Por Mariana Carbajal
Las mujeres no creen en los
partidos políticos. Están más desencantadas que los
hombres, tienen una posición más escéptica y son
más críticas que ellos tanto de la gestión presidencial
como de la marcha de la economía. Los datos surgen de diversas
encuestas de opinión a las que tuvo acceso Página/12
realizadas por la consultora Graciela Römer y Asociados en el área
metropolitana. Las mujeres tienen una visión más crítica
de la realidad y son especialmente sensibles a dos temas: el ético
y el económico. En la medida en que hoy ésos son los dos
temas que marcan la agenda de demandas de la sociedad frente a la situación
social y económica del país, el contexto estimula su mayor
escepticismo en relación con el sistema político,
explicó Römer, en un reportaje con Página/12 en el
que analizó el pensamiento político del electorado femenino
y su posición frente al gobierno de Fernando de la Rúa,
en vísperas de la celebración del Día Internacional
de la Mujer.
Para Römer, la explicación a este mayor desencanto de las
mujeres con relación a la política y al desempeño
del Gobierno hay que buscarla en el hecho de que hoy ellas cumplen un
rol más activo en el desarrollo de estrategias complejas
de supervivencia. Según datos de la consultora, actualmente
hay un 25 por ciento de mujeres jefas de hogar y en los sectores medios
es creciente el porcentaje de mujeres que gana lo mismo o más que
sus maridos.
Si se analiza la evaluación del Gobierno, un aspecto interesante
y notable es que las mujeres tienden a ser más críticas
que los hombres tanto de la marcha de la economía como de la gestión
del gobierno nacional. En realidad, son fuertemente críticas,
destacó Römer.
Históricamente, puntualizó, las demandas de las mujeres
se orientaban hacia temas educativos y de salud. Y en los últimos
años empezó a emerger entre sus preocupaciones el tema de
la corrupción. Sin embargo, sobre todo a partir de 1996, los temas
coyunturales y especialmente las demandas económicas han pasado
a ocupar un lugar central en los reclamos de la población femenina,
describió la analista de opinión. A través de una
encuesta, de diciembre de 2000, la consultora encontró que, dejando
de lado la desocupación, los problemas del país que hoy
más les preocupan son la inseguridad pública (42 por ciento),
la salud pública (18 por ciento), la baja de salarios (12 por ciento)
y el funcionamiento de la Justicia (9 por ciento). Los hombres, en cambio,
ponen un mayor acento en el control de la corrupción (30 por ciento)
y la recesión económica (41 por ciento).
¿Esta tendencia a desvelarse más por problemas coyunturales
significa que a las mujeres dejó de preocuparles la corrupción?
No. Me parece que el cambio de rol de la mujer en la pareja, sobre
todo en aspectos vinculados al aporte al sostenimiento de la economía
de la familia, es lo que, de alguna manera, está sustentando este
viraje en términos de demandas que se priorizan. El hombre tradicionalmente
era el resguardo de la seguridad económica del hogar; la mujer
era el resguardo de la educación y la moral. A raíz del
crecimiento cada vez más importante del aporte económico
de la mujer a la economía de la familia, cambian también
no solamente las posiciones relativas de roles respecto de la función
que cada uno de los miembros de la pareja tiene, sino también su
cultura y sus valores respondió Römer.
Relevamientos de la consultora determinaron que actualmente el 17 por
ciento de las mujeres del país que vive en pareja, ya sea casadas
o unidas, y que trabajan (570.000), gana más que sus esposos y
un 24 por ciento recibe ingresos similares. Estas mujeres, que tienen
un sueldo mayor al de sus parejas, son el 20 por ciento de las que trabajan
en el interior del país y el 17 por ciento de las que se desempeñan
en la ciudad de Buenos Aires. Por otra parte, datos del Sistema de Información,
Monitoreo y Evaluación de Programas Sociales (Siempro), muestran
que enlos últimos nueve años las mujeres se volcaron masivamente
al mercado de trabajo, mientras que los varones apenas mantuvieron su
participación laboral. Así, la tasa de actividad femenina
se incrementó el 26 por ciento, al pasar del 28 al 35,3 por ciento,
mientras entre los hombres sólo aumentó el 1,3 por ciento
(del 55,1 trepó al 55,8 por ciento).
El claro escepticismo femenino, significativamente mayor que en
los hombres, quedó manifiesto en los resultados de otra encuesta
de Römer y Asociados. La mitad de las mujeres dijo no simpatizar
con ninguna agrupación partidaria. Sólo un 22 por ciento
se definió como justicialista, un 9 por ciento como radical y apenas
un 7 por ciento como aliancista. Históricamente, los varones
han tenido mayor preponderancia en el PJ y las mujeres eran pro-radicales.
Pero en los últimos años esta tendencia se ha desdibujado
bastante, describió Römer.
A la hora de evaluar los valores que deberían profundizarse en
la Argentina actual, las mujeres pregonan por más educación
(51 por ciento) y más esfuerzo, trabajo y sacrificio
(44 por ciento). Mientras que para los hombres se vuelve prioritaria la
existencia de dirigentes capaces y honestos para gobernar
(73 por ciento).
