Por Eduardo Febbro
Desde París
Dos figuras europeas centrales
en las protestas de Mayo del 68 se encuentran en medio de un proceso
moralizador que en las últimas semanas alcanzó niveles de
crudeza inesperada. Hasta hace 15 días, sólo el jefe de
la diplomacia alemana, Joschka Fischer, había sido puesto en el
banquillo de los acusados a raíz de su pasado de extrema
izquierda. Ahora son dos: el ministro alemán y Daniel Cohn-Bendit,
el líder del Mayo Francés culpado ahora de pedofilia.
La mano que mueve los hilos del proceso generacional es la misma. Se trata
de Bettina Rohl, hija de la terrorista Ulrike Meinhof. Fue ella quien
entregó a la prensa la foto que muestra a Fischer protegido con
un casco de moto y el puño levantado en momentos en que el actual
ministro de Relaciones Exteriores le está pegando a un policía
durante una manifestación. Y la misma Rohl preparó
un dossier negro sobre Dany el Rojo con documentos y pruebas en nada inéditos
pero que la prensa conservadora no tardó en esgrimir como argumentos
inobjetables sobre la morbosidad de la generación revolucionaria.
Bastó con que el semanario LExpress exhumara
un conocido texto de juventud de Daniel Cohn-Bendit donde el ecologista
cuenta detalles de su trabajo en un jardín de infantes alternativo
para que la religiosidad moderna le cayera encima con dientes afilados.
El pasaje de Le Grand Bazar (publicado en 1975) que encendió la
mecha es el siguiente: varias veces me pasó que algunos pibes
me abrieran la bragueta para acariciarme. Yo reaccionaba de manera distinta
según las circunstancias, pero su deseo me planteaba un problema.
Entonces les preguntaba: ¿por qué no juegan entre ustedes,
por qué me eligieron a mí y no a los otros chicos? Pero
insistían y yo los acariciaba igual. La frase, aislada, fuera
de contexto y sin introducción a lo que ocurría en los años
70 sirvió de argumento para señalar a Dany el Rojo como
un notorio pedófilo. Fischer terrorista y Cohn-Bendit abusador
de niños, en un abrir y cerrar de ojos los dos hombres se encontraron
30 años después con un juicio difícil de desentrañar.
El texto de Cohn-Bendit ya había sido publicado en Alemania en
diciembre y en Gran Bretaña en enero pasado. En ninguno de los
dos casos las acusaciones fueron tan rápidas como en Francia. Los
padres de los niños que fueron a esos jardines de infantes alternativos
salieron a defender a Cohn-Bendit. Los niños hoy adultos también
escribieron para negar. El líder del Mayo Francés califica
las acusaciones de asquerosas y sostiene que pretender
que soy pedófilo es insania. La pedofilia es un crimen y el abuso
sexual algo que se debe combatir. Queda, no obstante, el texto pero
Cohn-Bendit admite que esas líneas son hoy inaudibles, mal
escritas. Sin buscar justificarme, ése era el debate de la época.
Tanto Fischer en Alemania como Cohn-Bendit en Francia hablan hoy de campaña
asesina y de arreglo de cuentas generacional. En todo
caso, las revelaciones lanzadas por la hija de la terrorista
Meinhof provocaron en Francia un apasionado debate sobre los años
70, sus valores y particularmente sus contravalores. El
orden moral, ése era el enemigo de entonces, escribió
la semana pasada el matutino Libération proponiendo así
una re-lectura de los acontecimientos exagerados o libertarios
que marcaron la década. Nadie busca justificar una supuesta pedofilia
sino explicar que en un clima de revuelta experimental la sexualidad era
un prolífico campo de experiencias. De hecho, muchos expertos y
sociólogos explican que no se le puede dar el estatuto de pedofilia
a lo que el ecologista francés cuenta en las páginas de
su libro sino que se debe considerar como una suerte de trabajo
sobre la sexualidad infantil quecontribuyó a que los niños
dejaran de ser objetos para convertirse en sujetos. Cohn-Bendit
explicó que los padres de los niños estaban perfectamente
al corriente de lo que ocurría, que se trataba de algo comentado
diariamente.
Mayo del 68 y sus movimientos plurales y libertarios no terminan de ser
asimilados por ciertos sectores que detentan un poder político
moral en la sociedad. A este respecto, Hervé Hamon, autor de un
libro retrato sobre los protagonistas de Mayo del 68, Generación,
lamenta que 30 años después exista aún una
incapacidad para observar las transformaciones y restituirlas en su contexto.
Serge July, director de Libération, anota por su parte que detrás
de esta acusación que alcanza de rebote a CohnBendit, de hecho
el que está en la mira es Fischer, se encuentra el proceso contra
toda la subversión democrática de los años 60. En
realidad, el juicio contra la revolución cultural de los 60 nunca
terminó: es proporcional al triunfo social de esa generación.
Quienes defienden a Cohn-Bendit, que son mayoría, reconocen que
el discurso sobre la liberación de la sexualidad de los niños,
lamentablemente sirvió a veces para legitimar prácticas
criminales. No es el caso de Cohn-Bendit en Francia ni el de Fischer en
Alemania. Ni pedófilo ni terrorista. Parece más bien tratarse
de un arreglo de cuentas con una generación que, oriunda de las
revueltas del 68, no cesa de ganar posiciones e influencia cultural.
GOLPE
EN EL PAIS VASCO A LA "HAIKA"
Jardín de infantes de ETA
Para el gobierno español,
la organización de jóvenes independentistas vascos Haika
es el vivero de ETA. Y en la noche del lunes Haika habría sufrido
un fuerte golpe, al ser detenidos en el País Vasco y Navarra 15
de sus dirigentes, sospechados de ser lisa y llanamente etarras.
Haika surgió hace un año, cuando se fusionaron las organizaciones
separatistas radicales Jarrai (País Vasco español) y Gazteriak
(País Vasco francés). Ayer llamó a manifestar en
los poblados y ciudades del País Vasco el miércoles al mediodía
y a la noche. Haika es el responsable de la kale borroka (guerra
callejera), la violencia de atentados de baja intensidad, más expresivos
que mortales. Pero es sabido que muchos de sus integrantes, después
de este fogueado aprendizaje, se suman a la organización armada
ETA. Y el gobierno español sostiene que, en los 14 meses de la
tregua unilateral que culminó en diciembre de 1999, Haika fue uno
de los principales semilleros de ETA. El nacionalismo vasco en el poder
condenó los arrestos de Haika.
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