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¿POR QUE LOS DIRIGENTES DE BOCA QUIEREN BLANQUEAR A LA BARRA BRAVA?
La culpa del chancho y de quien le da de comer

El affaire de las entradas gratuitas en Boca amenaza con salpicaduras oficiales y, aunque Mauricio Macri no parece convencido de la movida, la CD que preside alienta una maniobra que ni siquiera es bien vista desde la AFA.

Los hinchas de Boca defendieron a Mauricio Macri cuando éste anunció que no daría entradas.

Por Gustavo Veiga

Los dirigentes de Boca sufrieron un ataque de amnesia. Y derivaron un problema de resolución expeditiva hacia el sitio menos indicado. Al pedido de 250 entradas por partido y dos micros para el traslado de un grupo denominado a sí mismo “La nº 12 Presente”, respondieron que valía la pena analizarlo y buscaron condescendencia para su aprobación en la Secretaría de Seguridad Interior y hasta en la propia AFA.
El presidente Mauricio Macri no juzgó oportuno -.todavía-. si resulta pertinente consultar sobre semejante solicitud a la inmensa mayoría de los simpatizantes boquenses. No estaría nada mal que cumpliera con aquellas palabras vertidas en un reportaje que le efectuó el diario La Nación en abril de 1996: “Si los hinchas y los socios quieren, le daremos entradas a la barra brava”. En este caso, al menos tendría cierta legitimidad la medida.
Sería conducente .-ahora que el ingeniero procesado por contrabando agravado anunció su futuro desembarco en la política-. que apelara a algún mecanismo de consulta, aunque no esté previsto en el estatuto del club. Al fin de cuentas, ya hizo algo por el estilo cuando convocó a opinar quién debía ser el director técnico del plantel durante su primera gestión (recuérdese que Carlos Bilardo resultó el hombre escogido por la gente).
A Macri acaso lo desaliente un antecedente. El 17 de setiembre de 2000, cuando Boca le ganó 2-0 a Almagro en la Bombonera por el torneo Apertura, la mayoría de los asociados y simpatizantes presentes en el estadio repudió a quienes hoy se cobijan bajo el paraguas de la Doce. Y aquellas voces templadas por la indignación tuvieron ese gesto para defender a quien todavía preside la institución porque, por entonces, sostenía que no le daría entradas a la barra.
Incluso, el dirigente había ido más allá, tratando de sumar respaldos entre sus colegas de otras instituciones. Les pidió públicamente que cesaran de entregar populares gratuitas y prebendas a los personajes violentos que asuelan las canchas en cada fin de semana.
Transcurrieron algo menos de seis meses y la Comisión Directiva que el ingeniero encabeza cambió de opinión. Ya no pide auxilio a los organismos de seguridad del Estado ni a la AFA, y sí aspira a consultarlos sobre una decisión que “vale la pena explorar”, según reza un comunicado oficial difundido por la conducción boquense. ¿Qué extraño cambio operó entre los dirigentes para modificar su opinión de aquellos tiempos en que eran sometidos por la fuerza a la voluntad de la Doce? ¿Será porque ese grupo ya no arroja petardos para suspender partidos, como sucedió en la cancha de Newell’s el año pasado, y ahora apela a una carta como método más racional de expresión? ¿Se habrá modificado un tranco la relación que el juez Víctor Perrotta (ver aparte) sugiere que existe entre Santiago Lancry, alias Cabezón o Gitano y algún representante del club?
Las preguntas superan, por ahora, holgadamente a las respuestas. Por lo pronto, desde la AFA, una alta fuente consultada por Página/12 sugirió que “los clubes son los únicos responsables en la organización de los partidos, tal como lo dictaminó la Sala K de la Cámara Civil” en el recurso de amparo presentado por la Fundación Fair Play durante 1998. El mensaje debe interpretarse como que Julio Grondona y quienes lo acompañan en el Comité Ejecutivo no se meterán en el tema, ni avalarían la entrega gratuita de localidades a los hinchas liderados por Lancry y un tal Hugo Gutiérrez.
En cambio, la nota disonante fue dada por Enrique Mathov, el secretario de Seguridad Interior, a quien la alternativa de ceder entradas no le pareció “una mala idea”. Mientras se escuchan estas voces discordantes, el Cabezón, un histórico pesado de la Doce, recobra cierto protagonismo que había perdido desde que la patota formada por los hermanos Rafael y Fernando Di Zeo, Silvio Serra y Armando “El Oso” Pereyra se había apoderado del “pulmón” que cada domingo se hace visible en la segunda bandeja de la tribuna que da espaldas a la Casa Amarilla. Santiago Horacio Lancry ha sido un afiliado radical que revistó como empleado del desaparecido Concejo Deliberante porteño, desde que fuera conchabado allí por el ex diputado nacional Carlos Bello. Se desempeñaba en el área de seguridad bajo la supervisión del comisario retirado Jorge Silvio Colotto, quien lo puso a resguardo de las sospechas cuando ocurrió el doble asesinato de los hinchas de River, el 30 de abril de 1994. Por entonces, su superior manifestó: “Es un hombre de trabajo y un empleado de excelente conducta que me ha ayudado mucho, ya que conoce a la mayoría de los concejales”. A propósito de este concepto, Mathov, quien cumplió mandato como edil de la UCR, ¿habrá tenido algún tipo de trato con Lancry en el Concejo?
Este personaje corpulento, de casi dos metros y más de un centenar de kilos, desafió en el pasado el liderazgo del fallecido José Barritta. Pero volvió a estrechar su relación con éste, cuando quedó alojado en el penal de Villa Devoto tras los crímenes del ‘94. Sus visitas a la cárcel eran frecuentes hasta que “El Abuelo” recuperó la libertad. Tras la reciente muerte de Barritta y el ocaso de sus rivales en la interna de la Doce, el Cabezón y su movimiento denominado “La nº 12 Presente” aspiran a ser legítimos interlocutores de los dirigentes y del Estado para “hacer frente .-como sostuvieron en su mensaje dirigido a la Comisión Directiva-. a los posibles hechos de violencia que en el futuro puedan producir aquellos minoritarios inadaptados”.
Este mensaje no resultaría ridículo sólo si se considerara que una paz desventajosa con las barras es mejor que una lucha más justa contra ellas.

