El matrimonio DAngelo vive en el oeste del Gran Buenos, en un barrio
llamado El Destino. En la medianoche del lunes, el destino
les jugó sucio: la pareja venía tranquila, con su bebé
de cuatro meses, en un Ford Granada viejo y seguro, que fue destrozado
por un Volskwagen Gol, veloz y liviano, que circulaba a 120 kilómetros
por hora. Cristian DAngelo, el bebé, viajaba en el asiento
del acompañante, sobre la falda de su madre, y murió casi
en el acto. El Gol había sido robado poco antes en Castelar y era
tripulado por tres jóvenes ladrones que corrían porque desde
hacía casi una hora sentían sobre sus espaldas la presión
de varios patrulleros que los perseguían. En la confusión
general que siguió al choque, dos de los ladrones fueron detenidos,
el tercero logró escapar y el padre del bebé, a los gritos,
tardó varios minutos en hacerle comprender su rol de víctima
a un rutinario policía que lo había tirado sobre el capot
destrozado del Granada y trataba de esposarlo.
Fuentes de la fiscalía de Morón a cargo del doctor Gustavo
Robles, que interviene en el caso, confirmaron a Página/12 que
el hecho fue caratulado como homicidio simple, con una pena
de 8 a 25 años, a diferencia de la mayoría de los accidentes
de tránsito, juzgados sólo como homicidio culposo,
un delito menor y excarcelable. La persecusión policial y el robo
previo del Gol hacen presumir que los tripulantes de ese automóvil,
en poder de quienes la policía dice haber hallado un revólver
calibre 32, iban en tren de cometer otros delitos. En cambio, el matrimonio
compuesto por Roberto DAngelo, de 23 años, y Silvia Moreno,
de 20, se dirigía pacíficamente a su hogar, en William Morris,
partido de Hurlingham, luego de haber participado de una tranquila reunión
familiar.
La colisión se produjo en la esquina de Planes y Poeta Rizzo. Los
dos autos venían por la primera de las calles, de doble mano, y
justo en la esquina el Gol, incontrolable para su conductor, tomó
muy fuerte un lomo de burro, se desvió hacia la mano contraria
y se topó de frente con el ford Granada importado, color mostaza,
modelo 1983. En el Gol iban Federico Gorosito, de 19 años, y Carolina
Maidana, de 18, acompañados por otro hombre que escapó pero
que ya estaría individualizado.
El choque fue tremendo, relató un vecino que lo presenció.
Tal era la velocidad que llevaba el Gol que, tras convertir en bandoneón
la trompa del Granada siguió su camino, subió a la vereda
y se estrelló contra la pared de una casa. En el interior, comentaron
los lugareños, había tres chicos durmiendo, uno de ellos
otro bebé.
Cristian, el bebé fallecido, murió al golpear contra el
parabrisas. Su padre lo levantó, dentro del auto, y en ese momento
llegó un policía que lo apuntó con su arma reglamentaria,
sin escuchar que el hombre gritaba el bebé, el bebé.
El abuelo paterno, Miguel DAngelo, confirmó que no bien su
hijo bajó del auto un policía trató de ponerle
las esposas y él se enojó mucho, por la situación
que estaba viviendo. Precisó que incluso lo llegaron
a tirar sobre el pasto de la vereda y querían esposarlo, hasta
que apareció un policía que lo conoce y aclaró la
confusión.
El bebé fue entregado a la madre, que se subió con él
a un patrullero y se dirigió al hospital de Hurlingham, donde se
comprobó que la criatura ya había fallecido. Los padres
del pequeño también fueron internados y ayer por la mañana
retornaron a su casa de William Morris, donde Roberto DAngelo tiene
un taller mecánico.
El joven de 22 años puede caminar ayudado por muletas o llevado
casi en andas por sus familiares, pero su dolor va más allá
de lo físico: Están destrozados, en un primer momento
quería salir a la calle para matar a todos, relató
el abuelo del bebé fallecido. En tren de confidencia, el hombre
contó que Cristian era el único hijo de la pareja,
que ahora tendrá que esperar unos tres o cuatro años
para intentar tener otro bebé, ya que la mamá debe
superar alguna secuela del anterior parto. No hay derecho,
se lamentó el abuelo Miguel.
La familia dejó entrever la posibilidad de realizar alguna
presentación, más adelante por algunas supuestas irregularidades
en elaccionar policial. Miguel DAngelo dijo que los policías
siguieron disparando después del choque y cuando la madre
salía con la criatura en brazos. Fuentes de la fiscalía
aclararon que no existe ningún cargo en contra del
personal policial, que comenzó a seguir al coche porque sus ocupantes
estaban en actitud sospechosa. Luego, a través de la
radio policial, confirmaron que el Gol era robado y el asedio se incrementó,
con la intervención de otros patrulleros. Antes de la colisión
hubo intercambio de disparos, según dijo la policía, aunque
las fuentes de la fiscalía aclararon que los autos no tienen
impactos que lo acrediten.
UNAS
200 PERSONAS PODRIAN HABERSE CONTAGIADO VIH
La venganza del peluquero colombiano
La posibilidad de un contagio
masivo del virus del sida aterroriza a la ciudad colombiana de Cartagena,
luego de conocerse que un peluquero que falleció a mediados de
febrero mantuvo relaciones sexuales con más de cien personas como
venganza por haber sido infectado. Como esas personas también pudieron
contagiar a otras, la lista de quienes podrían estar infectadas
ascendería a casi 200, indicó el jefe del programa del VIH
del Departamento Administrativo Distrital de Salud (Dadis), Heraclio Díaz.
El peluquero supo que tenía el virus en 1994 y a partir de ese
momento intensificó su actividad sexual, llegando a pagar para
mantener relaciones.
La víctima fatal de la enfermedad, y victimario de muchas otras
personas, era un conocido peluquero de Getsemaní, un tradicional
barrio del centro de Cartagena, y tenía 32 años cuando falleció
en febrero. Nadie entre sus amigos y conocidos sabía que desde
1994 estaba infectado con el VIH. A partir de contraer la enfermedad,
el peluquero comenzó a sentir un gran resentimiento y se propuso
contagiar a la mayor cantidad de personas posibles. En su lecho de muerte
confesó, con una increíble frialdad, que lo suyo era una
venganza.
Se dedicó a infectar a otros porque dijo que él no
se iba ir solo, sino que detrás de él se iban otros,
explicó el médico que lo atendió. Tal era la
situación que cuando le preguntamos al paciente el nombre de sus
últimos compañeros sexuales agregó el profesional,
nos contestó que ya había perdido la cuenta y que no podría
responder porque había roto todos los records.
El médico del Dadis, Heraclio Díaz, explicó que ya
les fue detectado el contagio a once personas, entre los cuales había
tres menores de edad de 13 y 14 años, aunque advirtió que
la cifra puede incrementarse, ya que faltan conocerse los datos de otras
40 personas examinadas, que fueron remitidas a otros institutos. Además
se debe considerar que hay muchas personas que han sido contagiadas indirectamente,
detalló Díaz.
La mayoría de los hombres que se acercaron al Dadis eran vecinos
que habían tenido contacto sexual con el peluquero, y que el conocer
la noticia de su enfermedad decidieron hacerse el análisis de VIH.
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