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DESFAVORABLE SONDEO SOBRE LA ECONOMÍA Y EL GOBIERNO
La sociedad bajó el pulgar

Una encuesta realizada por la consultora Ibope antes de la renuncia de Machinea
revela que siete de cada diez argentinos consideran que la gestión del ex
ministro es pésima, mala o regular. Graciela es la peor evaluada.

Por Raúl Kollmann

José Luis Machinea abandona el cargo en uno de los peores momentos de la economía, si se la mide desde el punto de vista de la opinión pública. Después de una pequeña brisa de optimismo que reflejaron las encuestas en enero, en el mes de febrero aparecieron las opiniones más duras sobre la gestión del ministro: siete de cada diez personas consideran que la gestión de Machinea fue pésima, mala o regular. La peor evaluada de todo el gabinete es Graciela Fernández Meijide, cuya continuidad también estaba puesta en duda.
Las conclusiones surgen de una encuesta realizada por la consultora Ibope OPSN, que conduce Enrique Zuleta Puceiro. El estudio se hizo sobre la base de 800 personas entrevistadas en Capital Federal y Gran Buenos. En el trabajo, terminado de procesar ayer, se respetaron las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social.
La visión negativa sobre la marcha de la economía afecta a todos los rubros consultados. Por ejemplo, cerca del 70 por ciento de los consultados opinan mal de la reforma laboral, 60 por ciento rechaza la política en materia de impuestos, 65 por ciento se opone a la forma en la que se controló el déficit fiscal y el 86 por ciento considera que fracasaron las políticas de lucha contra el desempleo.
Pese a todo, la gente no pierde las esperanzas y casi la mitad de los encuestados cree que el país va a mejorar, mientras que sólo un 20 por ciento considera que las cosas van a estar cada vez peor.
“El Gobierno afronta un momento de máxima incertidumbre –señaló anoche Zuleta Puceiro– debido a que nadie puede ignorar que no estamos ante un problema de personas. No se puede hablar de que el problema es la falta de credibilidad de Machinea. Es todo lo contrario: trabajó en un equipo que no mostró fisuras e hizo un esfuerzo internacional impresionante. El problema no es de hombres, sino un problema del contenido mismo de la política económica. Machinea no tuvo adversarios significativos, ni divisiones internas ni acosos políticos como los que suelen complicar las cosas. Tuvo el apoyo de Alfonsín y Alvarez, de De la Rúa, de los industriales y banqueros. Acá hay una crisis de contenidos profundos, hay una crisis de la política económica. De la Rúa enfrenta entonces un problema de modelo. La gran pregunta es si el Gobierno puede hacer un giro grande. Tampoco es un problema de coraje, sino de encontrar otro diagnóstico, otras alternativas. Hay quienes proponen los cambios, está la posibilidad de Cavallo, otros hablan de crear climas de negocios. Alternativas hay, habrá que ver si el Gobierno se anima.”
En verdad, la opinión pública no evalúa demasiado bien a ninguno de los ministros. El de mejor imagen es Adalberto Rodríguez Giavarini, seguido por Chrystian Colombo, Patricia Bullrich y Jorge de la Rúa. En ese listado, la ubicación de Graciela Fernández Meijide es muy delicada: es la de peor imagen con índices que la ponen incluso muy por debajo de todos los demás integrantes del Gabinete. Tal vez por eso, crecieron desde temprano los rumores de su renuncia.

 


 

LA CITY DESCONTABA LA RENUNCIA
Nunca fue del palo

Por C.Z.

