Por
Raúl Kollmann
Cansada
de esperar algún síntoma de mejoría, la gente recibe
al nuevo equipo económico con una serie de reclamos y ansiedades.
Por de pronto, cuatro de cada cinco personas creen que debe mantenerse
la convertibilidad, prácticamente todos insisten en que el problema
de los problemas es la desocupación y, casi al mismo nivel, están
los bajos salarios. Curiosamente, el discurso sobre el equilibrio fiscal
ha prendido: casi el 70 por ciento lo considera conveniente o muy conveniente.
La gente pone en niveles mucho menores de importancia y parece haber igual
cantidad de opiniones a favor y en contra en temas como la flexibilidad
laboral, la apertura económica y el trato igual para los capitales
nacionales o extranjeros.
Las conclusiones surgen de una encuesta realizada por la consultora Sofrés
OPSN, que conduce Enrique Zuleta Puceiro. En total se entrevistaron 800
personas en Capital Federal y Gran Buenos Aires, respetándose las
proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. El trabajo
se terminó de procesar el viernes pasado.
En verdad, los problemas económicos encabezan el ranking de preocupaciones
de los argentinos. En todo el listado sólo se mete un tema netamente
social, que es la inseguridad. Sin ninguna duda, a la gente le importa
la cuestión del empleo, ya que el 98 por ciento califica su importancia
con puntajes que están entre 7 y 10, en una escala que va del uno
al 10. A continuación están los bajos salarios, en que un
80 por ciento de los encuestados califica la importancia con puntajes
que van del 7 al 10. En el tercer lugar ya se ubica la inseguridad y en
cuarta ubicación por rango de prioridad está la presión
fiscal, lo cual significa que la gente está muy preocupada por
los impuestos municipales sobre la vivienda, los que deben pagar por sus
autos o los que se descuentan del sueldo.
La mayor parte de los especialistas sostiene que López Murphy será
un ajustador, es decir que tal como adelantó antes de las
elecciones de 1999 promueve despidos de estatales y rebajas de sueldos.
Como se ve, las dos iniciativas no sintonizan con lo que piensa la gente
sino todo lo contrario. En realidad, de todas las políticas recientes
del Poder Ejecutivo, la única con cierto consenso es la libertad
de elección de las obras sociales: el 80 por ciento está
a favor.
Sin dudas, López Murphy insistirá una y otra vez con sus
posturas habituales centradas en la necesidad de lograr el equilibro fiscal,
es decir, el controlar el gasto público. En esta materia, el discurso
de los últimos años caló hondo: un 60 por ciento
de los encuestados está a favor, en tanto que se opone un 21 por
ciento.
Más allá de cada uno de los aspectos parciales, lo cierto
es que todas las encuestas reflejan una fuerte disconformidad con la gestión
del gobierno de Fernando de la Rúa. En última instancia,
José Luis Machinea se fue porque no convencía a la gente
de que la política económica era la correcta y que incluso
era necesario más ajuste. Pero la realidad es que todo el Poder
Ejecutivo está con mala imagen, empezando por el propio Presidente.
Si esto no se revierte lo saben en la Casa Rosada, las dificultades
económicas van a crecer y en el horizonte aparecen amenazantes
las posibles derrotas electorales de octubre, sobre todo en distritos
proclives al voto castigo, como Buenos Aires y la propia Capital Federal.
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