Por Martín Granovsky
El plazo expreso era abril.
El plazo implícito era marzo. Y casi fue febrero. José Luis
Machinea renunció ante la imposibilidad de capitalizar el blindaje
financiero, tras la realidad de un verano paradójicamente helado
y triste y frente a una seguridad: Fernando de la Rúa lo había
despedido sin decírselo, fiel a su estilo de confiar en que el
desgaste de sus funcionarios le ahorre el costo personal de pedir una
renuncia. Como tampoco De la Rúa designó aún al sucesor
de Machinea, desde anoche, y hasta nueva información, el Ministerio
de Economía está políticamente vacante. El ministro
viejo solo espera al nuevo; el nuevo ignora todavía que vaya a
serlo.
En cambio Graciela Fernández Meijide concluyó incólume
un día de versiones sobre su ida del gabinete. Anoche, al menos,
solo se trató el cambio en el área económica.
Todas las expectativas estuvieron centradas en la reunión de tres
horas que mantuvieron, entre las ocho y las once, De la Rúa, el
ex vice Carlos Chacho Alvarez, el jefe de los diputados oficialistas Darío
Alessandro y el jefe de Gabinete Chrystian Colombo. A la reunión
se sumó en un trecho el presidente del radicalismo, Raúl
Alfonsín.
De la Rúa no estuvo muy locuaz ni dejó ver su juego sobre
el futuro, pero resultó bastante claro cuando habló de Machinea:
Las cosas así no van, los mercados no están creyendo
en José Luis y entonces hay que buscar un cambio de hombres dijo
el Presidente.
Por la tarde, Machinea había estado reunido cuatro horas con De
la Rúa. Allegados al ministro dijeron que estaba furioso con la
falta de apoyo que veía en el Presidente en los últimos
días, y que esa furia se había acentuado por dos cosas.
Por un lado, la certeza del jefe del Palacio de Haciendo sobre que realmente
existió una reunión de De la Rúa con Domingo Cavallo.
Por otro, el cambio de énfasis del Presidente. Siempre decía
que Machinea era su ministro y que no se proponía cambiarlo. Ayer
varió. Dijo solo que los ministros siguen en funciones.
Cosa técnicamente cierta, pero políticamente magra sobre
todo después de que este diario publicara ayer una nota con este
título: Cavallo y De la Rúa jugaron a las escondidas
en la Quinta de Olivos. Fue el remate, porque la incomodidad de
Machinea dentro del Gobierno había comenzado, precisamente, el
lunes, es decir un día después que el juego de las escondidas
historiado por el artículo.
Lo cierto es que a las once de anoche el único dato cierto era
que los mercados no abrirán el lunes con Machinea como ministro,
a quien De la Rúa aceptó la renuncia y de quien reclamó
la permanencia hasta que esté nombrado el sustituto. No había
habido fumata blanca para ninguno de los dos principales candidatos a
reemplazarlo, Colombo y Ricardo López Murphy. Colombo no genera
resistencias en la Alianza. Si es designado ministro, el radicalismo no
lo combatirá, y tampoco el Frepaso. Su punto fuerte es la imagen
de ejecutividad y la buena relación con empresarios y gobernadores.
Su punto débil, que todos manejaban anoche sin que ninguno de sus
interlocutores necesitara incomodarlo recordándolo, es su antiguo
empleo como gerente del Banco Macro, la entidad desde donde operaba la
cuenta Daforel.
En cuanto a López Murphy, la evaluación anoche era que no
generaría ninguna resistencia dentro del radicalismo. Su padre
fue radical, y él mismo fue militante radical, dos elementos suficientes
para que el tronco del radicalismo que cuestiona la sintonía con
el establishment en economistas no radicales se lo disculpe a López
Murphy, ex economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas
Latinoamericanas y responsable, como ministro de Defensa, del rearme político
del partido militar.
Alvarez y Alessandro no rechazaron a López Murphy. La posición
expresada por Alvarez ya el año pasado era que no se podía
repudiar el acceso deLópez Murphy al gabinete solo por sospechas,
sin analizar las políticas que pudiera desempeñar, como
si fuera posible que de repente la heterodoxia invadiera a este economista
clásico. Anoche, por eso, los reparos de los frepasistas fueron
casi teóricos.