En los próximos comicios a senadores, uno de los dos candidatos
deberá ser obligatoriamente una mujer, como consecuencia de la
ampliación de la ley de cupos a la elección de los miembros
de la cámara alta. Una de las preguntas de la consultora apuntó
a determinar qué importancia le otorgan ellas a la inclusión
de mujeres en las listas. Si bien se muestran más propensas que
los hombres a que se incluyan candidatas en las listas (73 por ciento
de ellas está de acuerdo y sólo el 64 por ciento de los
hombres también), el grado de interés actual por las campañas
políticas es menor en el sexo femenino que en el opuesto.
¿Qué puede aportar una candidata mujer a la política?,
fue otra de las preguntas de la encuesta. Según ellas, mayor sensibilidad,
un mejor manejo de la economía, más interés por la
educación y un mayor énfasis por la justicia social.
LA
DIRIGENCIA POLITICA Y LAS MUJERES SEGUN RöMMER
Candidatas de efecto puloil
Por M. C.
La dirigencia política
están utilizando a las mujeres como parte del marketing político;
lo que yo llamo efecto puloil: la designación de candidatas
para limpiar la cara y la imagen de la política, pero sin verdadero
protagonismo ni poder, opinó la analista de opinión
Graciela Römer, al evaluar el aporte de las mujeres a la política.
¿Qué ha aportado la mujer a la política?
Su aporte ha sido relativamente menor en términos de contenido
que de participación numérica, aunque no hay dudas que desde
la creación de la Subsecretaría de la Mujer, en 1983, hasta
la sanción de la Ley de Cupos se han producido avances significativos
en cuanto a la presencia femenina en la política.
Pero, a su entender, el aporte ha sido pobre.
Si uno observa a lo largo de estos años el peso relativo
que han tenido las cuestiones de género en la agenda pública,
encuentra que la producción no ha sido sustantiva: temas como la
despenalización del aborto o la planificación familiar están
vedados. Comparando con otros países, acá hay un prejuicio
muy fuerte respecto a los movimientos de reivindicación de los
derechos de género. El concepto de feminismo es denostado. Ser
feminista es el equivalente de participar de una cultura lésbica.
No puede negar, sin embargo, que a partir del impulso de legisladoras
se logró instalar en el Congreso al menos el debate de leyes como
la de salud reproductiva, que luego se aprobaron a nivel local.
Es cierto pero hay diferencias sustantivas en la Legislatura porteña:
es más heterogénea desde el punto de vista político,
con un componente de posiciones de centroizquierda más importante
y al mismo tiempo, la participación de legisladores jóvenes
es mucho mayor en la Ciudad que en el Congreso. Esto podría explicar
el porqué de la presencia de la temática de género.
¿Por qué no hay fuertes liderazgos femeninos en el
país?
Porque, más allá de lo declamativo, la posibilidad
de las mujeres de competir par a par en los partidos políticos
y lograr adquirir posiciones de importancia todavía sigue siendo
subsidiaria de las decisiones de los jefes partidarios.
En una de las encuestas de su consultora preguntaron qué
puede aportar una candidata mujer a la política. ¿Cuál
es su opinión al respecto?
Uno de los riesgos más importantes vinculados con la búsqueda
de igualdad de género y una mayor participación de la mujer
en la política tiene que ver con lo que yo llamo efecto puloil,
y es la utilización de la mujer para limpiar la imagen de la política.
En general, se asocia a las candidatas femeninas con perfiles de mayor
honestidad y sensibilidad social, dos demandas muy fuertes respecto de
la dirigencia política. En este marco, la idea de que la mujer
porta valores éticos y de sensibilidad social superiores a los
del hombre ha hecho que la mujer sea usada como parte del marketing político.
�Las
mujeres corren el riesgo de perder derechos�
Para Monique Altschul, presidenta de Mujeres en Igualdad,
la equidad salarial está aún lejos y hay derechos en riesgo.
Altschul,
titular de Mujeres en Igualdad, sostiene que hace falta un
cambio cultural.
Las condiciones de trabajo son cada vez más precarias
y no hay sindicatos que defiendan los derechos.
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Por
M. C.
Si las mujeres
no asumen una defensa activa de los derechos adquiridos se corre el riesgo
de perderlos en cualquier momento. A la licencia por maternidad, por ejemplo,
le puede quedar poca vida, advirtió Monique Altschul, presidenta
de Mujeres en Igualdad, una ONG que trabaja para ampliar el espectro de
mujeres en los lugares de decisión. A diferencia del impulso que
le han dado a esa pelea primeras damas como Hillary Clinton, en los Estados
Unidos, o Cherie Blair, en Gran Bretaña, Altschul está convencida
de que no se puede esperar un compromiso similar de Inés Pertiné,
la esposa de Fernando de la Rúa. Encarna una concepción
tradicional de mujer, consideró en un reportaje con Página/12.
