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La muerte de una azafata en vuelo llegó al estrado

Cinco gerentes de Inter Austral empezaron a ser juzgados por la muerte de Lilian Almada, quien cayó al vacío cuando una puerta del avión se abrió. Están acusados por la falta de mantenimiento.

La madre de la azafata
llevó la foto de la hija muerta.
“No están procesados los máximos directivos”, se quejó la abogada.

Ayer comenzó en la ciudad de Córdoba el juicio oral y público por la muerte de la azafata Lilian Almada, una joven de 26 años que, en 1995, cayó al vacío en pleno vuelo cuando se abrió la puerta del avión en que viajaba. Por este hecho están imputados un grupo de directivos de la empresa Inter Austral, como presuntos responsables del delito de “accidente aéreo culposo agravado por muerte”, que prevé penas de uno a cuatro años. María Elba Martínez, patrocinante de la familia Almada, destacó a Página/12 que, más allá de las formalidades que implican la primera jornada de un juicio, “lo más importante que ocurrió fue la presentación de documentación nueva, en la que se comprueba que el ingeniero Alberto Muñoz –gerente de calidad de la empresa y uno de los acusados– ejercía esa función sin poder hacerlo, ya que es ingeniero mecánico y, de acuerdo con las reglamentaciones, quien ejerza esa tarea debe ser ingeniero aeronáutico”.
El 9 de agosto de 1995, un avión de la empresa Inter Austral volaba rumbo a Mendoza. Poco tiempo después de haber despegado del aeropuerto de Córdoba, se abrió inesperadamente una de sus puertas y se produjo una despresurización, que succionó a la azafata Lilian Almada y la expulsó al vacío. Su cuerpo fue encontrado dos días después, luego de una intensa búsqueda. Almada se había casado un año antes de su muerte y tenía un bebé de apenas tres meses.
Ayer, luego de varias postergaciones que amenazaron con exculpar por prescripción a los presuntos responsables de la muerte de la azafata, el Tribunal Oral 2 de la Justicia Federal de Córdoba inició el juicio. Los acusado son cinco funcionarios de la empresa área Inter Austral –que por entonces formaba parte del grupo Cielos del Sur–: Javier Losa de la Cruz, gerente técnico; Adolfo Luna, jefe de mantenimiento del Aeropuerto Internacional de Córdoba; Ricardo Embón, gerente de planeamiento e ingeniería; Jorge Fernández, gerente de mantenimiento, y Alberto Muñoz, gerente de aseguramiento de la calidad. De acuerdo con la acusación por la que fueron procesados por el juez federal Alejandro Sánchez Freytes, los responsables de la empresa habrían realizado una inadecuada tarea de mantenimiento del avión, en lo particular en lo que se refiere a la puerta que se abrió y por donde salió despedida la infortunada azafata.
El nuevo elemento aportado por María Elba Martínez, abogada de la familia Almada, apunta a que durante el proceso pueda modificarse la figura del delito llevándolo a acto doloso, que prevé penas mayores. Martínez detalló a este diario que la nueva documentación presentada aumenta la responsabilidad de la empresa, ya que “Muñoz no estaba habilitado para desempeñar la tarea de gerente de calidad por ser ingeniero mecánico. El era el responsable de determinar que el avión estuviera en condiciones para volar, pero –continúa la doctora– por su especialidad no tiene los elementos suficientes para determinarlo”.
Oscar Roger, abogado defensor de tres de los acusados –y ex procurador general de la Nación durante el primer gobierno de Menem–, deslindó de la responsabilidad a sus clientes y apuntó que “la máquina tenía vicios ocultos”. Explicó a Página/12 que “el avión venía probado de España –su país de origen– y que la Junta Aeronáutica dio la autorización para que volara. Hay que ver si los técnicos podían advertir la falla”, apuntó Roger.
Martínez, en cambio, sostuvo que “la muerte de Lilian fue una muerte anunciada, porque desde que vinieron los aviones al país tuvieron ese tipo de problemas. Hay documentación suficiente para probar que tales vicios ocultos no lo eran tanto, puesto que se venían reiterando y nadie buscó elementos para resolver el problema”. Más allá de su contenida satisfacción por el inicio del proceso, la abogada se quejó porque considera que la nómina de imputados debió ser más amplia: “No están todos los que tienen que estar. No están procesados los máximos directivos de la empresa sino sólo los gerentes técnicos. El accidente es responsabilidad del fabricante del avión, del propietario y de la empresa que lo explota”. Para hoy está previsto que presten declaración los acusados Ricardo Embón y Javier Losa de la Cruz, además de Mirta Murúa de Almada, la madre de Lilian, que estuvo presente en la apertura del juicio y manifestó su esperanza en la Justicia: “Necesito que la lucha para defender la muerte de mi hija en esta forma tan inaudita, tan horrorosa, dé sus resultados. Que la muerte de mi hija sirva para que en la Argentina no siga muriendo gente en vano”. En cuanto a la demanda civil, ésta ya fue resuelta. Si bien la cantidad de dinero de la indemnización no fue hecha pública, fuentes judiciales manifestaron a Página/12 que “la cifra supera los 400 mil pesos”.

 

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