Por Pablo Vignone
El Campeonato Mundial de Fórmula
1 se pondrá en marcha esta medianoche, cuando en Melbourne se largue
el Grand Prix de Australia, con la presencia del argentino Gastón
Mazzacane (ver recuadro), pero mientras la atención evidente estará
puesta en las renovada rivalidad entre Ferrari, campeona en el 2000, y
McLaren, no habrá que olvidar que este mundial será escenario
de una batalla más cruenta y costosa, por el control global de
la Fórmula 1, que incluye la sucesión del zar de la F-1,
el inglés Bernie Ecclestone.
Los medios ya informaron profusamente sobre el panorama deportivo del
Mundial 2001, incluida la llegada del platense Mazzacane al equipo francés
Prost cuyo monoplaza AP-04 es mitad Ferrari, ya que el motor, la
caja de cambios y la suspensión trasera llegan de Maranello, a
un costo de, aproximadamente, 2 millones de dólares al mes,
pero no ha cobrado difusión el conflicto sobre la posesión
de SLEC, el holding dueño de la F-1, que no es una
pelea exclusivamente sobre derechos de TV, sino sobre el control de un
negocio que ha sembrado de millonarios la calle de boxes.
A los 70 años, Bernie Ecclestone, el inglés que creó
esta F-1 moderna en los últimos 30 años, está más
cerca del retiro y la pelea por su sucesión se está librando
entre un grupo mediático alemán, el de Leo Kirch, y los
grandes fabricantes de automóviles, como Fiat, Ford o Mercedes
Benz, a partir del momento en que Ecclestone, uno de los seis hombres
más ricos de Inglaterra, decidió vender parte de su fuente
inagotable de riqueza.
Lo que alguna vez fue la Asociación de Constructores de F-1 (FOCA)
se ha agrupado con otras empresas que administran la organización
y los derechos de comercialización de la F-1, en el holding que
Ecclestone bautizó SLEC, en homenaje a su mujer Slavica Ecclestone,
quien figura como titular del emprendimiento.
En el 2000, Ecclestone vendió por 1300 millones de dólares
el 50 por ciento de SLEC al consorcio televisivo alemán EM.TV,
cuyo propietario, Thomas Haffa, acababa de comprar los derechos del Jim
Henson Group, creador del Show de los Muppets. En la Fórmula
1 no cayó nada bien que Ecclestone compartiera mandato con la Rana
Renée y se creó entonces la ACEA, la Asociación de
Constructores Europeos de Automóviles, una corporación que
defendiera los intereses de las grandes casas automotrices, que habían
invertido grandes sumas para comprar gran parte de los equipos y no estaban
dispuestos a admitir una injerencia extraña en el asunto.
En efecto, para entonces Mercedes ya poseía el 40 por ciento de
McLaren; Fiat es dueño de Ferrari; Ford había comprado el
team Stewart para rebautizarlo Jaguar; BMW se había asociado con
Williams; Renault ya era propietaria de Benetton al que le pondrá
su nombre el próximo año y Toyota había comprado
la 12ª franquicia existente en la F-1 desde el nuevo Pacto de la
Concordia, la Constitución de la F-1, firmado en 1999, para arrancar
en el 2002. Desde entonces, la ACEA viene sugiriendo comprar una porción
de SLEC. Y Ecclestone quería negociarla...
Hasta que la EM.TV, en dificultades financieras, vendió su parte
de SLEC al Grupo Kirch, líder de la TV por cable en Alemania, el
país que tiene al campeón del mundo, Michael Schumacher,
y otros tres pilotos en la F-1. Su titular, Leo Kirch, dio otro zarpazo
al comprar esta semana un 25 por ciento más de SLEC, por el que
pagó 987 millones de dólares, quedándose así
con el 75 por ciento del holding. Al anunciar la compra, Kirch sugirió
que desde el 2003, SLEC dejaría de vender los derechos de televisación
a las cadenas abiertas, para concentrar las emisiones en el sistema pay-perview
(pagar para ver).
Los constructores pusieron entonces el grito en el cielo: no sólo
perdían terreno, sino también dinero. Dado que invirtieron
fortunas en la F-1 para usarla como herramienta de marketing, la TV pública
resulta prioritaria para asegurar la rentabilidad de su inversión.