 


 

HABLA EL JUEZ VICTOR PERROTTA
“Un gran disparate”

Por G. V.

El tono de sus reflexiones sugiere el espíritu de un hombre hastiado por la violencia en el fútbol. Cuando se refiere al tema, el juez civil Víctor Perrotta parece que busca las palabras precisas, la frase adecuada para definir lo que, a su juicio, “es disparatado”. Así se refirió el magistrado al pedido del movimiento “La n 12 Presente” y a la intención de la comisión directiva boquense de explorar si la solicitud es viable:
“Esto es disparatado, realmente. Y más allá de que Lancry no es el peor de los hinchas, yo siempre dije que la barra brava tiene que desaparecer como grupo de presión. Sin embargo, en el fútbol seguimos con episodios como el de Mar del Plata, cuando Américo Gallego dijo que no podía continuar jugándose un clásico sin la barra. El planteo que acaba de hacer esta gente es inapropiado. Y concederle lo que pide sería otorgarle medios a una barra potencialmente peligrosa. Hoy, eso ya no va. Los acuerdos, está comprobado, a la larga resultaron nefastos. Yo, por ejemplo, pensé que no estaba mal dialogar y lo hice. Pero vi que era inútil hablar en un lenguaje civilizado, porque a éste se respondía con una reacción incivilizada.”
Por último, Perrotta sostuvo: “Yo pienso que a Lancry lo está apoyando alguien desde adentro del club. Hay una suerte de connivencia”.

 

Ganó Lazio y se acercó

Lazio se impuso 1-0 a Brescia, como visitante, con gol de Marcelo Salas, y quedó segundo en la Liga Italiana, a cinco puntos del Roma, que jugará hoy con el Inter, en uno de los partidos que cierran la 21ª fecha. En Lazio jugaron como titulares los argentinos Lucas Castromán, Juan Verón y Hernán Crespo, mientras que Diego Simeone reemplazó a Verón. En el otro encuentro adelantado, Reggina venció 2-1 al Bologna. Completan hoy Bari-Fiorentina, Milan-Parma, Napoli-Lecce, Perugia-Vicenza, Udinese-Juventus, Verona-Atalanta y Roma-Inter. En el equipo romano no estará Gabriel Batistuta, lesionado, pero sí Walter Samuel, mientras que para los milaneses jugará Javier Zanetti.