Sobre todo para el Ministerio de Economía, la decisión
es tuya -escuchó De la Rúa del Frepaso. No vamos a
entorpecer ni poner en crisis las cosas. Pero queremos saber qué
medidas piensa tomar quien asuma el cargo de José Luis.
Al hablar del perfil del futuro ministro, la definición quedó
formulada como una expresión de deseos contra López Murphy,
pero como lo diría un lord británico:
Nos gustaría alguien comprometido con políticas activas.
En la mesa también quedó mencionado el nombre del canciller
Adalberto Rodríguez Giavarini, pero también quedó
en claro que el ministro acostumbra decir que no quiere pasar de Relaciones
Exteriores a Economía. De la Rúa podría definir hoy,
aunque la decisión puede dilatarse hasta mañana, quién
de los dos será el ministro, si López Murphy o Colombo.
Y también podría definir si solo se trata de un cambio en
Economía o la Alianza incorpora una nueva pata llamada Domingo
Cavallo.
Desde su departamento en el piso 23 de Libertador y Ocampo, el ex ministro
de Carlos Menem se divertía comentando que llamados por teléfono
había recibido muchos, pero ofertas concretas para ocupar algún
cargo, ninguna.
Durante la última semana Cavallo permaneció oculto, y según
la información que dio a sus colaboradores solo se proponía
terminar un libro en un nivel máximo de concentración. Sin
embargo, Página/12 pudo determinar que no había variado
su apreciación política más reciente:
Necesita el consenso de los
tres gobernadores peronistas de provincias grandes, Carlos Ruckauf, Carlos
Reutemann y José Manuel de la Sota.
La situación ideal consiste
en un ingreso suyo al Gobierno con Chacho como parte de un gran acuerdo
político dentro de la Alianza y con él.
Sin Chacho comprometido con
la Alianza y con relanzamiento del Gobierno, para Cavallo la perspectiva
suena mucho más débil.
La ausencia de un Chacho activo
complica, en el análisis de Cavallo, un punto que ya es débil
para cualquier acuerdo suyo con la Alianza: Raúl Alfonsín.
El ex Presidente ha sido el crítico más pertinaz de cualquier
operación Cavallo Al Gobierno. Cavallo lo sabe, lo seguía
sabiendo ayer, y añadía la certeza de que no podía
pelearse con el jefe del radicalismo en un Gobierno integrado en un 80
por ciento por radicales.
De haber estado en Olivos, se hubiera sorprendido. En el momento de la
reunión en la que estuvo Alfonsín, el ex Presidente fue
inusualmente cauto, a menos que la frase que figura a continuación
deba leerse como la exposición de un mandato expresada con sutileza
de padre.
Ustedes saben las diferencias que tenemos con Cavallo, pero la decisión
es del Presidente dijo mirando a De la Rúa.
Si el ingreso de Cavallo queda aprobado, faltará que Cavallo acepte
y, en especial, que la Alianza termine de definir si lo adopta como jefe
de Gabinete, como ministro, o lo repone en el Banco Central, el mismo
cargo que ocupó hace 19 años con Reynaldo Benito Antonio
Bignone de Presidente, en el último tramo de la dictadura.
En todo caso, está asegurada la fluidez entre Cavallo y Colombo,
vaya éste de ministro de Economía o siga en la Jefatura
de Gabinete observando cómo Cavallo se acerca del Banco Central
al Ministerio de Economía.
Es el único tipo en el Gobierno capaz de hacer las reformas
que el país necesita suele decir Cavallo sobre Colombo.
Simétricamente, Cavallo se ha cuidado de no criticar en público
a Machinea, pero viene cuestionando duramente al primer ministro de Economía
de la Alianza. En la tarde de ayer circuló para el Banco Central
el nombre de Adolfo Sturzenegger, un cavallista económico que fue
radical y hoy es cavallista en economía y en política.
El día terminó sin que Sturzenegger fuera, siquiera in pectore,
el reemplazante de Pedro Pou.
¿Y el peronismo? Ruckauf protagonizó un intento denodado
por apoyar a De la Rúa sin estamparse al Presidente. Página/12
recogió el dato de que a las cuatro de la tarde De la Rúa
lo llamó para comentarle la salida de Machinea. El vocero del gobernador
dijo que no había habido contactos en todo el día. Y luego,
en el programa de Nelson Castro, Ruckauf se atajó así: La
política económica está mal y la social está
peor, por eso es el momento de que el Presidente retome las riendas; nunca
le propuse al Presidente un ministro o un presidente del Banco Central.
