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ENTRE HOY Y MAÑANA EL PRESIDENTE
DECIDIRA SI EL REEMPLAZANTE ES COLOMBO O LOPEZ MURPHY
De la Rúa sólo decidió que Machinea no sea ministro

A menos que la gran novedad política termine siendo el ingreso de Cavallo al Gobierno, cosa que no está definida, el lunes sólo habrá nuevo ministro de Economía. Anoche el Presidente y el jefe de Gabinete discutieron con el Frepaso y con Alfonsín si conviene más Chrystian Colombo o Ricardo López Murphy en lugar de José Luis Machinea. Por qué se fue el ministro. Los pros y los contras de sus reemplazantes. Los argumentos de Alvarez y Alessandro.

Fernando de la Rúa, seducido por la opción Cavallo.
José Luis Machinea, que en una reunión de cuatro horas fundamentó a De la Rúa por qué consideraba desde el lunes que su ciclo ya fue.

Por Martín Granovsky

El plazo expreso era abril. El plazo implícito era marzo. Y casi fue febrero. José Luis Machinea renunció ante la imposibilidad de capitalizar el blindaje financiero, tras la realidad de un verano paradójicamente helado y triste y frente a una seguridad: Fernando de la Rúa lo había despedido sin decírselo, fiel a su estilo de confiar en que el desgaste de sus funcionarios le ahorre el costo personal de pedir una renuncia. Como tampoco De la Rúa designó aún al sucesor de Machinea, desde anoche, y hasta nueva información, el Ministerio de Economía está políticamente vacante. El ministro viejo solo espera al nuevo; el nuevo ignora todavía que vaya a serlo.
En cambio Graciela Fernández Meijide concluyó incólume un día de versiones sobre su ida del gabinete. Anoche, al menos, solo se trató el cambio en el área económica.
Todas las expectativas estuvieron centradas en la reunión de tres horas que mantuvieron, entre las ocho y las once, De la Rúa, el ex vice Carlos Chacho Alvarez, el jefe de los diputados oficialistas Darío Alessandro y el jefe de Gabinete Chrystian Colombo. A la reunión se sumó en un trecho el presidente del radicalismo, Raúl Alfonsín.
De la Rúa no estuvo muy locuaz ni dejó ver su juego sobre el futuro, pero resultó bastante claro cuando habló de Machinea:
–Las cosas así no van, los mercados no están creyendo en José Luis y entonces hay que buscar un cambio de hombres –dijo el Presidente.
Por la tarde, Machinea había estado reunido cuatro horas con De la Rúa. Allegados al ministro dijeron que estaba furioso con la falta de apoyo que veía en el Presidente en los últimos días, y que esa furia se había acentuado por dos cosas. Por un lado, la certeza del jefe del Palacio de Haciendo sobre que realmente existió una reunión de De la Rúa con Domingo Cavallo. Por otro, el cambio de énfasis del Presidente. Siempre decía que Machinea era su ministro y que no se proponía cambiarlo. Ayer varió. Dijo solo que “los ministros siguen en funciones”. Cosa técnicamente cierta, pero políticamente magra sobre todo después de que este diario publicara ayer una nota con este título: “Cavallo y De la Rúa jugaron a las escondidas en la Quinta de Olivos”. Fue el remate, porque la incomodidad de Machinea dentro del Gobierno había comenzado, precisamente, el lunes, es decir un día después que el juego de las escondidas historiado por el artículo.
Lo cierto es que a las once de anoche el único dato cierto era que los mercados no abrirán el lunes con Machinea como ministro, a quien De la Rúa aceptó la renuncia y de quien reclamó la permanencia hasta que esté nombrado el sustituto. No había habido fumata blanca para ninguno de los dos principales candidatos a reemplazarlo, Colombo y Ricardo López Murphy. Colombo no genera resistencias en la Alianza. Si es designado ministro, el radicalismo no lo combatirá, y tampoco el Frepaso. Su punto fuerte es la imagen de ejecutividad y la buena relación con empresarios y gobernadores. Su punto débil, que todos manejaban anoche sin que ninguno de sus interlocutores necesitara incomodarlo recordándolo, es su antiguo empleo como gerente del Banco Macro, la entidad desde donde operaba la cuenta Daforel.
En cuanto a López Murphy, la evaluación anoche era que no generaría ninguna resistencia dentro del radicalismo. Su padre fue radical, y él mismo fue militante radical, dos elementos suficientes para que el tronco del radicalismo que cuestiona la sintonía con el establishment en economistas no radicales se lo disculpe a López Murphy, ex economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas y responsable, como ministro de Defensa, del rearme político del partido militar.
