Por
Fernando Cibeira
Todos
los ministros y secretarios pusieron el sábado su renuncia a disposición
del presidente Fernando de la Rúa, quien ayer no tuvo la cortesía
de confirmarlos en público. Más bien lo contrario. Anticipó
que los cambios seguirían durante la semana y que seguro
se irían quienes fueran candidatos en las elecciones de octubre.
Lo curioso es que hasta ahora ninguno de los ministros dijo nunca que
pensara ser candidato, por lo que, dedujeron ellos mismos, el Presidente
debió haberlo dicho por algunos secretarios que tienen buena intención
de voto en el interior, como el secretario de Provincias, el puntano Walter
Ceballos, o el secretario de Desarrollo Social, el jujeño Gerardo
Morales. No obstante, hasta tanto no haya ratificación la incertidumbre
persiste, por lo que vale repasar la situación en la que quedó
cada ministro a excepción de los designados Ricardo López
Murphy y Horacio Jaunarena:
Chrystian Colombo *
En
las primeras convulsionadas horas que siguieron a la renuncia de José
Luis Machinea, un sector de la UCR se menciona al jefe de la SIDE,
Carlos Becerra, y al ex ministro Enrique Coti Nosiglia
intentó llevar a Colombo a Economía. Pero la posibilidad
quedó desechada apenas se evaluó que cambiar a Machinea
por Colombo no modificaría la belicosa postura de los mercados.
Caída esa alternativa, De la Rúa ratificó a Colombo
como su principal funcionario y, juntos, diagramaron en Olivos los cambios
en el gabinete.
* Jefe de Gabinete
A. Rodríguez Giavarini *
El
sábado a la noche, en el Gobierno sólo confirmaban en sus
puestos a tres funcionarios: Colombo en jefatura de Gabinete, López
Murphy en Economía y Rodríguez Giavarini en Cancillería.
Es una muestra del grado de confianza que, hoy por hoy, el Presidente
tiene depositada en su canciller, a quien suele consultar también
por cuestiones ajenas a su área. A De la Rúa le gusta cómo
Giavarini maneja la política exterior y delegó en él
la delicada ingeniería política que será necesaria
para que la Alianza no repudie un nuevo voto contra Cuba en la ONU.
* Canciller
Patricia Bullrich *
Además
de que hace relativamente poco que está en su cargo asumió
en octubre, hasta ahora a Bullrich le fue bastante bien. Gracias
a su excelente relación con los gordos de la CGT, entre
sus últimos triunfos se cuenta el levantamiento del paro previsto
para el jueves y viernes pasado. La ministra, además, tiene ventaja
porque cuenta con buena llegada a varios de los hombres que componen el
entorno presidencial: Fernando de Santibañes, Antonio de la Rúa
y Colombo. Obediente a la nueva línea de eficiencia que buscará
imponer López Murphy, Bullrich promete meter mano en una reducción
de gastos en su cartera, empezando por la Anses.
* Ministra de Trabajo
Jorge de la Rúa *
Recientemente,
su hermano lo puso al frente de la Unidad de Información Financiera,
en momentos en que el Gobierno se agitaba al compás de la investigación
por lavado de dinero. Lo extraño fue que mientras Jorge estaba
de viaje, el Presidente anunció que la Oficina Anticorrupción
se convertiría en ministerio y que la UIF podría salir de
la órbita de Justicia. El ministro no estaba enterado de esas iniciativas,
lo que dio pie para un rumor de pelea entre hermanos. Pero ayer, cuando
las papas quemaban, Jorge volvió a mostrarse como un hombre de
confianza del Presidente y participó del encuentro con López
Murphy, recién llegado.
* Ministro de Justicia
Federico Storani *
El
rumor que ayer temprano recogió un cable de noticias era que López
Murphy quería manejar la relación con las provincias, por
lo que exigía la salida de Storani como condición para asumir
en Economía. López Murphy lo desmintió en público
y privado. Con todo, la posible salida de Storani fue uno de los rumores
más fuertes del sábado. Colaboradores del ministro adjudicaban
las versiones a operaciones, a sabiendas de que Colombo y
su amigo Nosiglia no lo tiene entre sus funcionarios favoritos.
No voy a renunciar y no voy a ser candidato, se preocupó
en aclarar ayer Storani. Aunque insistía en que no estaba atornillado
a su cargo.
* Ministro del Interior
G. Fernández Meijide *
El
destino de Graciela tendrá que ver con lo que decida hacer el Frepaso
en su conjunto. En una de sus últimas reuniones, Carlos Chacho
Alvarez le dejó entrever al Presidente que no consideraba a Graciela
la persona ideal para encabezar la agencia social en la que el Gobierno
centralizará los planes de ayuda. A Chacho le gustaría más
que la agencia quedara en manos de Darío Alessandro, pero como
el jefe del bloque de diputados también era candidato a ocupar
la Secretaría General de la Presidencia, todo quedaba en la incógnita.
