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TITO LOSAVIO Y SU NUEVO PROYECTO
“Quiero tocar y viajar”

El ex guitarrista de Man Ray habla de Coxis, el dúo electrónico que integra con la cantante Sol Bernardele. Luego de una gira autogestionada por Latinoamérica, cuenta sus expectativas.

Man Ray sumó doce años
de historia y ocho discos editados.
Losavio también formó parte de Los Twist, entre 1991 y 1995.

Por Cristian Vitale

Tito Losavio no se detuvo tras la disolución de Man Ray, el grupo que virtualmente colideró junto a la cantante Hilda Lizarazu durante 12 años de carrera y con 8 discos editados. Mientras Lizarazu se recluía en la provincia de Córdoba para embarcarse en un plan familiar, el guitarrista –prolífico en colaboraciones con varios grupos y solistas del rock argentino de los ochenta y noventa– inició un nuevo proyecto bautizado Coxis. Así, en medio de la agonía de Man Ray y luego de una aventura personal con su trío El Ombú, Losavio trabó amistad con la cantante Sol Bernardele .-también conocida como Surya– y ambos encararon esta etapa tecno-electrónica que, en algún punto, remite a la etapa más tecno de Man Ray. “En un sentido, Coxis se distancia de mi pasado con Man Ray, por el hecho de no estar tocando la guitarra. Pero por otro lado siempre me gustó trabajar con máquinas de hacer música. Desde el primer disco que hicimos con Hilda (Man Ray o “el disco del ojo”, 1988), hay baterías programadas. Y Piropo, que lo hicimos con Piccolini, tiene muchos loops, sonidos análogos y un par de temas en plan dance. Es decir, sigo una línea musical aunque con algunas diferencias de matiz”, asegura Losavio a Página/12. Con su nuevo proyecto y manejándose por un circuito independiente, viene de cumplir una gira –llamada Cyberhippie tour– por Costa Rica y otros países de América.
–¿Cómo fueron los primeros pasos de Coxis?
–Paralelamente en el último año de Man Ray, empecé a trabajar en unas bases con máquinas. Sol, a quien conocía de algunos años atrás como performer con clavas de fuego, acababa de volver de Londres y había terminado con Sonnenstrahl –un dúo electro industrial, que había formado con Eugenio Himmel–. Así que le propuse hacer algo.
–¿Qué objetivos básicos se fijaron con esta formación?
–Tocar y viajar. Aprovechar lo ligero del instrumental y el hecho de que seamos dos nos da libertad de movimiento. Es como el artesano que viaja con su paño de aritos, por eso a la gira le pusimos “Cyberhippie tour”.
–¿Cómo fueron recibidos en Costa Rica, uno de los países que visitaron en la gira?
–Con muy buena onda. Estoy aprovechando los contactos que hicimos con Man Ray. Hay una movida muy piola de gente haciendo fiestas por fuera de los canales mediáticos típicos. Hay mucha música electrónica y artistas callejeros. Y es así como nos gusta estar.
El pasado de Tito Losavio tiene que ver con lo más divertido de los últimos años del pop argentino. Fue guitarrista de Los Twist, con los que grabó dos discos, Cataratas musicales (1991) y El Cinco en la espalda (1994). Al mismo tiempo casi, Man Ray vivía su cuarto de hora de masividad, con canciones como “Caribe Sur” y “Sola en los bares”, parte de Perros de playa. Tiempo después, el dúo Losavio-Lizarazu compuso la canción principal de una tira de televisión, “Montaña Rusa”.
–¿Qué diferencias podría establecer entre este nuevo proyecto y sus anteriores participaciones en bandas que fueron realmente populares y que “producían” hits? ¿Es lo mismo?
–Aclaro que es verdad que había una cierta presión con Los Twist y Man Ray para tener “éxitos”, pero era por parte de las compañías. Igual siempre la pudimos pilotear. Por supuesto que con Coxis no hay nada de eso. Elegimos el camino independiente, porque es lo que más se parece a nuestra forma de ser.
–¿Extraña a Man Ray?
–A veces sí. Imagine que fueron 12 años de música, viajes y amigos.
–¿Por qué no siguió el grupo? ¿Quién tomó la decisión de terminarlo?
–Fue un desgaste natural. Resultó paradójico porque estábamos en un buen momento: acabábamos de terminar el nuevo disco, la compañía discográfica estaba al palo y dispuesta a hacer la gran inversión. Y, por supuesto, quería asegurarse haciéndonos firmar un contrato por cuatro años. Pero lo que para otros puede ser motivo de alegría, para nosotros fue un bajón. Sabíamos que si no firmábamos, se caía todo. Yo quería buscar una tercera posición para salvar el disco en el que había trabajado duro. Pero lo hablé con Hilda y no firmamos. Fue el final.

 

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