Si está Kirch en el negocio, no entramos dijo Jurgen
Hubbert, máximo dirigente de DaimlerChrysler. Si las carreras
de F-1 van por televisión paga, crearemos nuestro propio Mundial
de Fórmula 1, amenazó Paolo Cantarella, delegado de
Fiat en ACEA. Cantarella, incluso, le puso fecha a la rebeldía:
2007, el año en que vence el nuevo Pacto de la Concordia.
Hasta el campeón mundial, Michael Schumacher (que en la jornada
de apertura del Mundial, en los entrenamiento de Melbourne, sufrió
un accidente impresionante, volcando su Ferrari), apoyó la intención
de sus empleadores italianos: Opino que el ciudadano normal debería
poder ver las carreras sin tener que pagar. Confío en que todo
quede en la televisión pública, dijo ayer, antes de
salir a clasificarse (ver aparte).
En verdad, el temor de los constructores parece justificado, ya que Kirch
es el mismo cuyo grupo acaba de comprar los derechos para su país
de los mundiales de fútbol de 2002 y de 2006 (que se jugará
en Alemania), y que decidió no negociarlos con las cadenas de TV
públicas alemanas, ARD y ZDF. Kirch pagó por esos derechos
unos 850 millones de dólares, menos de lo que abonó por
el 25 por ciento de SLEC y sólo una bravata del canciller alemán
Gerhard Schroeder, que lo conminó a que reanudara las negociaciones
con ARD y ZDF, lo ha hecho pensar en volver atrás.
Una asamblea general de la Federación Internacional del Automóvil,
a la que nominalmente le pertenecen los derechos de TV de la F-1, puede
vetar la compra del 75 por ciento de SLEC por parte de Kirch, y hasta
se dice que Ecclestone estaría en desacuerdo con la posición
dominante del magnate alemán. Pero algunos creen que ésta
podría ser una maniobra gestada entre ambos para sacarle mayor
jugo a la oferta de ACEA. Además, la FIA acaba de firmar la paz
después de seis años con la Unión Europea, que la
acusaba de abuso monopólico respecto de los derechos televisivos,
de manera que su influencia en la cuestión es delicada y sujeta
a escrutinio cercano por parte de la UE.
Nadie olvida que la plataforma para la TV digital de las transmisiones
de Fórmula 1, que en Europa se comercializa vía pay-per-view,
y que no ha tenido el éxito que se presumía, fue una inversión
exclusiva de Ecclestone, quien podría querer recuperarla a través
de una solución como la que proponía Kirch. Pese que el
empresario muniqués posee ya la mayoría de SLEC, anunció
que seguirá siendo Ecclestone quién esté a cargo.
Un portavoz del grupo Kirch anunció ayer que las carreras de Fórmula
1 seguirán siendo transmitidas en directo en la televisión
pública después de 2003 y no pasarán enteramente
al dominio de la televisión paga.
Seguramente, un anuncio que señala una tregua en esta disputa que
está lejos de terminar. Exactamente, 17 Grands Prix, los mismos
que se disputarán a lo largo de 2001 a partir de esta noche.
Primera fila para
Ferrari
A Michael Schumacher no lo amedrentó el accidente y ayer
a la madrugada logró su 33º pole-position en la Fórmula
1, con lo que partirá hoy en primer lugar en el GP de Australia
(televisa PSN a las 24). Schumacher marcó 1m26s892/1000.
Será una primera fila totalmente Ferrari, ya que el coequiper
del alemán, Rubens Barrichello, logró el segundo tiempo.
Al argentino Gastón Mazzacane no le fue nada bien, porque
con el ProstFerrari quedó en la 20º posición,
al marcar 1m30s798, a casi cuatro segundos de Schumacher. El platense
quedó a casi un segundo de su coequiper, el francés
Jean Alesi, quien se ubicó 14º, y hasta fue superado
por el español Fernando Alonso, quien con un Minardi fue
19º.
El orden de partida será el siguiente: 1º Schumacher,
2º Barrichello, 3º Hakkinen (McLaren), 4º Frentzen
(Jordan), 5º Ralf Schumacher (Williams) y 6º Coulthard
(McLaren). Completan Trulli (Jordan), Villeneuve (BAR), Heidfeld
(Sauber), Panis (BAR), Montoya (Williams), Irvine (Jaguar), Raikkonen
(Sauber), Alesi (Prost), Verstappen (Arrows), Button (Benetton),
Fisichella (Benetton), Bernoldi (Arrows), Alonso (Minardi), Mazzacane
(Prost) y Burti (Jaguar). No largará Marques (Minardi).
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