Por
Claudio Scaletta
Domingo
Cavallo no tiene nada que perder y mucho que ganar si ocupa la presidencia
del Banco Central. Cualquiera sea el resultado de la gestión de
Ricardo López Murphy al frente del Ministerio de Economía,
saldrá bien parado. Si el ex líder de FIEL consigue que
la receta de la baja del riesgo país se traduzca en reactivación
económica, podrá alegar que su presencia fue decisiva. Si,
en cambio, la reactivación no llega dando lugar a un aumento de
las tensiones sociales, podrá aparecer como un heterodoxo capaz
de ofrecer algo distinto. Sin embargo, la necesidad del valor agregado
que aportaría el cordobés dentro de la lógica oficial
podría haberse disipado tras los efectos de la designación
del nuevo ministro.
Los colaboradores del ex superministro de Carlos Menem que lo imaginan
sentado en el máximo sillón del Central ofrecen un cálculo
del que surge ganancia pura. Para otros, en cambio, la respuesta positiva
de los mercados locales y del exterior conseguida tras la designación
de López Murphy vuelve abstracta su presencia en el Gobierno. Si
algo podía aportar Cavallo es su prestigio internacional ganado
a partir de la convertibilidad y la aceptación casi sin fisuras
del establishment local. Sin embargo, esto mismo es lo que ya consiguió
el nuevo ministro de Economía.
De acuerdo a la visión de uno de sus principales asesores políticos,
Cavallo en el Central tenía sentido si José Luis Machinea
continuaba al frente de Economía o, en todo caso, si el designado
para la sucesión hubiese sido Chrystian Colombo. Hoy, en cambio,
el líder de Acción por la República sólo traería
mayores fricciones en el interior de la coalición gobernante. Desde
esta óptica todo indica que, tanto del lado del gobierno como del
propio Cavallo, el interés por ocupar la conducción de la
autoridad monetaria comienza a disiparse. Lo que no quiere decir que de
acuerdo a lo conversado con Fernando de la Rúa y con las máximas
autoridades del Fondo Monetario Internacional no sea uno de sus
colaboradores quien ocupe ese lugar. En este caso, se menciona en primer
lugar a Adolfo Sturzenegger, que mantiene una estrecha relación
con López Murphy desde que ambos eran el equipo económico
del entonces candidato a presidente, Eduardo Angeloz. Otros candidatos
que Cavallo ofrecería serían Carlos Sánchez o Felipe
Murolo.
No obstante, las opiniones de los hombres que rodean al ex ministro de
Menem distan de ser homogéneas. Quienes dan prioridad al proyecto
político de Acción por la República creen que Cavallo
en el Central significa pura ganancia, tanto si a López Murphy
le va bien, como si le va mal. En el primero de los casos se podrán
compartir los méritos, en el segundo, se contaría ya con
un pie dentro del Gobierno. Esta alternativa serviría para que
los sectores de la Alianza más reticentes a la figura del cordobés
tengan más digerida su presencia. Una circunstancia que le permitiría
a Cavallo llegar, si aún conserva su aura de salvador, al Ministerio
de Economía o la Jefatura de Gabinete con menor oposición
política. Luego de fracasadas las recetas ultraortodoxas de López
Murphy dicen, la alternativa Cavallo sería la más
aceptable.
Otro de sus colaboradores optó por una perspectiva patriótica
de la aceptación. Afirmó que a Cavallo no le interesa ocupar
el Banco Central más que en términos de servicio político,
del aporte que pueda hacer al país, y que no está
preocupado por ocupar cargo alguno. Esta es la mirada más próxima
a la que dan los encargados de prensa del cordobés, que lo describen
en la intelectual tarea de la escritura mientras en el país se
discuten temas de los que el Cavallo por todos conocido no querría
quedarse afuera.
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