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Una chica de 18 años es la última
víctima del “meta bala” policial

Un patrullero perseguía un auto robado. Pero fue una vendedora con su bebé en brazos quien recibió un balazo en la cabeza.

Posición: Los vecinos encontraron a Edith, quien con su cuerpo cu-bría a su hijita, como protegiéndola. La nena estaba ilesa pero su mamá había perdido el conocimiento.

”Meter bala a los delincuentes”, fue la premisa de la campaña electoral, cumplida al pie de la letra por la Policía Bonaerense. Los resultados están a la vista: una chica de 18 años se convirtió en una nueva víctima inocente de una persecución policial a una pareja de delincuentes, en la localidad de El Talar, en el norte del Gran Buenos Aires. La joven, una vendedora ambulante que tenía en brazos a su hijita, de un año y medio, recibió un balazo en la cabeza y murió poco después. Ni siquiera puede decirse que quedó atrapada en medio de un tiroteo: de acuerdo con testigos presenciales, hubo un solo balazo en ese lugar y fue disparado por la policía. Los fiscales que intervienen en el caso secuestraron en el lugar un único proyectil, con su cápsula, calibre 9 milímetros, que pertenecería al arma de los uniformados. Una chica de 14 años que conducía el auto perseguido –un vehículo robado– fue detenida. Le secuestraron un revólver calibre 38. El otro ocupante logró escapar.
La tragedia ocurrió ayer, poco después de las 17, en el barrio La Paloma, un lugar habitado por familias de clase media baja. Allí estaba Edith Elisa Acevedo, con su beba de un año y medio. Recorría los comercios de la zona, como vendedora ambulante de lapiceras y bolígrafos, una estrategia con la que intentaba ayudar a su familia.
Ese extraño cóctel que en la provincia de Buenos Aires conforman delincuentes y policías puede acechar a la vuelta de cualquier esquina, y esta vez le tocó a Edith. Fue a metros de 9 de Julio y Lucero, donde terminaron su trayecto un Fiat Duna robado y el patrullero que lo perseguía.
La carrera había comenzado cinco cuadras atrás, cuando un móvil del Comando de Patrullas de Tigre detectó que la chapa del Duna, DKP 035, tenía pedido de secuestro. El auto había sido robado al mediodía en una agencia de San Fernando. A bordo iba una pareja. Cuando el patrullero los interceptó, se inició la persecución. Según informó la policía, hubo un intercambio de disparos y, en una esquina, el joven que iba en el auto se arrojó a la calle y logró escapar. Poco después, al Duna se le reventó el neumático delantero derecho y la chica que lo conducía optó por entregarse. Se trata de una menor de 14 años que –según la policía– tendría antecedentes policiales.
Fue entonces cuando los vecinos descubrieron a una mujer herida, caída boca abajo, sobre la vereda, frente a un maxikiosco. Era Edith quien, con su cuerpo, cubría a su hijita, como protegiéndola. La nena estaba ilesa pero su mamá había perdido el conocimiento: tenía una herida en la cabeza por donde perdía abundante sangre. Una ambulancia la llevó hasta el Hospital de Tigre, donde le detectaron muerte cerebral. Su agonía terminó minutos después, cuando la trasladaban al Hospital de San Fernando.
Una vecina, testigo presencial del hecho, aseguró que en el incidente hubo un solo disparo y fue realizado por la policía. “Escuché la sirena y salí a la calle por mis hijos. Ahí vi al patrullero cuando pasaba, y un policía que disparaba. Fue el único disparo que se escuchó”, aseguró la mujer. Su testimonio fue ratificado por otros vecinos.
“¿Por un auto van a matar a la gente?”, se preguntó indignado Guillermo Acevedo, uno de los siete hermanos de Edith, que estaba a metros del lugar. El mismo se respondió: “Al auto en algún momento lo encuentran, o lo paga el seguro, pero a mi hermana no me la devuelve nadie”.
Curiosamente, por la tarde, el Ministerio de Seguridad bonaerense informó que “la comisión policial no habría efectuado disparos”. Los testimonios y las evidencias terminaron por desvirtuar ese intento exculpatorio: el fiscal de San Isidro, Ricardo Costa, y su par de Tigre, Tamara Vaisman, secuestraron en el lugar una cápsula y un proyectil 9 milímetros, el arma reglamentaria utilizada por la Bonaerense. A la menor detenida le secuestraron un revólver calibre 38 con la numeración limada. Los policías que iban a bordo del patrullero son dos suboficiales del Comando de Patrullas de Tigre. Aunque ambos están imputados por el hecho, hasta anoche no habían sido detenidos. El nombre de Edith Acevedo se inscribe en una larga lista de muertos como consecuencia de la irresponsabilidad policial. Una nómina que no tendrá fin mientras siga vigente la proclama de “meter bala”.

 


 

INSOLITA DEFENSA DE UN EX POLICIA
“Me agarré de la pistola”

El ex policía Juan Docampo, acusado del asesinato de un inocente a quien confundió con un ladrón, explicó en el juicio oral que el disparo con el que mató a Walter Repetto se le escapó cuando trastabilló e intentó “agarrarse del arma”. El insólito pretexto mereció, pese a la seriedad del caso, las contenidas risas de sus ex compañeros de armas presentes en la sesión, que no daban crédito a lo que oían.
En su declaración, Docampo aseguró que “cuando el auto (de la víctima) arrancó con la dirección totalmente tirada hacia la izquierda y avanzaba dando saltitos, yo vi que venía hacia mí”. Y agregó –sin ponerse colorado–: “Cuando el coche avanzó, me caí para atrás, trastabillé y como no tenía de dónde agarrarme, me agarré de la pistola”.
Docampo está imputado del homicidio de Walter Repetto, a quien mató en enero de 1998 cuando éste esperaba a un amigo para guardar el vehículo en el garage de su casa y fue confundido con un ladrón. Pese a la explicación dada, el ex policía se puso de pie y pidió perdón a los familiares del joven asesinado. En la audiencia, el fiscal pidió 16 años de cárcel para Docampo y el representante de la familia Repetto, 20 años. El defensor reclamó la excarcelación, entendiendo el caso como un “homicidio culposo”.
Después de escuchar las declaraciones de Docampo, los abogados de la familia Repetto comentaron por lo bajo: “Todo lo que trabajamos para hacer una acusación fundada fue en vano: éste se condena solo”.

 

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