Alvarez y Alessandro no rechazaron a López Murphy. La posición expresada por Alvarez ya el año pasado era que no se podía repudiar el acceso deLópez Murphy al gabinete solo por sospechas, sin analizar las políticas que pudiera desempeñar, como si fuera posible que de repente la heterodoxia invadiera a este economista clásico. Anoche, por eso, los reparos de los frepasistas fueron casi teóricos.
–Sobre todo para el Ministerio de Economía, la decisión es tuya -escuchó De la Rúa del Frepaso–. No vamos a entorpecer ni poner en crisis las cosas. Pero queremos saber qué medidas piensa tomar quien asuma el cargo de José Luis.
Al hablar del perfil del futuro ministro, la definición quedó formulada como una expresión de deseos contra López Murphy, pero como lo diría un lord británico:
–Nos gustaría alguien comprometido con políticas activas.
En la mesa también quedó mencionado el nombre del canciller Adalberto Rodríguez Giavarini, pero también quedó en claro que el ministro acostumbra decir que no quiere pasar de Relaciones Exteriores a Economía. De la Rúa podría definir hoy, aunque la decisión puede dilatarse hasta mañana, quién de los dos será el ministro, si López Murphy o Colombo. Y también podría definir si solo se trata de un cambio en Economía o la Alianza incorpora una nueva pata llamada Domingo Cavallo.
Desde su departamento en el piso 23 de Libertador y Ocampo, el ex ministro de Carlos Menem se divertía comentando que llamados por teléfono había recibido muchos, pero ofertas concretas para ocupar algún cargo, ninguna.
Durante la última semana Cavallo permaneció oculto, y según la información que dio a sus colaboradores solo se proponía terminar un libro en un nivel máximo de concentración. Sin embargo, Página/12 pudo determinar que no había variado su apreciación política más reciente:
Necesita el consenso de los tres gobernadores peronistas de provincias grandes, Carlos Ruckauf, Carlos Reutemann y José Manuel de la Sota.
La situación ideal consiste en un ingreso suyo al Gobierno con Chacho como parte de un gran acuerdo político dentro de la Alianza y con él.
Sin Chacho comprometido con la Alianza y con relanzamiento del Gobierno, para Cavallo la perspectiva suena mucho más débil.
La ausencia de un Chacho activo complica, en el análisis de Cavallo, un punto que ya es débil para cualquier acuerdo suyo con la Alianza: Raúl Alfonsín. El ex Presidente ha sido el crítico más pertinaz de cualquier operación Cavallo Al Gobierno. Cavallo lo sabe, lo seguía sabiendo ayer, y añadía la certeza de que no podía pelearse con el jefe del radicalismo en un Gobierno integrado en un 80 por ciento por radicales.
De haber estado en Olivos, se hubiera sorprendido. En el momento de la reunión en la que estuvo Alfonsín, el ex Presidente fue inusualmente cauto, a menos que la frase que figura a continuación deba leerse como la exposición de un mandato expresada con sutileza de padre.
–Ustedes saben las diferencias que tenemos con Cavallo, pero la decisión es del Presidente –dijo mirando a De la Rúa.
Si el ingreso de Cavallo queda aprobado, faltará que Cavallo acepte y, en especial, que la Alianza termine de definir si lo adopta como jefe de Gabinete, como ministro, o lo repone en el Banco Central, el mismo cargo que ocupó hace 19 años con Reynaldo Benito Antonio Bignone de Presidente, en el último tramo de la dictadura.
En todo caso, está asegurada la fluidez entre Cavallo y Colombo, vaya éste de ministro de Economía o siga en la Jefatura de Gabinete observando cómo Cavallo se acerca del Banco Central al Ministerio de Economía.
–Es el único tipo en el Gobierno capaz de hacer las reformas que el país necesita –suele decir Cavallo sobre Colombo.
Simétricamente, Cavallo se ha cuidado de no criticar en público a Machinea, pero viene cuestionando duramente al primer ministro de Economía de la Alianza. En la tarde de ayer circuló para el Banco Central el nombre de Adolfo Sturzenegger, un cavallista económico que fue radical y hoy es cavallista en economía y en política.
El día terminó sin que Sturzenegger fuera, siquiera in pectore, el reemplazante de Pedro Pou.
¿Y el peronismo? Ruckauf protagonizó un intento denodado por apoyar a De la Rúa sin estamparse al Presidente. Página/12 recogió el dato de que a las cuatro de la tarde De la Rúa lo llamó para comentarle la salida de Machinea. El vocero del gobernador dijo que no había habido contactos en todo el día. Y luego, en el programa de Nelson Castro, Ruckauf se atajó así: “La política económica está mal y la social está peor, por eso es el momento de que el Presidente retome las riendas; nunca le propuse al Presidente un ministro o un presidente del Banco Central”.

