Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


EL EJERCITO ISRAELI INTENSIFICARA LA REPRESION CONTRA LOS PALESTINOS
Se acabó la leche de la clemencia

El jefe del Estado Mayor israelí, Shaul Mofaz, advirtió ayer
que �intensificaremos nuestra respuesta� contra la Intifada.

Una multitud palestina en el
funeral de un niño abatido anteayer.
El grupo Hamas prometió una ola de atentados suicidas contra Israel.

Ariel Sharon fue electo aplastantemente como primer ministro israelí prometiendo “seguridad” ante el levantamiento palestino. Nunca se detalló exactamente qué haría este “súper-halcón” en materia de represión que no hubiera hecho ya su predecesor laborista Ehud Barak. Ayer la pregunta seguía sin respuesta, pero el ejército israelí dejó muy en claro que ya tiene planes para ampliar el uso de fuerza contra los palestinos. “Esto es una guerra: vamos a intensificar nuestra respuesta y combatiremos al terrorismo con todas nuestras fuerzas”, enfatizó el general Shaul Mofaz, jefe del Estado Mayor, a la radio militar. El líder palestino Yasser Arafat se mofó poco después: “¿Qué nos van a hacer, tirar la bomba atómica?”.
La bravuconada de Arafat no lograba ocultar su inquietud ante la consolidación de las fuerzas políticas israelíes detrás de Sharon. Su esperanza de que se producieran quiebres con el laborismo, nunca muy probable, fue definitivamente rebatida el viernes cuando ese partido votó por sumarse a la coalición de Sharon con Shimon Peres como su canciller y Benjamin Ben Eliezer (del ala dura del partido) a cargo de Defensa. Con los laboristas a bordo, sólo queda sumar a los partidos de derecha. Sharon buscó su apoyo reafirmando explícitamente las posiciones que antes de las elecciones ya le habían ganado la reputación de súper-halcón.
El partido ultranacionalista de Israel Beitenu, por ejemplo, se sumó a la coalición de Sharon luego de que el premier electo les enviara una carta donde aseguraba que “las ideas planteadas en (las cumbres de paz de) Camp David, Washington y Taba no serán vinculantes para el próximo gobierno israelí”. En esos acuerdos, el gobierno del laborista Barak realizó concesiones sin precedentes a los palestinos, ofreciendo un Estado Nacional Palestino con el 95 por ciento de Cisjordania, el 100 por ciento de la Franja de Gaza y Jerusalén Oriental como su capital. Ahora, estas ofertas no sólo fueron eliminadas como base de negociación, sino que incluso lo que ha actuado como consenso mínimo en las conversaciones de paz, los Acuerdos de Oslo de 1993, está puesto en duda. Sharon explicó en su carta que “desde el punto de vista internacional, los Acuerdos de Oslo son válidos siempre que se cumplan sus condiciones, y los palestinos no lo hacen”. Es por esto que Arafat afirmaba nerviosamente ayer que “cualquier negociación debe respetar todo aquello sobre lo que se alcanzó un acuerdo en Taba, Sharm el Sheikh, Washington y El Cairo”. Ayer las tentativas de Sharon habían encontrado oposición desde el partido ultraortodoxo Shas y el de los inmigrantes rusos, pero el único cambio que podría resultar de estas dificultades sería endurecer aun más la posición de Sharon.
En este contexto, era natural que el aspecto militar estuviera cobrando cada vez más prominencia en las declaraciones de ambas partes. Es cierto que este aspecto nunca podía estar muy ausente de las declaraciones del jefe del Estado Mayor israelí Shaul Mofaz. Pero lo notable ahora es que el militarismo del general resulta mucho menos excepcional dentro del contexto político israelí. Hace unas semanas, cuando calificó a la Autoridad Palestina como “una entidad terrorista”, todavía sobrevivían suficientes resabios como para causar cierta incomodidad. Al decir ayer que “si Arafat no hace nada para detener la escalada de violencia, ampliaremos nuestro campo de intervención”, nadie en el emergente gobierno de Sharon pensaba muy distinto. De hecho, las declaraciones de Mofaz son probablemente una descripción fidedigna de la posición futura israelí: “Haremos todo lo posible para impedir una escalada del conflicto, pero la clave no está en nuestras manos; y esto no terminará en unas semanas”.
Desde el otro lado, el grupo terrorista palestino Hamas respondió a las palabras de Mofaz amenazando con lanzar una ola de atentados suicidas después de que asuma Sharon. “Ya hay diez de nuestros hombres que están dispuestos a sacrificarse para lanzar operaciones militares en territorio israelí, y ello no tardará en producirse”, subrayó un comunicado emitido en Gaza. En estos momentos, al menos, la violencia no se está cobrando más víctimas que su promedio diario: ayer tres palestinos (incluyendo unamujer) fueron muertos en Cisjordania, luego de que el día anterior dos niños fueran abatidos por las tropas israelíes.

 

Claves

Ilustrando la actitud del gobierno que está formando Ariel Sharon, el jefe del Estado Mayor israelí, Shaul Mofaz, enfatizó ayer que “si Arafat no hace nada por detener la violencia, responderemos con todas nuestras fuerzas”. Arafat respondió que era imposible subir el actual nivel de represión.
Esa represión se cobró a tres palestinos ayer, más dos niños que fueron baleados el viernes a la noche.

 

HOY ES EL CONGRESO INDIGENA
Zapatour bajo examen

La larga marcha zapatista está pasando por su prueba de fuego: el III Congreso Nacional Indígena, que se realiza hasta hoy en Nurio, estado de Michoacán, y adonde los 23 comandantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el subcomandante Marcos llegaron en la mañana del sábado. En este Congreso, los zapatistas esperan conseguir el apoyo de todas las comunidades indígenas del país (12 millones de habitantes) para coronar el arrastre que tuvieron desde su salida de Chiapas, el lunes pasado, y negociar desde una posición más fuerte ante el Congreso la aprobación de la ley de derechos indígenas.
El presidente mexicano Vicente Fox parece bastante consciente de la encrucijada que se está planteando con los zapatistas. Muchos analistas políticos mexicanos consideran que Fox se está jugando buena parte de su capital político, ya que sectores de la derecha a la que él pertenece le están endilgando la libertad de los zapatistas para salir de Chiapas y acumular, ellos también, un capital político considerable. El presidente mexicano trató de limitar al mínimo la fricción con Marcos (cuyas declaraciones en contra de Fox aumentaron con el transcurrir de la marcha), pero se acerca el momento de las definiciones.
En primer lugar, Fox dijo que el Congreso Indígena de Nurio “de ninguna manera es todavía una representación nacional” de los indígenas mexicanos, buscando restar de antemano el apoyo que los zapatistas podrían obtener allí. Luego, el presidente mexicano especificó ayer que el proyecto de ley de los derechos indígenas, elaborada por la Comisión legislativa de Concordia y Pacificación (Cocopa), debe ser discutida. Fox se refería especialmente a la autonomía de los pueblos indígenas, que puede establecerse siempre y cuando “se respete la integridad y soberanía del Estado mexicano”. El lunes se sabrá si los zapatistas salen con todo el apoyo indígena hacia el Distrito Federal, adonde llegarán el próximo domingo.

 

PRINCIPAL