aéreo impedía que prosperaran esos intentos.
Cuando nada lo hacía suponer, Italia consiguió ponerse en ventaja. Verón regaló una pelota en la mitad del campo y la réplica fue letal. Vieri habilitó a Fiore, que con un toque suave por entre las piernas de Burgos convirtió el gol. Claro que el 0-1 no modificó la postura del equipo de Bielsa. Con mucho protagonismo, siguió insistiendo en el campo adversario, hasta conseguir el merecido empate. Aimar asistió a Crespo, que, si bien se demoró en la entrega, tocó para la llegada libre de González. El jugador del Valencia paró la pelota y sacó un zurdazo alto que se clavó en el ángulo de Buffon. Pese al empate, Argentina siguió con su juego y se pudo ir al descanso en ventaja. Un cabezazo de Sorín que rebotó en el palo y un toque de González por encima de la cabeza del arquero que Maldini alcanzó a rechazar fueron las dos llegadas más claras de un equipo mucho más ambicioso que su rival.
El arranque del segundo tiempo continuó con la misma tónica. Por eso no sorprendió que el equipo de Bielsa se pusiera rápidamente en ventaja, con la fórmula inversa a la del primer gol. Esta vez fue González el que desbordó, y su centro fue conectado por Crespo, anticipando a un defensor. Con la ventaja se vieron los mejores momentos de Argentina. Aimar se metió más en el juego y a partir de su creatividad nacieron las mejores maniobras. Además, la presión que había ejercido Italia en la primera parte ya formaba parte del recuerdo, por lo que los volantes argentinos se florearon en el toque ante la mirada de sus rivales. Incluso pudo anotar algún gol más, pero a Crespo le anularon un tanto por una supuesta plancha contra un defensor. De esta manera, la Selección redondeó una tarea más que sólida para ganarle a un rival de primer nivel mundial en su propia casa, que terminó escuchando el “ole” de los visitantes.

 

Simeone, el agente 99

Diego Simeone batió anoche el record de presencias en la Selección Argentina, al jugar su 99º partido con la celeste y blanca, superando los 98 de Oscar Ruggeri. “Estoy muy feliz, sobre todo porque ganamos jugando un gran partido. Sentía mucho este compromiso, porque para la Selección no existen amistosos, y menos contra Italia”, dijo el volante.
En el próximo partido, ante Venezuela por las Eliminatorias Sudamericanas, el 28 de marzo, recibirá una plaqueta de la AFA conmemorando su centésimo partido con la Selección. “Para festejar el partido 100, tan importante, sueño con una cosa muy especial: poder salir al campo junto a mis dos hijos y sacarme una foto con ellos”, confesó Simeone.

 

LA ACTUACION INDIVIDUAL DEL EQUIPO
La rompió el Kili González

En una producción muy pareja en todas las líneas, Cristian González fue la mejor figura que mostró el equipo argentino en estadio Olímpico. A su habitual ida y vuelta, ayer le agregó criterio para jugar la pelota y para asociarse al resto de los volantes. Además convirtió un golazo, envió el centro para el de Crespo y tiró un globito que Maldini sacó casi sobre la línea. Así redondeó una tarea muy sólida, tal vez la mejor suya en la Selección.
A Pablo Aimar le costó encontrar su posición en el arranque, pero luego demostró su jerarquía. Puso un gran pase en el inicio de la jugada del primer gol y manejó el ritmo del partido en la segunda mitad. La perlita de su tarea fue una pisada en el área ante dos italianos. Junto a él en la conducción se destacó Juan Sebastián Verón, que encabezó cada uno de los ataques argentinos. De a poco fue perdiendo preponderancia y precisión, por lo que salió reemplazado. Se equivocó feo en la pelota que terminó en el gol de los locales. Si bien arrancó un poco perdido y perdiendo ante los zagueros italianos, Hernán Crespo levantó su nivel con el correr de los minutos y se transformó en un problema para la defensa rival. Con un gran anticipo marcó el segundo tanto y le anularon otro por una supuesta plancha.
Walter Samuel volvió a exhibir su categoría, esta vez para anular a Cristian Vieri. Lo anticipó por arriba y le ganó siempre por abajo. Las pocas veces que Inzaghi se tiró por su sector, tampoco se le presentaron inconvenientes. Incluso tuvo tiempo para buscar el gol en el área rival. Igual de sólida fue la tarea de Nelson Vivas. El defensor del Arsenal se encargó de tomar a Inzaghi y casi no tuvo inconvenientes para eliminarlo. También es cierto que abusó de las faltas y que nunca se sumó por sorpresa al ataque.
Apenas un escalón por abajo se puede considerar la labor de Roberto Ayala, que comenzó muy dubitativo para terminar consolidándose junto al resto de sus compañeros. En la segunda parte casi no tuvo trabajo.
En su partido 99 con la camiseta de la Selección, Diego Simeone cumplió con lo suyo. Aportó equilibrio en el medio, y al quite de siempre le sumó una buena labor en la distribución.
Tal vez se excedió en algunos roces. A su derecha, Javier Zanetti mostró destellos de su calidad aunque le faltó continuidad. Cuando subió con decisión, fue una alternativa válida para el ataque. En la marca, nadie le presentó complicaciones. Casi el mismo concepto merece la tarea de Juan Pablo Sorín. En el arranque se superpuso con González, pero cuando encontró su lugar fue importante por la circulación ofensiva que se consiguió por su sector. Metió un gran cabezazo que rebotó en el palo y llegó junto a Crespo en el segundo tanto.
Para Germán Burgos fue una noche tranquila. No se mostró demasiado seguro en los centros aéreos, pero tampoco desentonó. En el gol salió apresurado y Fiore le pasó la pelota por entre las piernas.

