El cine japonés está que arde. Para probarlo, el Teatro
San Martín y la Cinemateca Argentina, con el auspicio y la colaboración
del Centro Cultural e Informativo de la Embajada del Japón, organizaron
el ciclo Cine japonés de los años 90, que se
llevará a cabo a partir de mañana y hasta el lunes 12 de
marzo, en la Sala Leopoldo Lugones. La muestra estará integrada
por siete films sin estreno comercial en la Argentina, pertenecientes
a las nuevas generaciones del cine japonés, que está viviendo
un verdadero apogeo en el circuito de festivales internacionales, gracias
a cineastas de la talla de Shinji Somai, Takeshi Kitano y Shinobu Yaguchi,
presentes en este ciclo. El viaje al cine del sol naciente se inicia el
sábado y domingo con Mi jardín secreto (1997), de Shinobu
Yaguchi, el nuevo enfant terrible del cine japonés. Yaguchi ganó
su reputación en el Forum del Cine Joven de la Berlinale con esta
comedia lunática que se inicia como un improbable film policial.
En un asalto a un banco, la cajera Sakiko (interpretada por la modelo
Naomí Nishida) resulta secuestrada, pero por una serie de contingencias
se libera y descubre el botín. Para conseguirlo, sin embargo, deberá
aprender a bucear, a escalar montañas y a sobrevivir en la espesura
del bosque que rodea al famoso monte Fuji. A la manera de un Buster Keaton
femenino de los años 90, Sakiko aplica su lógica insólita
a su única obsesión, típica de la clase media de
fin de siglo: el dinero. Por su parte, el director Yaguchi recurre a todo
tipo de formas narrativas flashbacks, voice over, foto fija
para hacer de su film uno de los más libres y originales del nuevo
cine japonés.
El ciclo sigue el lunes con La carrera de Kohei (1992), opera prima de
Suguru Kubota, supervisada por su maestro Shoei Imamura. El martes 6 va
Todo bajo la luna (1993), de Yoichi Sai, una visión por momentos
absurda del Japón de hoy, a través de la mirada de un taxista
coreano radicado en Tokio. Y el miércoles 7 Takeshi: días
de infancia (1990), de Masahiro Shinoda, que se dedica a revisar las consecuencias
de la guerra en la población civil a través de los ojos
de un niño. El jueves 8, en tanto, no conviene dejar pasar La espina
de la muerte (1990), de Kohei Oguri, que el Premio Especial del Jurado
y el Premio de la Crítica Internacional (FIPRESCI) en el Festival
de Cannes. Y el viernes 9 va El traslado (1993), el mejor film de
Shinji Somai, según la Cahiers du Cinema. Pero la coronación
del ciclo corre por cuenta de Takeshi Kitano, nada menos, con Kids Return
(1996), un relato de iniciación de dos adolescentes en el que no
faltan los ya clásicos momentos de humor excéntrico del
director de Kikujiro.
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