Bajo la presión de la Intifada palestina, el nacionalista de línea
dura Ariel Sharon está logrando el prodigio de construir el gobierno
de unidad nacional más amplio de la historia de Israel. Del lado
de los laboristas, más de 1500 miembros del Comité Central
partidario seleccionaron ayer la terna de ocho ministros que integrarán
el gabinete, donde se destacan los nombres de Shimon Peres artífice
de los acuerdos de paz de Oslo con los palestinos como canciller
y de Binyamin Ben Eliezer, un general retirado, como ministro de Defensa.
Pero esta terna incorpora otra novedad inédita en la historia israelí,
en la figura, como ministro sin cartera, de Salaj Tarif, el primer árabe-israelí
que llega a un gabinete. Y esto no es todo: Sharon logró también
la incorporación de los partidos de extrema derecha Israel Beitenu
y Unión Nacional, para lo que se perfila como un gabinete de tamaño
también sin precedentes: tendrá 30 carteras.
Ben Eliezer, que se dedica profesionalmente a la política desde
hace 16 años, ejerce actualmente como ministro de Vivienda y Comunicaciones
en el gobierno del premier saliente Ehud Barak y es considerado un halcón
dentro de su partido. Conocido con el apodo de Fuad, porque
habla árabe con fluidez, Ben Eliezer salió con su familia
de Irak en 1950 y en las últimas semanas se ha destacado por la
firmeza de sus declaraciones sobre los palestinos. Pero ayer, luego de
confirmarse su nombramiento, buscó morigerar esa imagen. Creo
que los palestinos saben que yo fui el primero que fue en 1994 a Túnez
(país donde operaba en el exilio la Organización para la
Liberación de Palestina), que yo encabecé la línea
de la paz y el diálogo y que dirigí la línea que
determinó que el campo de batalla era la mesa de negociaciones
declaró Ben Eliezer. Lamento profundamente que los
palestinos hayan derribado la mesa de negociaciones el 28 de setiembre
(fecha del lanzamiento de la actual Intifada). Haré todo lo posible
por hacerles entender que en su propio interés está regresar
a la mesa de negociaciones. Asimismo, Ben Eliezer fue citado ayer
en el diario Yediot Ahronot afirmando que no creo en el castigo
colectivo del pueblo palestino.
Mientras tanto, la elección del druso Tarif como uno de los ministros
laboristas parece subrayar el deseo de curar las heridas abiertas con
la comunidad árabe-israelí. Tras conocerse los resultados
de la votación, Tarif manifestó su esperanza en el
hecho de que ser el primer no judío que es elegido ministro en
un gobierno israelí es un símbolo de la reanudación
de las buenas relaciones del Partido Laborista y el Estado con el sector
árabe y el druso. Tarif afirmó que se considera el
representante de toda la población árabe, que suma
un millón de personas (entre ellas alrededor de 70.000 drusos)
de los seis millones que conforman la población total de Israel.
Luego de su elección por los laboristas, Tarif recibió un
llamado telefónico de Sharon, en que el premier electo y líder
del frente de derechas Likud lo felicitó y destacó el
hecho de que ha sido elegido un hombre que sirvió como oficial
en el Ejército israelí. Tarif, de 43 años,
llegó a ser comandante de paracaidistas.
Mientras tanto, una señal de lo preocupante que se está
volviendo la situación vino del embajador norteamericano en Israel,
Martin Indik, quien dijo que la economía palestina está
al borde del colapso y el gobierno de Yasser Arafat está comenzando
a desintegrarse. Hablando ante un grupo de empresarios y diplomáticos,
Indik dijo que estamos viviendo momentos difíciles y me temo
que estemos al borde de una situación más seria. La volatilidad
de la situación contiene, en sí misma, el verdadero y genuino
potencial de una explosión aún mayor.
Sharon se había propuesto terminar con la conformación de
su gobierno de unidad nacional para el miércoles. Ahora falta convencer
a los representantes de los partidos sefardita, ruso, y el que representa
a los colonos.
COMO
SE VIVE EN LA CIUDAD PALESTINA DE JERICO
Entre tiros y estado de sitio
Por Suzanne Goldenberg*
Desde Jericó
Tres mil años después
que Josué derribara los muros de Jericó con el fuerte sonido
de su trompeta, la ciudad está nuevamente bajo asedio. El ejército
israelí rodeó la ciudad con una trinchera de 18 kilómetros
en la arena del desierto, convirtiendo a este adormilado oasis en una
virtual prisión para sus 33.000 habitantes. La trinchera, de dos
metros de profundidad y casi lo mismo de ancho, serpentea a lo largo de
la ruta 90, la principal arteria a través del valle del río
Jordán, antes de girar al oeste para cerrar la salida de la ciudad
hacia el sur.
Ahora hay una sola manera de salir de la antigua ciudad, a no ser que
los residentes recurran a montar sus bicicletas a través de las
peligrosas montañas que custodian las entradas del norte y oeste
de Jericó: un único camino dominado por un puesto de control
israelí que se abre y se cierra, dicen los palestinos, según
el capricho de los soldados israelíes. Si cierran el puesto
de control, ni una mosca puede entrar a la ciudad, dice Adham Taher,
un conductor de tractor.
Los excavadores israelíes comenzaron a hacer la trinchera hace
un mes, en gran medida para proteger a los automovilistas judíos
que usan la estratégica ruta 90, una de las únicas dos que
une el centro de Israel con el norte de Galilea. Aunque Jericó
ha sido la ciudad más tranquila en Cisjordania durante los cinco
meses de levantamiento, un vocero del ejército israelí dijo
ayer que los disparos esporádicos en la ruta realizados por los
tiradores palestinos eran intolerables. Negó que la trinchera representara
una forma colectiva de castigo. La difícil situación
aquí es que los tiradores palestinos están impidiendo que
los israelíes lleven una vida normal dijo el teniente coronel
Olivier Rafowics. Nadie en el mundo puede aguantar los disparos.
Aun cuando se dispare una bala durante el día o durante la noche,
y otra después de una semana, o 10 días, eso impide que
la gente tenga una vida normal y en este caso específico estamos
hablando de una ruta vital.
En otro lado de Cisjordania ayer, un niño palestino de nueve años
fue muerto por disparos de soldados israelíes en la puerta de su
casa en el área de Ramallah. Otro palestino de 40 años también
murió por disparos en Cisjordania. El ejército israelí
dijo que había estado tratando de poner una bomba en la ruta principal.
De acuerdo con la revista oficial del ejército, Ramahane, hay planes
para cavar trincheras alrededor que otras ciudades en Cisjordania, permitiendo
que los militares ajusten el lazo corredizo alrededor de centros de población
palestina sin tener que desplegar soldados adicionales.
* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
|