LA
CRITICA DE UN MIEMBRO DEL EQUIPO DE MACHINEA
Falta liderazgo político
Por
Claudio Zlotnik
Minutos antes de
que José Luis Machinea convocara a los miembros de su equipo para
anunciarles que renunciaba a su puesto, Página/12 se encontraba
en el despacho de uno de los más estrechos colaboradores del ahora
ex ministro. No quiero hacer un reportaje porque, la verdad, no
sé si mañana voy a seguir siendo funcionario, se justificó.
En estricto off the record, el entonces secretario de Estado dejó
en claro los verdaderos motivos que, en ese mismo momento, estaban impulsando
a Machinea a dar un paso al costado.
Para el ministro, su gestión quedó huérfana de un
poderoso respaldo político por parte de Fernando de la Rúa
y, en la intimidad, descarga responsabilidades en la falta de un claro
liderazgo político para sobrellevar la marcha económica.
También coloca un dedo acusador sobre el ala política del
Gobierno por su actuación en los últimos temas que dominaron
la agenda: el blindaje, los casos de lavado de dinero que se ventilaron
en los Estados Unidos y la ofensiva contra Pedro Pou.
A las seis de la tarde, el rostro del entonces secretario de Estado no
denotaba sólo preocupación, como él mismo asumió.
Sus gestos eran adustos y, como sucede a veces cuando una persona atraviesa
por circunstancias traumáticas, había momentos en que su
mirada permanecía estática. Estaba shockeado y de mal humor.
Aun bajo ese estado de ánimo, aceptó mantener un diálogo
con este diario para dar cuenta del análisis de situación
que hacían en el Palacio de Hacienda, a condición de que
no se revelara su identidad.
Llegamos a un punto en
que ya no somos creíbles para la sociedad. Es muy difícil
remontar la cuesta después de haber conseguido un blindaje por
40 mil millones de dólares, cuyos efectos se desmoronaron en apenas
un mes y medio. Y no por culpa nuestra.
Los políticos
que montaron la campaña de que con el blindaje venía automáticamente
la reactivación se equivocaron. Fue una reacción exagerada
porque se sabía que el auxilio financiero no venía a solucionar
todos nuestros problemas. Pero ellos entendieron que era una buena fórmula
para montar la campaña electoral y nos jugaron en contra.
Queda claro que esta
dirigencia no pudo articular un proyecto político sólido.
Se evidencia una falta de liderazgo notoria.
Yo no sé si la
crisis en torno del ministro se hubiera salvado con una ratificación
convincente por parte del jefe de Estado. Pero lo cierto es que en los
últimos días fuimos golpeados seriamente ya no sólo
por la marcha económica sino hasta por el supuesto rebrote de la
aftosa. Y nadie salió a defender nuestra gestión.
Nosotros manejamos dos
escenarios. Uno en donde De la Rúa y Carlos Ruckauf son los
que mayor poder detentan hagan una convocatoria y, claramente, digan
que ya no se puede jugar más con la suerte de la Argentina porque,
de lo contrario, nos vamos a pique. Para mostrar seriedad no sólo
hay que proclamarla. Hay que pasar a los hechos concretos como, por ejemplo,
negociar con el Congreso la aprobación de los decretos pendientes
y lanzar medidas, una tras otra, para demostrar que se está trabajando
en sacar el país adelante.
El segundo escenario
implica más de lo mismo, acostumbrarnos a estos vaivenes políticos,
con una economía creciendo suavemente pero que puede ser sostenible
en el mediano plazo. De a poco, podría regenerarse la confianza
de los consumidores.
Algunos políticos
vienen manejando pésimamente el caso de Pedro Pou. Es público
que hay gente del propio Gobierno que pide su cabeza cuando todavía
no está cerrado el caso del lavado. Yo no sé si lo hicieron
con ánimo de perjudicarnos. Pero el hecho de que una persona sea
echada de su puesto, con el agravante de ser un cargo muy sensible, sin
pruebas suficientes para incriminarlo, terminó armando una campaña
en contra del equipo económico.
La situación económica
es complicada. El contexto internacional, como la crisis en Turquía,
instaló ciertas dudas sobre la convertibilidad pero era un escenario
que se podía sobrellevar. Creo que las chances de una devaluación
son bajísimas. Aun cuando, como dicen por ahí, la economía
muestre una suave expansión este año.