Desde hace tiempo que Graciela recibe críticas por su gestión,
pero tampoco cuenta con un reemplazante.
* Ministra de Desarrollo Social
Héctor Lombardo *
Según
se comenta, De la Rúa querría una gestión más
vistosa en el área de Salud, por lo que estaría evaluando
la posibilidad de apartar a Lombardo. Pero los rumores sobre el alejamiento
del ministro no son nuevos y, a la postre, el Presidente siempre terminó
manteniéndolo en su cargo. Por otro lado, ambos arrastran una larga
historia juntos, ya que Lombardo también se ocupó del área
de Salud durante los cuatro años de gestión en el gobierno
de la ciudad. Sin embargo, teniendo en cuenta que De la Rúa se
desprendió de su amigo Nicolás Gallo, el futuro de Lombardo
no está asegurado.
* Ministro de Salud
Hugo Juri *
El
jueves pasado, cerca del ministro Juri estaban felices porque veían
que al tema de la educación era uno de los que más se había
llevado en el discurso con el que el Presidente inauguró las sesiones
ordinarias del Congreso. Cultor del bajo perfil, Juri hace poco que es
ministro, no tuvo grandes problemas y su continuidad no es puesta en duda.
* Ministro de Educación
HORACIO
JAUNARENA, EL NUEVO TITULAR DE DEFENSA
El
hombre que vuelve a su casa
Por
L.V.
Horacio
Jaunarena volverá a ocupar, después de doce años,
un sillón que conoce bien. Además de haber sido concejal,
diputado, asesor presidencial y secretario general de la Presidencia,
este abogado de 58 años fue -desde junio de 1986 a fines de 1989
ministro de Defensa de Raúl Alfonsín. Le tocaron días
difíciles para ejercer el cargo: tuvo que lidiar con las sucesivas
rebeliones carapintadas. Aun así, o quizás por eso mismo,
Jaunarena terminó tejiendo excelentes vínculos con las Fuerzas
Armadas, que todavía mantiene. El designado ministro se siente
cómodo en esa área, a la que convirtió en su especialidad
y en la que siempre mostró una línea de pensamiento coherente.
Fue uno de los impulsores de
la ley de Obediencia Debida y del Punto Final.
Cuando hace un año y
medio Baltasar Garzón se preparaba a pedir a la Argentina la extradición
de casi cien militares acusados de violaciones a los derechos humanos,
levantó la voz para decir que el juez español no tenía
competencia alguna para avanzar sobre el camino que está
avanzando.
En agosto pasado advirtió
que había cierta inquietud en las Fuerzas Armadas por
los Juicios de la Verdad. En esos días habían detenido en
Italia al mayor retirado Jorge Olivera; lo que debería hacer
la comunidad mundial es crear un Tribunal Penal Internacional, que juzgue
todos los casos de violaciones a los derechos humanos, porque pareciera
que los únicos culpables de estas aberraciones son de países
pobres o pequeños, se quejó.
Jaunarena
ha rechazado públicamente, por otra parte, la intervención
de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcotráfico, tarea
que considera propia de las fuerzas de seguridad.
Hijo y nieto de radicales, comenzó su carrera política en
Pergamino, donde en las elecciones del 73 fue electo para ocupar
una banca en el Concejo Deliberante. Diez años más tarde
el triunfo de Alfonsín lo llevó a la Casa Rosada, como subsecretario
de Defensa de la Nación; tras la muerte de Roque Carranza fue el
elegido para ocupar la titularidad del ministerio.
En los años del menemismo se dedicó a dar cursos y escribir
columnas sobre las Fuerzas Armadas. Como Fernando de la Rúa, se
opuso con fuerza al Pacto de Olivos, en setiembre del 96 la suerte
le tendió una mala jugada y su nombre apareció en una solicitada
trucha en apoyo a Carlos Menem.
Entre 1993 y 1997 fue diputado nacional y fue nuevamente electo para ocupar
una banca en el 99. Volvió a los pasillos de la Casa de Gobierno
en octubre pasado, después de la crisis desatada con la renuncia
de Carlos Chacho Alvarez.
Su nombre había sonado primero como candidato para reemplazar a
Fernández de Santibañes en la SIDE, pero finalmente el Presidente
lo designó secretario general de la Presidencia.
El nuevo ministro está casado con la cantante y régisseur
Ana Dana, con quien tiene una hija de 25 años, licenciada en Ciencias
Económicas. Es hincha de Boca. Cuando tiene tiempo le gusta jugar
golf, deporte que practica desde hace 20 años, o leer.
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