¿Cómo filmar una obra de arte? ¿De qué manera
dar cuenta del trabajo de un artista? ¿Cómo traducir los
resultados de un medio de expresión a otro, con un lenguaje distinto?
Estas son algunas de las preguntas que intenta responder el ciclo Filmar
las artes, una selección de grandes documentales franceses, inéditos
en Argentina, que a partir de hoy toman por asalto al cine Cosmos (Corrientes
2046), con el auspicio del Servicio de Acción Cultural de la Embajada
de Francia. Como señala Claude Guisard, director de programas de
creación del Institut National de lAudivisuel y uno de los
curadores de la muestra, existen mil modos de escudriñar
un rostro y de circular en el interior de un cuadro, de seguir un proceso
de creación, de observar un pintor, o un escritor en su trabajo.
Pero en este ciclo, los films seleccionados no se limitan a dar cuenta
de la realidad con fidelidad sino que ofrecen algunos ejemplos de cómo
es posible sobrepasar las apariencias, transgredirlas.
El conjunto de los films presentados en este ciclo se propone dos objetivos
fundamentales, el primero de carácter pedagógico en el sentido
amplio de abrir el espectador al conocimiento, a la sensibilidad, a la
idea de que el arte no es sólo el ejercicio de un talento sino
también un verdadero oficio. El segundo es el de conformar una
memoria dinámica de las artes inscriptas en nuestro tiempo. Se
trata, en fin, de testimoniar la libertad creativa no sólo de los
documentados sino también de los documentalistas.
La muestra se abre hoy con El concierto de Mozart (1977), una realización
de Jean-Louis Comolli, que registra un proyecto insólito del músico
Michel Portal, cuando se aisló en un castillo para tomarse el tiempo
y el placer de trabajar en profundidad el célebre concierto para
clarinete de Mozart, hasta finalmente ejecutar el concierto como
él lo entiende, teñido de sonaridades sombrías,
próximo a la voz humana. Mañana le sigue Los dos viajes
de Jacques Lecoq (1999), un documental concebido por el propio teatrista
y legendario maestro de actores, que aquí se detiene sobre ejercicios
concretos (la máscara, la nariz del clown, la comedia del arte,
el coro antiguo o el bufón) y le da la palabra a algunos de sus
célebres discípulos, como Ariane Mnouchkine, Dario Fo, Philippe
Avron, Luc Bondy, Michel Azama y los miembros del grupo Footsbarn.
En la misma línea, de particular interés para la gente de
teatro, el sábado va Al sol como a la noche (1997), un film de
Eric Darmon y Ariane Mnouchkine, que sigue paso a paso todos y cada uno
de los reveladores ensayos del Tartufe de Molière en la versión
del Théatre du Soleil de Mme. Mnochkine. Durante cuatro meses,
la cámara de Darmon registró todos los altibajos del trabajo
de actores, desde la gestación del espectáculo a la creación
definitiva. El domingo es el turno del cine, primero con Creador de imágenes:
Jean-Pierre Jeunet (1998), un estudio sobre la obra del autor de Delicatessen,
y luego con Alain Cavalier, siete capítulos, cinco días,
dos piezas-cocina (1995), una emisión del prestigioso ciclo Cinéma
de notre temps, donde el autor de Thérèse invita a
su casa a descubrir fotografías, videos, cuadros y objetos que
están dentro de su universo, imágenes que no son para nada
dictadas por las leyes del dinero.
El próximo lunes el cine vuelve a ser el centro del ciclo con Creador
de imágenes: Agnès Varda (1999), donde la llamada abuela
de la nouvelle vague, realizadora de films fundamentales como Sin
techo ni ley, elige mostrarnos sus imágenes de bolsillo.
Le sigue André Techiné. Después de la Nouvelle Vague
(1994), donde el director preferido de Catherine Deneuve evoca su fascinación
al principio ciega por el cine, después su adhesión a Brecht
y, en fin, su aproximación personal a los actores. El martes, en
tanto, se exhibe Les Plumes montan su circo (1994), retrato de una agrupación
asombrosa, lejos de la imagen tradicional del circo. Un film que se completa
con Patrice Chéreau, Pascal Greggory, una soledad diferente (1996),
donde los responsables de la puesta original de En lasoledad de los campos
de algodón, la celebrada obra de Bernard-Marie Koltes, entregan
una auténtica lección de teatro a la vez concreta y filosófica.
Finalmente, el miércoles se podrá ver Un siglo de escritores
-Michel Tournier-. Robinson y su doble (1997), donde el escritor, recluido
en su propia isla, reflexiona sobre los mitos que pueblan su obra, mientras
cineastas como Claude Lanzmann y Volker Schlöndorff aportan sus testimonios
sobre el hombre. El programa se completa con Los hombreslibros-Claude
Simon (1989), donde el Premio Nobel 1985, autor de las Nouveaux Romans
que cambiaron la literatura moderna, se presta aquí al juego de
la conversación, en el transcurso de tres días de encuentro
con Marianne Alphant.
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