LOS
ULTIMOS PASOS DEL MINISTRO ANTES DE LA RENUNCIA
Estaba absolutamente podrido
Por
David Cufré
La situación
había llegado psicológicamente al límite, confesó
a Página/12 un miembro del equipo económico. Machinea
estaba absolutamente podrido, agregó. A la una de la tarde,
el entonces ministro de Economía cruzó la calle Hipólito
Yrigoyen y fue directo al despacho de Fernando de la Rúa. Estuvieron
a solas durante cuatro horas. Machinea se plantó en que no estaba
dispuesto a seguir en el cargo, por considerar que las condiciones políticas
tornaban imposible su trabajo.
Hasta ese momento, su salida del gobierno era casi un hecho, pero el Presidente
había decidido tomarse más tiempo para terminar de armar
el rompecabezas de su reemplazo. Machinea aceleró los tiempos,
dando él el portazo que sabía iba a soportar más
temprano que tarde. Su desplazamiento -probablemente durante el fin de
semana- había quedado casi resuelto en una reunión del jueves
a la noche en la Casa Rosada, donde se barajaron todas las alternativas
imaginables. Allí se tuvo especialmente en cuenta una versión
que aterraba a todos. La información que manejaban era que si el
jefe de Hacienda no era sustituido de inmediato, la próxima semana
habría un golpe de mercado, ya que el establishment financiero
le había bajado el pulgar.
Al atardecer, cuando ya era evidente que Machinea había dejado
de ser ministro, este diario consultó a fuentes de la Alianza que
comentaron una versión inquietante. Dijeron aunque aclarando
que se trataba sólo de un rumor entre miles que en el Gobierno
se analizó la salida de la convertibilidad. El supuesto plan sería
terminar con el 1 a 1 y pasar a una canasta de monedas, compuesta por
el euro, el real y el dólar. El mayor anclaje sería
en el dólar y la cotización del peso pasaría a 1,30
por dólar, comentó uno de los informantes, economista
de la Alianza. El Gobierno negociaría con las privatizadas
que no se ajusten las tarifas por la nueva cotización del dólar,
mientras que los bancos no aumentarían las cuotas de los créditos
hipotecarios, sino que extenderían sus plazos de vencimiento. Esto
sería para mantener la relación cuota-ingreso, por la cual
el pago mensual no puede superar cierto porcentaje del salario,
explicó otro economista del elenco oficial.
Una fuente parlamentaria del radicalismo afirmó que el Frepaso
cree que el modelo está agotado, que con la convertibilidad no
hay posibilidades de crecimiento y que el único que puede sacarnos
de la convertibilidad es el mismo que nos metió: Domingo Cavallo.
Nadie cree que Chrystian Colombo o Ricardo López Murphy estén
en condiciones de llevar a la práctica una movida semejante,
añadió. En contra de la hipótesis del abandono de
la convertibilidad juega el hecho de que De la Rúa enfatizó
en su discurso ante la Asamblea Legislativa que la convertibilidad
está fuerte y la vamos a mantener. Si hubiera estado
pensando en cambiar de sistema, jamás hubiera dicho una frase semejante,
razonó una de las fuentes, quien de todos modos insistió
en que muchos escuchamos que existiría un plan para salir
de la convertibilidad.
Pero si hasta anoche el Gobierno no pudo dar ninguna explicación
oficial sobre lo que estaba pasando, mucho menos fue posible que alguien
aceptara hablar del final del 1 a 1. Un integrante del equipo económico
indicó a Página/12 que el rumor lo escuchamos, pero
me parece absolutamente descabellado que De la Rúa piense en salir
de la convertibilidad. Alfonsín no tolera a Cavallo
en el Gobierno, y por lo que dicen, sin Cavallo no hay cambio de la paridad
cambiaria. Alfonsín amenazó con renunciar a su candidatura
como senador si Cavallo se incorpora el Ejecutivo, sentenció
un dirigente radical cercano al ex presidente.
Pero mientras todos estos temas están abiertos, lo que dicen desde
el (ex) equipo económico es que a Machinea no lo echaron,
se fue él. Estaba harto de los rumores, de que De la
Rúa no lo apoyara a rajatabla, de las operaciones periodísticas,
de los coqueteos con Cavallo. No habíaforma de seguir en esas condiciones
y nada indicaba que fuera a pasar algo que hiciera cambiar el panorama,
aseguraron. Por eso se fue.
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