EL MÁS POTENTE
Y EL MÁS RIESGOSO
El Cavallo de Troya
Domingo
Cavallo es el candidato más conflictivo, a la vez que el
más potente. Basta aguzar la memoria: cuando en noviembre
su nombre sonaba para entrar al Gobierno, Raúl Alfonsín
puso el grito en el cielo y Federico Storani aseguró que
en ese caso renunciaría al Ministerio del Interior.
Para los radicales Cavallo es mala palabra, adversario ideológico,
promotor de la híper que obligó a Alfonsín
a no terminar su mandato. Ayer (ver página 3) Alfonsín
dejó a salvo que no se opondría a una decisión
presidencial. Fernando de la Rúa es al respecto y como
en tantos otros tópicos, un radical sui generis. Su relación
con Mingo es excelente desde hace añares. Y sus diferencias
ideológicas mucho menos abismales que las que registran
Alfonsín o Fredi Storani.
Desde el ángulo del Frepaso la situación es dual.
Es ostensible que Cavallo sublevaría a buena parte de sus
votantes y ni qué decir a sus militantes, a sus dirigentes
de segunda línea. Y aun a muchos de primera. Pero Carlos
Chacho Alvarez no comparte totalmente esas prevenciones.
Respeta a Cavallo como técnico y tiene desde las
épocas (y las épicas) de los enfrentamientos con
Alfredo Yabrán una buena relación personal
con Cavallo. Además piensa que la actual propuesta económica
neodesarrollista del ex funcionario de la dictadura
y del menemismo es más reactivadora y audaz que el cerril
liberalismo de José Luis Machinea. Chacho había
imaginado a fin del 2000 un desembarco progresivo de Cavallo en
el gobierno, con cabecera de playa en una superasesoría
o en el Banco Nación. Ahora podría repetirse la
jugada usando de escala el Banco Central.
Aun con acuerdo o anuencia de Alvarez y de Alfonsín, Cavallo
en el gobierno implicaría una tensión fenomenal
para la Alianza y un desafío igual para el poder del Presidente.
La ambición de poder del Mediterráneo es infinita
y está claro que es muy difícil fijarle límites.
Pero a la vez, es el hombre en el que los mercados
y el establishment confían, es el que puede hacer jugadas
económicas más audaces y aunque no se diga
como padre de la convertibilidad es quien tiene más chances
de decidir hacerla pasar a la historia o variar la paridad cambiaria.
Una nueva Alianza, un terremoto en el gobierno, bronca de Alfonsín,
tal vez una renuncia de Storani. No son pocos riesgos. Los beneficios
virtuales también suenan altos: revitalizar al Ministerio
de Economía, restarle al peronismo (a Carlos Ruckauf especialmente)
un aliado político de fuste.
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EL QUE CRECIO
DENTRO DEL GOBIERNO
Colombo, el pragmático
Es el único economista que me resuelve
problemas en vez de generármelos decía De
la Rúa refiriéndose a Chrystian Colombo cuando éste
presidía el Banco Nación. Toda una definición
respecto del pragmático y ejecutivo jefe de Gabinete que
se ha convertido en el hombre orquesta del Gobierno.
Su eventual lanzamiento al Ministerio de Economía significaría
la coronación de una trayectoria fulminante.
Cuando llegó a la Jefatura de Gabinete (el día anterior
a la renuncia de Chacho Alvarez) Colombo era muy mal visto desde
el Frepaso. Su amistad con Enrique Nosiglia y con Fernando de
Santibañes, más algunas versiones acerca de su participación
en reuniones conspirativas, estimulaban la inquina. Con el tiempo
ese resquemor fue cediendo. Actualmente Alvarez dialoga con Colombo
con cierta asiduidad y Graciela Fernández Meijide articula
abundantes reuniones dialogando acerca de la Agencia Social.
Para el radicalismo es un hombre propio, aunque en rigor el neuquino
militó de joven en el peronismo. Y en el Gobierno es respetado
por su dinamismo. Desde el punto de vista político, al
interior de la Alianza es de lejos el menos urticante.
Seguramente es el mejor prospecto para dejar abierta la puerta
de un virtual aterrizaje de Cavallo en el Banco Central.