 

OPINION
por Ariel Greco

Cuando faltan entradas

La historia nació en el quinto play off de cuartos de final de la temporada pasada de la Liga Nacional de Básquetbol. Peñarol eliminó sorpresivamente a Boca en la Bombonerita, y los casi 800 hinchas que llegaron desde Mar del Plata se quedaron festejando el triunfo y la clasificación en el estadio durante casi una hora. La situación generó que la cara visible del básquet de Boca, el tesorero Orlando Salvestrini -hombre de Socma, el grupo de los Macri–, amenazara con retirar el equipo por el poco apoyo de su gente.
Este fin de semana, a Boca lo volverá a visitar Peñarol, que es el actual líder de la zona A-1 de la Liga Nacional. La campaña del equipo marplatense despertó un gran interés entre su gente, por lo que según los cálculos, más de 300 personas iban a llegar a Buenos Aires para ver el partido. Sin embargo, cuando los dirigentes de Peñarol solicitaron entradas para vender entre sus simpatizantes, se encontraron con la novedad de que Boca les daba 50 populares, 10 plateas y no les asignaba un lugar especial. Además, les informaron que las localidades restantes estaban reservadas para los socios del club, a partir de la gran demanda que tenían. Algo inédito en esta temporada, ya que Boca nunca completó -ni estuvo cerca– la capacidad de su estadio. “El único motivo que encuentro es que tengan miedo de que Peñarol lleve mucha gente. Esto es la primera vez que ocurre”, le dijo a Página/12 el vice de Peñarol y de la Asociación de Clubes, Miguel Belza.
Desde Boca argumentan que se ajustan al reglamento. Lo llamativo es que la medida nazca justamente de un club que en el fútbol se caracterizó por aprovechar su gran convocatoria para sacar a sus rivales de la cancha para obtener ventajas deportivas. Si la prepotencia de estos mismos dirigentes de Boca los lleva a justificar la necesidad de cambiar de escenarios para beneficio de su gente, no se entiende ahora que ni siquiera acepten que un equipo pueda hacerlos sentir visitante en su propio estadio. Y si realmente la capacidad de la Bombonerita no es suficiente para albergar a tanta gente, ¿por qué Salvestrini no propone un cambio de cancha?

 

OPINION
por Diego Bonadeo

Boca no se hace cargo

Cuando los falaces sedicentes “liberales” –no los de verdad, los otros- cambian el discurso por imperio de las billeteras, se vuelven enternecedoramente “reguladores”. Y entonces a los fundamentalistas del libre cambio se les aparece casi fantasmalmente la letra chica de los mataburros de Adam Smith, que agrega “con justicia social” a la letra grande que dice “economía de mercado”.
Cuando se trató de comprar o vender cualquiera de las empresas de servicios públicos privatizados con la complicidad de “las mafias enquistadas en el poder” (Elisa Carrió dixit y no sin razón) ninguno de los masterizados en Harvard, Stamford o Chicago le pidió permiso, ni opinión, ni consejo, al secretario de Seguridad Interior Enrique Mathov, ni a ningún otro funcionario. A lo sumo participó de sus entusiasmos y diezmos con los banqueros del sistema.
Ahora resulta que ante el pedido de los asociados ilícitamente alrededor de la herencia del recientemente desaparecido ex supuesto jefe de la barra brava de Boca Juniors, para que el club entregue doscientas cincuenta entradas por partido y dos micros para los encuentros programados fuera de la Bombonera, el vicepresidente de Boca, Pedro Pompilio le escribe a Mathov, tal como lo reprodujo el diario La Nación en términos casi coloquiales, bastante impropios de quienes habitualmente parecen estar acostumbrados a decidir y no a aceptar sugerencias a debatir cuestiones: “...tenemos el agrado de dirigirnos al subsecretario a fin de analizar la viabilidad de la alternativa propuesta...”. La alternativa propuesta no es ni más ni menos que el contenido de la carta que los residuales de lo que dejó El Abuelo, le mandaron a la comisión directiva de Boca Juniors, que se adjuntó a la comunicación al Ministerio del Interior.
Independientemente de a quién se le entregarán las doscientas cincuenta entradas y de quiénes serán los pasajeros de los micros cuando Boca actúe de visitante, lo grave en la aceptación y posterior traslado al Estado Nacional de parte del club, está justamente en no hacerse cargo. Son como los banqueros ricos de los bancos vaciados, que mientras nacían, crecían y esquilmaban, apedreaban al Estado –que somos todos nosotros, menos ellos, claro está– con lobbies, presiones, extorsiones y demás, para en la debacle clamar, plañideramente, por un salvataje.

 

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