 

Claves

Machinea presentó su renuncia y De la Rúa se la aceptó.
Colombo y López Murphy son los candidatos a sucederlo.
Al Gobierno le gustaría sumar a Cavallo, pero De la Rúa no terminó de definir qué puesto ve para el ex ministro de Menem.
Cavallo, a su vez, quiere ser parte de una solidificación de la Alianza.
Condiciona su ingreso a un mayor compromiso de Carlos “Chacho” Alvarez.
El Frepaso y Alfonsín dejaron en manos de De la Rúa la decisión sobre el nuevo ministro.
Ni siquiera le sugirieron un nombre concreto, aunque dijeron que les gustaría alguien que crea en políticas más activas, lo cual podría descalificar al ortodoxo López Murphy.
El día estuvo surcado de rumores de devaluación, con porcentajes de hasta un 30 por ciento.
Pero los miembros del equipo económico de Machinea piensan que De la Rúa no abandonará el uno a uno.

 

LA CRITICA DE UN MIEMBRO DEL EQUIPO DE MACHINEA
“Falta liderazgo político”

Por Claudio Zlotnik

Minutos antes de que José Luis Machinea convocara a los miembros de su equipo para anunciarles que renunciaba a su puesto, Página/12 se encontraba en el despacho de uno de los más estrechos colaboradores del ahora ex ministro. “No quiero hacer un reportaje porque, la verdad, no sé si mañana voy a seguir siendo funcionario”, se justificó. En estricto off the record, el entonces secretario de Estado dejó en claro los verdaderos motivos que, en ese mismo momento, estaban impulsando a Machinea a dar un paso al costado.
Para el ministro, su gestión quedó huérfana de un poderoso respaldo político por parte de Fernando de la Rúa y, en la intimidad, descarga responsabilidades en la falta de un claro liderazgo político para sobrellevar la marcha económica. También coloca un dedo acusador sobre el ala política del Gobierno por su actuación en los últimos temas que dominaron la agenda: el blindaje, los casos de lavado de dinero que se ventilaron en los Estados Unidos y la ofensiva contra Pedro Pou.
A las seis de la tarde, el rostro del entonces secretario de Estado no denotaba sólo preocupación, como él mismo asumió. Sus gestos eran adustos y, como sucede a veces cuando una persona atraviesa por circunstancias traumáticas, había momentos en que su mirada permanecía estática. Estaba shockeado y de mal humor. Aun bajo ese estado de ánimo, aceptó mantener un diálogo con este diario para dar cuenta del análisis de situación que hacían en el Palacio de Hacienda, a condición de que no se revelara su identidad.
“Llegamos a un punto en que ya no somos creíbles para la sociedad. Es muy difícil remontar la cuesta después de haber conseguido un blindaje por 40 mil millones de dólares, cuyos efectos se desmoronaron en apenas un mes y medio. Y no por culpa nuestra”.
“Los políticos que montaron la campaña de que con el blindaje venía automáticamente la reactivación se equivocaron. Fue una reacción exagerada porque se sabía que el auxilio financiero no venía a solucionar todos nuestros problemas. Pero ellos entendieron que era una buena fórmula para montar la campaña electoral y nos jugaron en contra”.
“Queda claro que esta dirigencia no pudo articular un proyecto político sólido. Se evidencia una falta de liderazgo notoria”.
“Yo no sé si la crisis en torno del ministro se hubiera salvado con una ratificación convincente por parte del jefe de Estado. Pero lo cierto es que en los últimos días fuimos golpeados seriamente ya no sólo por la marcha económica sino hasta por el supuesto rebrote de la aftosa. Y nadie salió a defender nuestra gestión”.
“Nosotros manejamos dos escenarios. Uno en donde De la Rúa y Carlos Ruckauf –son los que mayor poder detentan– hagan una convocatoria y, claramente, digan que ya no se puede jugar más con la suerte de la Argentina porque, de lo contrario, nos vamos a pique. Para mostrar seriedad no sólo hay que proclamarla. Hay que pasar a los hechos concretos como, por ejemplo, negociar con el Congreso la aprobación de los decretos pendientes y lanzar medidas, una tras otra, para demostrar que se está trabajando en sacar el país adelante”.
“El segundo escenario implica más de lo mismo, acostumbrarnos a estos vaivenes políticos, con una economía creciendo suavemente pero que puede ser sostenible en el mediano plazo. De a poco, podría regenerarse la confianza de los consumidores”.
“Algunos políticos vienen manejando pésimamente el caso de Pedro Pou. Es público que hay gente del propio Gobierno que pide su cabeza cuando todavía no está cerrado el caso del lavado. Yo no sé si lo hicieron con ánimo de perjudicarnos. Pero el hecho de que una persona sea echada de su puesto, con el agravante de ser un cargo muy sensible, sin pruebas suficientes para incriminarlo, terminó armando una campaña en contra del equipo económico”.
“La situación económica es complicada. El contexto internacional, como la crisis en Turquía, instaló ciertas dudas sobre la convertibilidad pero era un escenario que se podía sobrellevar. Creo que las chances de una devaluación son bajísimas. Aun cuando, como dicen por ahí, la economía muestre una suave expansión este año”.