Es un liberal bastante convencido y fue defensor acendrado de
las decisiones de José Luis Machinea. O sea, ideológicamente
no desentona con los otros postulantes. Pero seguramente es menos
dogmático que López Murphy y más hombre de
equipo que Cavallo.
Hasta ahí el hombre parecería número puesto.
Pero... siempre hay peros. El primero lo planteó él
mismo ayer en Olivos: su vulnerabilidad a que las denuncias vinculadas
al lavado de dinero lo salpiquen como consecuencia de su actuación
como gerente de una financiera del grupo Macro.
La segunda era deslizada en voz baja por integrantes del equipo
Machinea y alude a su falta de piné como economista. Chrystian
dice que estudió la carrera en la escuela nocturna ironizaban
y aunque es una coquetería lo cierto es que no tiene el
nivel de José Luis, de Mingo o del Gordo (López
Murphy). Esas voces añaden que Colombo tampoco tiene
a la mano equipos que lo puedan secundar en la gestión
de Hacienda.
Y un detalle más que añaden quienes lo conocen de
cerca: su creciente malestar con a su ver la inacción
y la falta de compromiso de otros miembros del Gabinete hace imaginable
que tal vez sea tenga algún reclamo de cambios y relevos
bajo el poncho si se lo catapulta a Economía.
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EL MÁS LIBERAL
ES TAMBIÉN EL MÁS RADICAL
La ley de (López) Murphy
Ricardo
López Murphy aconseja a Fernando de la Rúa en materia
económica desde 1982. Por entonces los presentó
un amigo común, Fernando de Santibañes. Merced a
esos buenos oficios, el actual ministro de Defensa le dio letra
para la interna que el actual Presidente disputó con Alfonsín
en 1983 y que éste ganara por goleada y como ensayo general
de su triunfo sobre el peronismo en ese mismo año. Desde
entonces los une una enorme confianza, amén de una afinidad
de pensamiento nada menor.
López Murphy es uno de los talibanes del neoliberalismo
pero es asimismo un radical de pura cepa, hijo de radical como
corresponde. Ese pedigree determina que su figura no genere entre
los radicales los brotes de odio que origina Cavallo. Ni siquiera
en Raúl Alfonsín que tiene sus discrepancias con
él pero que no haría un casus belli
de su presencia
Los frepasistas, en cambio, suelen verlo como un límite
por sus anteojeras ideológicas y su fundamentalismo.
Si recalara en de Economía es bien posible que las huestes
de Chacho iniciaran un progresivo distanciamiento de un gobierno
al que sentirían cada vez más lejano.
Pero, en cambio, su ortodoxia es vista por las huestes frepasistas
como un buen prospecto para cubrir la vacante que más
temprano que tarde dejará Pedro Pou en el Banco Central.
Si eso sucediera, discurren no podría haber remezón
de los mercados.
El problema es que López Murphy ha venido diciendo a los
gritos que no irá a reemplazar a Pou porque no está
dispuesto a avalar tribunales populares. Y ha comentado
en voz baja que él carece de conocimientos específicos
y de equipos para manejar el Central. Pero ya en los últimos
días su resistencia parecía haber minado y en el
gobierno están convencidos que soldado al fin
si De la Rúa se lo pide irá a cualquier destino.
Al fin y al cabo bromeaba ayer un integrante del gobierno
si fue a Defensa ¿cómo no va ir al Banco Central?.
Lo que sí debería tomarse en cuenta es que López
Murphy en Economía equivale a cerrar las puertas de un
desembarco ulterior de Cavallo en el Banco Central. Dos figuras
de perfil tan alto y hoy por hoy algo distantes en
su receta económica serían incompatibles.
Para los radicales progresistas sería un mal trago pero
les sería difícil tirar la primera piedra. Para
el Frepaso un incordio pero difícilmente un factor de ruptura.
Y los famosos mercados no tendrían sus proverbiales ataques
de nervios. Tal vez por eso, anoche, después de que el
Presidente lo llamara a Francia parecía en medio de un
manto de neblina el más cercano a suceder a Machinea.
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