 


 

LO QUE SE DIJO DESPUES DEL PARTIDO EN EL OLIMPICO
“Argentina no nos dejó tocar la pelota”

Alegría mesurada en el comando argentino, resignación con gotas de admiración en el bunker italiano, así se notó al final del partido con las declaraciones de unos y otros:
“Ganar nunca es irrelevante, pero tampoco hay que sobredimensionar esta victoria porque se trató de un partido amistoso. En encuentros de otro tipo, es otra cosa” (Marcelo Bielsa).
“Argentina está entre los tres mejores equipos del mundo y esta noche no nos dejó tocar la pelota. Lo puso de manifiesto ante nosotros con posesión de la pelota, con dinámica, continuidad y contundencia. Estimo que debemos aprender esa gestión para dejar de ser un equipo experimental” (Paolo Maldini, el capitán italiano).
“Tuvimos un comienzo inestable pero después, a partir del control de la pelota, el desarrollo nos fue favorable y tuvimos varias oportunidades para aumentar” (Bielsa).
“Sin Maradona nosotros estamos trabajando con humildad para ser un equipo con gran juego colectivo donde once atacan y once defienden con organización, pero divirtiéndose y divirtiendo a la gente” (Juan Sebastián Verón).
“Los futbolistas sudamericanos, por genética, nunca se toman los partidos como amistosos. Y eso se vio en la cancha. Argentina exhibió solidez y ganó con justicia. Nos superó con un planteó muy fuerte” (Giovanni Trapattoni, DT italiano).
“Desde que lo dirige Trapattoni, el esquema y la actitud de Italia fueron los mismos. La inestabilidad inicial fue nuestra, pero no tiene que ver con alguna sorpresa, sino con que no pudimos tener la pelota” (Bielsa)
“Nos ganaron divirtiéndose con su juego de técnica y dinámica, pero yo debo decir que me divertí menos porque no vi la pelota” (Maldini)
“Desde chicos nos enseñaron a que debemos divertirnos jugando al fútbol y hoy (por ayer), pese a la importancia del partido, pudimos hacerlo y ganarle a uno de los mejores seleccionados del mundo” (Verón).
“Aimar es un jugador que evidencia las condiciones que tiene, superando desafíos mayores últimamente. La actuación fue acorde con la forma que muestra en la liga italiana” (Bielsa).
“Aimar es un futbolista excelente. No aparenta tener los 21 años que tiene. Con Crespo, Argentina demostró que se puede jugar con un solo delantero y ser efectivo” (Trapattoni).

 

OPINION
Por Juan José Panno

La nuestra y la nostra

La culpa no es propiedad de Trapattoni, ni de los jugadores, ni de los capos de la Federación ni de los hinchas; no es del chancho sino de los que lo alimentan de helenioherrerismo, candado, marca férrea y contraataque. Hay una manera italiana de entender el fútbol que se sustenta en dos puntos básicos: (a) disciplina y capacidad de sacrificio para marcar al rival hasta hacerlo bajar los brazos, sin interesarse por la pelota; y (b) viveza y/u oportunismo y/o contundencia en el contraataque. A casi nadie se le cruza por la cabeza la necesidad de cambiar por otra cosa, de salirse de la de ellos, que podrían denominar “la nostra”. Cuando eso que juegan sale más o menos bien, pueden ganar partidos y campeonatos (un Mundial, nada menos) y hasta jugar y divertirse un rato. Cuando les sale mal, eso tan feo pasa directamente a la categoría de horrible.
También hay una manera nuestra de entender el fútbol, que todos conocemos muy bien y que, brutalmente, podría sintetizarse así: preocupación por tener la pelota, toque a ras del piso, gambeta, placer por la belleza de una pisada, coraje para marcar. Con ligeras variantes, así ha sido siempre, aún en tiempos en que la Selección fue conducida técnicamente por entrenadores deslumbrados por ideas futbolísticas de otros. La nuestra, queda claro, no es infalible; se gana o se pierde. Y no siempre sale bien. Pero cuando sale...
La nuestra (nos) da gusto. Cuando la pelota la tienen los jugadores argentinos y no los contrarios; cuando los rivales se parecen a espantapájaros durante gran parte del partido; cuando siete de cada ocho situaciones de gol se producen en el arco de los adversarios; cuando el arquero argentino toca una sola pelota en todo un tiempo; cuando se ve que los otros reciben un rebote y se quedan con la pelota y la tienen que jugar porque van perdiendo y no tienen ni idea; cuando los que bajan los brazos de impotencia son los otros; cuando los de celeste y blanco son capaces de tocar durante cinco minutos seguidos, mientras los otros miran; cuando entienden que así, tarde o temprano aparecerá finalmente el espacio para clavar el puñal; cuando se inventan pisadas como ésa de Aimar en el área, para guardar en un cuadrito; cuando los goles llegan como lógica consecuencia de una superioridad futbolística inobjetable: cuando se hacen golazos como el que metió Crespo con caño incluido, aunque el referí, mamado seguramente. se lo anuló; cuando el toque destroza al catenaccio; cuando ganan bien los que juegan mejor; cuando pasa todo eso, la nuestra da gusto...

 

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