 


 

LOS ULTIMOS PASOS DEL MINISTRO ANTES DE LA RENUNCIA
“Estaba absolutamente podrido”

Por David Cufré

“La situación había llegado psicológicamente al límite”, confesó a Página/12 un miembro del equipo económico. “Machinea estaba absolutamente podrido”, agregó. A la una de la tarde, el entonces ministro de Economía cruzó la calle Hipólito Yrigoyen y fue directo al despacho de Fernando de la Rúa. Estuvieron a solas durante cuatro horas. Machinea se plantó en que no estaba dispuesto a seguir en el cargo, por considerar que las condiciones políticas tornaban imposible su trabajo.
Hasta ese momento, su salida del gobierno era casi un hecho, pero el Presidente había decidido tomarse más tiempo para terminar de armar el rompecabezas de su reemplazo. Machinea aceleró los tiempos, dando él el portazo que sabía iba a soportar más temprano que tarde. Su desplazamiento -probablemente durante el fin de semana- había quedado casi resuelto en una reunión del jueves a la noche en la Casa Rosada, donde se barajaron “todas las alternativas imaginables”. Allí se tuvo especialmente en cuenta una versión que aterraba a todos. La información que manejaban era que si el jefe de Hacienda no era sustituido de inmediato, la próxima semana habría un golpe de mercado, ya que el establishment financiero “le había bajado el pulgar”.
Al atardecer, cuando ya era evidente que Machinea había dejado de ser ministro, este diario consultó a fuentes de la Alianza que comentaron una versión inquietante. Dijeron –aunque aclarando que se trataba sólo de un rumor entre miles– que en el Gobierno se analizó la salida de la convertibilidad. El supuesto plan sería terminar con el 1 a 1 y pasar a una canasta de monedas, compuesta por el euro, el real y el dólar. “El mayor anclaje sería en el dólar y la cotización del peso pasaría a 1,30 por dólar”, comentó uno de los informantes, economista de la Alianza. “El Gobierno negociaría con las privatizadas que no se ajusten las tarifas por la nueva cotización del dólar, mientras que los bancos no aumentarían las cuotas de los créditos hipotecarios, sino que extenderían sus plazos de vencimiento. Esto sería para mantener la relación cuota-ingreso, por la cual el pago mensual no puede superar cierto porcentaje del salario”, explicó otro economista del elenco oficial.
Una fuente parlamentaria del radicalismo afirmó que “el Frepaso cree que el modelo está agotado, que con la convertibilidad no hay posibilidades de crecimiento y que el único que puede sacarnos de la convertibilidad es el mismo que nos metió: Domingo Cavallo”. “Nadie cree que Chrystian Colombo o Ricardo López Murphy estén en condiciones de llevar a la práctica una movida semejante”, añadió. En contra de la hipótesis del abandono de la convertibilidad juega el hecho de que De la Rúa enfatizó en su discurso ante la Asamblea Legislativa que “la convertibilidad está fuerte y la vamos a mantener”. “Si hubiera estado pensando en cambiar de sistema, jamás hubiera dicho una frase semejante”, razonó una de las fuentes, quien de todos modos insistió en que “muchos escuchamos que existiría un plan para salir de la convertibilidad”.
Pero si hasta anoche el Gobierno no pudo dar ninguna explicación oficial sobre lo que estaba pasando, mucho menos fue posible que alguien aceptara hablar del final del 1 a 1. Un integrante del equipo económico indicó a Página/12 que “el rumor lo escuchamos, pero me parece absolutamente descabellado que De la Rúa piense en salir de la convertibilidad”. “Alfonsín no tolera a Cavallo en el Gobierno, y por lo que dicen, sin Cavallo no hay cambio de la paridad cambiaria. Alfonsín amenazó con renunciar a su candidatura como senador si Cavallo se incorpora el Ejecutivo”, sentenció un dirigente radical cercano al ex presidente.
Pero mientras todos estos temas están abiertos, lo que dicen desde el (ex) equipo económico es que “a Machinea no lo echaron, se fue él”. “Estaba harto de los rumores, de que De la Rúa no lo apoyara a rajatabla, de las operaciones periodísticas, de los coqueteos con Cavallo. No habíaforma de seguir en esas condiciones y nada indicaba que fuera a pasar algo que hiciera cambiar el panorama”, aseguraron. “Por eso se fue”.

 

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