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MAÑANA SE INICIA OTRA ETAPA EN LA
MUESTRA INTERNACIONAL DE CINE DE MAR DEL PLATA
Un festival en busca de una nueva identidad

Después de cuatro ediciones bajo la �era Mahárbiz�, el desafío que enfrenta la actual administración del Instituto de Cine es no sólo recuperar el prestigio perdido sino también encontrarle al festival un perfil propio, con un acento en el cine latinoamericano.

“Rosarigasinos”, ópera prima de Rodrigo Grande, con Federico Luppi
y Ulises Dumont.

Por Luciano Monteagudo

Cuando mañana se inicie la 16ª edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, se abrirá una nueva etapa en la historia de esta muestra, que deberá remontar el enorme desprestigio que arrastra –como una penitencia– de la gestión anterior de Julio Mahárbiz. Pese a la profunda crisis que hacia 1996 atravesaba su área, el entonces director del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales decidió exhumar –con la complicidad de su amigo, el presidente Carlos Saúl Menem– el festival marplatense, que no se realizaba desde 1970. En coincidencia con su política oficial cinematográfica, la arbitrariedad, el autoritarismo y la escasa transparencia en el abultado manejo de fondos también signaron la “era Mahárbiz” del festival. El caos organizativo, el criterio errático de la programación y la onerosa repatriación de los restos de viejas estrellas del pasado fueron la marca registrada de la muestra entre 1996 y 1999. Todo un estilo, contra el que deberá reaccionar ahora el nuevo Mar del Plata, cuya organización tomó a cargo directamente la Secretaría de Cultura de la Nación, con dos máximos responsables en el director del INCAA, José Miguel Onaindia, y el crítico Claudio España como director artístico.
“Este festival está concebido fundamentalmente como un acontecimiento cultural, como un hecho artístico, y no como una pasarela de figuras”, afirma Onaindia a Página/12, tomando inmediata distancia de la gestión anterior. “Tendremos más de cien invitados extranjeros, pero justificados: sólo vendrán aquellos directores y actores que representen a las películas que integran la programación”. En cuanto al presupuesto global del festival, Onaindia asegura que está en 2.400.000 pesos, aportados fundamentalmente por el instituto a su cargo, “pero sin tocar las partidas para la producción”, se ataja. “Son recursos propios del cine, provenientes del fondo de fomento que marca la ley, pero que no estaban habilitados, por lo cual se requirió una partida especial, autorizada por la Jefatura de Gabinete. Pero que quede claro que con el festival no le estamos sacando recursos a Salud o a Educación”.
Cuando se le pregunta por la identidad que imagina de ahora en más para el festival, Onaindia responde que “lo primero que nos importa es la calidad de las películas y la repercusión en el público; la idea de que Mar del Plata se convierta en un motor para la internacionalización del cine argentino”. Sabe que el circuito de festivales es terriblemente competitivo y confía en que “el perfil definitivo se va a dar en la medida en que, dentro de los festivales llamados clase ‘A’, como es Mar del Plata, logremos la mayor concentración de films latinoamericanos, en las diversas secciones”. A su vez, la relación con el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, que le sigue en poco menos de un mes (y que organiza la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad), “fue buena y no hubo superposiciones –según Onaindia– salvo por un par de películas, que todos queríamos tener. Habrá que ver cuando terminen ambos festivales si esta cercanía de fechas es favorable o no. O si simplemente es inocua”.
En lo que hace estrictamente a su programación, Mar del Plata exhibirá 149 largometrajes divididos en varias secciones, empezando por los 18 films de la competencia oficial (ver recuadro), que debe cargar con una cruz muy particular. El traslado del festival de su fecha original, en noviembre, a su nueva ubicación en el calendario, ahora en marzo, determina que Mar del Plata quede atenazado entre los festivales de Berlín (febrero) y Cannes (mayo). Por reglamentación de la organización internacional que nuclea a los distintos festivales de cine del mundo, no puede participar de una competencia un film que ya haya estado en una anterior, o que aspire a integrar una posterior, por lo que Mar del Plata queda en una situación ciertamente difícil para conseguir títulos deenvergardura para el concurso. Aun así, a priori asoman algunos films a tener en cuenta, como Les blessures assassines, del francés Jean-Pierre Denis, y Lost and Delirious, de la canadiense Léa Pool, que vienen de exhibirse en secciones paralelas de la Berlinale y que aquí medirán fuerzas, entre otros, con los dos títulos argentinos seleccionados para el concurso, Contraluz, de Bebe Kamin, con Cristina Banegas y Leonor Manso, y Rosarigasinos, del debutante Rodrigo Grande, con Federico Luppi y Ulises Dumont.
Por afuera de la competencia, la oferta es nutrida y variada, con una amplia selección de títulos que ya pasaron por otros festivales –Cannes, Venecia, Locarno, Toronto– como es el caso de Con ánimo de amar, de Wong Kar Wai, Infidelidad, de Liv Ullmann, sobre guión de Ingmar Bergman, Merci pour le chocolat, de Claude Chabrol, Songs from the Second Floor, del sueco Roy Andersson, La Comédie de l’innocence, de Raoul Ruiz, The House of Mirth, de Terence Davies, y State and Maine, de David Mamet. Algunos de estos títulos ya tienen asegurado su estreno comercial en Argentina, por lo que hay que alertar sobre la presencia en Mar del Plata de films de realizadores aún no consagrados, pero que conviene no dejar pasar. Es el caso de los dos films iraníes que en el último Cannes compartieron la Cámera d’Or a la mejor ópera prima, Djomeh, de Hassan Yektapanah, y Tiempo de caballos borrachos, de Bahman Ghobadi (Pizarrones, de Samira Majmalbaf, también premiada en Cannes, se la quedó el Festival de Buenos Aires). Del cine independiente norteamericano se destaca George Washington, estrenada en el Forum de la Berlinale 2000; de Japón puede haber sorpresas por el lado de Sogo Ishii (Gojoe) y Junji Sakamoto (Kao), y de Italia llega la desatada Scarlet Diva, ópera prima de Asia Argento, hija del legendario Dario.
América latina tendrá toda una sección especial con 31 largometrajes, lo que convierte a Mar del Plata en un futuro competidor del Festival de La Habana, íntegramente dedicado al cine latinoamericano. Pero si se evalúa qué país en particular tiene mayor presencia en esta edición el ganador resulta ser Francia, con films y visitantes en todas las secciones (entre ellos, François Ozon, el nuevo enfant terrible de París, que presenta Sous le sable, con Charlotte Rampling), más sendas retrospectivas dedicadas al cine de Olivier Assayas y Benoit Jacquot, dos realizadores virtualmente desconocidos en Argentina, pero muy celebrados en el circuito de festivales.
Un bienvenido regreso a Mar del Plata es el de “La Mujer y el Cine”, una muestra que siempre se manejó con autonomía y que, precisamente por ello, había sido expulsada de la última edición de Mahárbiz. En esta oportunidad, presentarán 16 títulos –entre ellos el magnífico Beau Travail, de Claire Denis– más una retrospectiva dedicada a la realizadora húngara Marta Mészáros, que presentará personalmente su último trabajo, Little Vilma. Por el lado de los workshops, habrá talleres especialmente dedicados a la producción, con dos veteranos maestros en su área, Saul Zaentz (El paciente inglés) y Al Ruban, la mano derecha de John Cassavetes.