La inminente salida de José Luis Machinea del Gobierno fue ayer, como durante las jornadas anteriores, la especulación preferida de los financistas. Ya no se dudaba sobre la suerte del ex ministro sino del momento en que se produciría el alejamiento. Tanto en el microcentro como en Wall Street afirmaban que las horas de Machinea al frente del Palacio de Hacienda estaban contadas. Frente a las versiones, las acciones líderes subieron 2,1 por ciento, los títulos públicos mejoraron 0,3 por ciento en promedio, y el riesgo país mostró una leve recuperación, de siete puntos, finalizando en los 782. La city nunca sintió al ex ministro como uno propio.
Durante la jornada de ayer, Página/12 recogió opiniones de operadores tanto de la plaza local como de Wall Street. El consenso era que Machinea ya no disponía de oxígeno suficiente para soportar en el cargo, y su despedida podría darse en cuestión de horas o de días. ¿La razón? Las expectativas positivas tras el blindaje se esfumaron en muy poco tiempo, los datos económicos siguieron indicando que la economía estaba anclada en un pozo recesivo y, en apenas un par de semanas, el riesgo país se disparó a los 800 puntos, según los analistas, un nivel inaceptable para hacerse ilusiones con una rápida reactivación. Por otra parte, en la city ya dan por hecho que Economía no podrá cumplir con las metas fiscales pactadas con el Fondo Monetario para el primer trimestre, a pesar de que éstas fueron flexibilizadas al momento de rubricar el blindaje. “Si se queda, Machinea no tendrá aire para renegociar con el FMI. Tendrá que hacerlo otro”, dijo un operador, cuando todavía se desconocía la decisión del ahora ex ministro.
“Hay que hallarle una solución urgente a la situación de Machinea y a la de Pedro Pou. De lo contrario, en pocos días volveremos a ver un salto en las tasas de interés y una nueva fuga de los depósitos”, razonó, en diálogo con este diario, el economista jefe de un banco de inversiones de Wall Street.

 

OPINION
Por Alfredo Zaiat

El círculo no cerró

Buscó su revancha por el fracaso del ‘89 y, precisamente por arrastrar esa derrota, perdió. Nunca fue definitivamente aceptado por el establishment pese a su auto de fe a la ortodoxia. Y como todo converso no terminó de convencer a la Santa Inquisición del mercado. Pero su gestión fallida no se debió a conspiraciones, que ciertamente las padeció desde la derecha recalcitrante, ni a ausencia de respaldo político. El fracaso de José Luis Machinea tuvo su origen en el mismo momento en que cambió su estrategia para precipitar un proceso de crecimiento sostenido. Las tímidas reformas, pero reformas al fin, que había elaborado junto a su equipo de colaboradores en su bunker de FADE fueron archivadas apostando solamente a la receta fiscalista del ajuste para cerrar la brecha de las cuentas públicas. Con esa política aspiraba a recrear el círculo virtuoso. Pero la economía no reaccionó pese a las sucesivas iniciativas lanzadas para recrear confianza y motorizar el ingreso de capitales que bajaría la tasa de interés provocando la recuperación.
El equipo económico compró a libro cerrado lo del círculo virtuoso sin ponerse a pensar que algo había cambiado en la Argentina y en el mundo. Y que el escenario económico que enfrentaba no era el mismo que el de la década del ‘90. Ya no había activos estatales por vender. Las privatizaciones durante la gestión de Cavallo fueron la principal fuente de ingresos de capitales. También se agotaron las grandes compañías en manos locales que interesen a multinacionales, lo que secó otra vía de entrada de capitales. Tampoco había condiciones para que nuevas empresas salgan a cotizar en el mercado bursátil para atraer capitales. Además, Argentina dejó de ser un polo de atracción para inversiones productivas pensadas para un mercado ampliado como el Mercosur. Brasil ocupó ese lugar después de devaluar su moneda. También las devaluaciones en muchos de los países emergentes dejaron a la economía argentina en una posición de competitividad muy débil.
Entonces, sin ingreso de capitales no hay convertibilidad que funcione ni ajuste fiscal que alcance. La reforma impositiva, la baja salarial y el recorte de jubilaciones fueron parte de la política de autodestrucción de Machinea. Con esas medidas pensaba seducir a los capitales. Pero sin tocar los nichos de privilegio de la economía, el de las privati-zadas con sus elevadas tarifas, el de los bancos cobrando tasas usurarias y el de los hombres de fortuna gozando el no pagar impuestos, y con un escenario diferente al de la fiesta de los ‘90, este final era previsible paraMachinea. Y será el mismo para su sucesor si persiste en apostar a la misma magia de un circulo virtuoso esquivo.

 

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