Luego
de un fin de semana particularmente violento en un país ya de por
sí violento, las cosas parecen ir para peor en Colombia. Los grupos
paramilitares, especialistas en la mayoría de las violaciones a
los derechos humanos en su guerra particular contra las guerrillas colombianas,
se declararon en estado de alerta y dispuestos a morir
o vencer, en una carta enviada ayer al presidente colombiano Andrés
Pastrana, que actualmente está de gira por la India. El motivo
es la posible creación de una zona desmilitarizada en el norte
del país para el Ejército de Liberación Nacional
(ELN), la segunda guerrilla colombiana, que facilite el inicio de negociaciones
de paz entre ella y el gobierno.
Las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) estamos en alerta total
y nuestras tropas dispuestas a morir o vencer, enfrentando la subversión
o a quien sea, con tal de impedir una nueva zona de despeje en nuestro
país, dijeron los paramilitares en la misiva. Su problema
en Colombia, señor presidente, ya no es la falta de credibilidad
sino de autoridad. Es por ello que millones de colombianos sienten que
ya no tiene la autoridad para ceder otro territorio a la subversión,
y menos cuando le restan pocos meses como gobernante, advirtieron
los paramilitares. A Pastrana le queda un año y medio de gobierno.
El presidente colombiano asumió con el proceso de paz con las Fuerzas
Revolucionarias de Colombia (FARC) como principal estandarte de gobierno.
El gobierno le dio a las FARC una zona desmilitarizada en el sur, pero
el proceso de paz no produjo avance significativo alguno, entre otras
cosas porque, justamente, las FARC reclaman un combate más decidido
del gobierno contra los paramilitares, apoyados en parte por el ejército
colombiano. El gobierno colombiano dice que está combatiendo a
los paras y, según el New York Times, el Departamento
de Estado norteamericano se apresta a incluirlos en octubre en la lista
de las organizaciones terroristas. Ahora, la probable zona desmilitarizada
para el ELN genera la resistencia de paramilitares y de los campesinos
del norte del país. Estos últimos hicieron numerosos bloqueos
de ruta y protestas masivas en las semanas recientes. Pero la reacción
de los paramilitares es la más preocupante: su método más
común es arrasar con pueblos enteros sospechados de colaborar
con las guerrillas y en no pocos casos desollar a las víctimas.
En otro orden de cosas, el gobierno colombiano busca revitalizar el proceso
de paz con las FARC. El jueves, en la localidad de Los Pozos, dentro de
la zona de distensión controlada por las FARC (allí donde
Pastrana y el jefe de las FARC, Manuel Tirofijo Marulanda,
firmaron la continuidad del proceso el 9 de enero pasado), se reunirán
representantes de ambas partes con un agregado: enviados de 25 países
y del Vaticano, con la excepción de Estados Unidos. No tengo
duda de que la presencia internacional es supremamente importante y es
la demostración de que el proceso de paz, que es hecho por colombianos
para colombianos, tiene apoyo internacional y que también es un
aporte a la paz y a la democracia universales, dijo en forma muy
sonora Juan Gabriel Uribe, uno de los representantes del gobierno colombiano.
Por Venezuela, país que ha sabido tener no pocos conflictos diplomáticos
con Colombia desde el inicio de la presidencia de Hugo Chávez,
irá su canciller, Luis Alfonso Dávila.
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