 

La música y sus premios

“El cine es presencia y ausencia. Es una sístole y diástole, la música cubre las ausencias y genera otras presencias”, opina Alberto Quercia Lagos, presidente de la flamante Asociación de Músicos de Cine, que acaba de lograr, luego de cinco años de insistencia, que el Festival de Cine de Mar del Plata premie a la mejor música de película. “Esto es histórico -dice eufórico Quercia Lagos– por primera vez en la historia del cine argentino se va a entregar este premio en un marco internacional.” Página/12 pudo saber que la terna que pujará por el Pentagrama de Oro, está conformada por Los libros y la noche, de Tristán Bauer, con música de Federico Bonasso; Plata Quemada, de Marcelo Piñeyro, con música de Osvaldo Montes; y Esperando al Mesías de Daniel Burman, con la música de César Lerner y Daniel Moguilevsky. La intención de Quercia Lagos es llenar un vacío: “No nos daban bolilla. Nos decían que el premio a la música tenía que entregarlo una institución, entonces junto a Edith Oviedo conformamos la asociación que hará su presentación en sociedad el mismo día que entregue el premio, o sea el 11 de marzo. De hecho, como apoyo hasta ahora tanto Sadaic como Argentores sólo nos acercaron el logo”.

 

Todos por el Ombú de Oro

El jurado presidido por el realizador español José Luis Borau e integrado por el teórico David Bordwell, las actrices July Delpy y Cipe Lincovsky y los realizadores Fanta Nacro, Humberto Solás y Daniel Burman deberá discernir los premios Ombú de Oro y de Plata entre los siguientes films:
3 noches (Venezuela), de Fernando Venturín;
Anita no pierde el tren (España), de Ventura Pons;
Anna Wunder (Alemania), de Ulla Wander;
Buffo & Spallanzani (Brasil), de Flavio R. Tambellini;
Confort Moderne (Francia), de Dominique Choisy;
Contraluz (Argentina), de Bebe Kamin;
Haylatyt talot, autiot pihat (Finlandia), de Lauri Torhonea;
I.T. (Guinea), de Gahite Fofana;
Il manoscrito del principe (Italia), de Roberto Andó;
Les blessures assassines (Francia), de Jean-Pierre Denis;
Lost and Delirious (Canadá), de Léa Pool;
Pisces (Corea), de Kim Hyung-tae;
Rosarigasinos (Argentina), de Rodrigo Grande;
Shahre-Zanan (Irán), de Ataollah Yayati;
Su alteza serenísima (México), de Felipe Cazals;
The Invisible Circus (EE.UU.), de Adam Brooks;
The Woman Every Man Wants (EE.UU.), de Gabriela Tagliavini;
To ja, Zlodziej (Polonia), de Jacek Bromki.

 

Una odisea de preestrenos

Catherine Deneuve, la cantante Björk y el director Lars von Trier (los tres en la foto) son los principales responsables de Bailando en la oscuridad, el preestreno con el cual se inaugura hoy a las 22.30 –en el cine Atlas Recoleta (Guido 1952)– el ciclo “2201: Una odisea del cine”, que auspicia Página/12. La muestra continúa con cuatro títulos inéditos franceses: el jueves 8 va El mostrador, de Sophie Tatischeff (hija del legendario Jacques Tati); el viernes 9, El infierno, de Claude Chabrol; el sábado 10, El nacimiento del amor, de Philippe Garrel; y el domingo 11 con Clase de nieve, de Claude Miller. La funciones serán a las 20 y 22.30, organizadas por el site especializado en cine primerplano.com.

 

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