¿Qué aspectos todavía conspiran contra la igualdad
entre hombres y mujeres?
La Convención sobre la Eliminación de todas formas
de Discriminación contra la Mujer, que tiene rango constitucional,
existe, pero hay gran cantidad de aspectos que no se implementan. Por
ejemplo, estamos lejísimos de lograr la igualdad salarial para
cargos de igual responsabilidad e igual rango. Por otra parte, si no hay
una defensa activa por los derechos adquiridos, se corre el riesgo de
perderlos en cualquier momento, como la licencia por maternidad.
¿Por qué supone que se producirá ese retroceso
en materia de derechos adquiridos?
Porque no sólo hay que lograr los cambios, sino también
defender los que ya están.
¿Usted cree realmente que a la licencia por maternidad le
queda poca vida en la Argentina?
Sí, porque se está cortando en otros lugares del mundo,
por una cuestión económica. Las condiciones de trabajo son
cada vez más precarias. Se extienden los horarios de trabajo, hay
menos protección, no hay sindicatos fuertes que defiendan los derechos.
¿Qué obstáculos les impiden hoy a las mujeres
acceder a los lugares de decisión?
Es necesario un cambio cultural. El hecho de no compartir con los
varones las tareas del hogar y el cuidado de los chicos y los ancianos
reduce muchísimo las posibilidades de las mujeres. Muchas mujeres
que están plenamente en carrera de pronto deciden tener hijos y
ahí empieza a darse una brecha.
En la Argentina real, ¿seguimos muy lejos de la paridad entre
los géneros?
Estamos más cerca, pero falta muchísimo. Habría
que ver qué va a pasar dentro de una década con la cantidad
de mujeres que está estudiando. Una encuesta en la UBA determinó
que el 60 por ciento de sus alumnos son mujeres. Esperemos que esa presencia
ayude a un cambio, aunque no es seguro. Fíjese lo que pasó
en Rusia con la cantidad de mujeres universitarias: poco a poco fueron
perdiendo el poder adquisitivo y, por ejemplo, muchas médicas tuvieron
que emigrar y algunas se están dedicando a la prostitución.
A partir de 1991, un 30 por ciento de los cargos de las listas de
candidatos a diputados fueron ocupados por mujeres. ¿De qué
sirvió la incorporación femenina a la política?
Al principio, cuando se incorporaron las primeras mujeres por el
cupo parecía que no ocurría nada. Nosotras nos preguntábamos
si había cambiado la forma de hacer política y si se habían
aprobado más leyes que favorecían a las mujeres. Lo que
ocurrió es que entre 1983 y 1989 hubo una catarata de leyes que
teníamos pendientes, que causaron mucha conmoción, como
la de divorcio y la patria potestad compartida. Entonces, después
de la ley de cupo se dio una especie de bajón. Pero poco a poco
se ha ido remontando esa cuesta. Si analizamos qué se ha hecho
en los últimos años, vemos que se ha logrado muchísimo.
¿Por ejemplo?
La ley de salud reproductiva. Si bien no se llegó a sancionar
a nivel nacional, su tratamiento en el Congreso creó una enorme
conciencia sobre su necesidad y se han aprobado normativas a nivel provincial
y municipal y también se han implementado programas importantes
para reducir la morbimortalidad materna o la maternidad adolescente. También
se sancionaron leyes vinculadas a la violencia familiar.
¿Usted relaciona directamente la sanción de estas
leyes con la presencia de mujeres en las Cámaras de Diputados?
Sí, decididamente. Los temas que tenían que ver con
la intimidad o el hogar no se trataban en las cámaras legislativas.
Aparecieron con las mujeres. Otro tema muy importante fue la creación
del Registro de Deudores Alimentarios, que se aprobó en el ámbito
porteño y existe como proyecto en el Congreso. A un varón
jamás se le hubiera ocurrido presentarlo. Del mismo modo, la ley
de acoso sexual.
Lejos de estos logros, existe un gran vacío de
mujeres en los verdaderos lugares de decisión ...
Pero creo que está comenzando lentamente la transferencia.
Fíjese el número de mujeres que ha pasado del legislativo
al ejecutivo.
¿Qué impacto puede tener la incorporación de
un 30 por ciento de senadoras?
Será importantísimo. El proyecto de ley de salud reproductiva
murió en el Senado. Si hubiéramos tenido un Senado con ese
porcentaje de mujeres probablemente tendríamos esa ley. Muchísimas
de las leyes que se originaron en Diputados vinculadas a las mujeres se
pararon en el Senado.
Hillary Clinton, cuando era primera dama, y actualmente Cherie,
la esposa de Tony Blair, se destacaron en la defensa de los derechos de
las mujeres en sus respectivos países. ¿Cómo la ve
en ese rol a Inés Pertiné? ¿Tiene ese perfil?
No, para nada. Tampoco creo que ella quiera asumir un rol político.
En la Argentina, la única primera dama que ha asumido ese perfil
fue Evita.
¿A qué adjudica su ausencia de la escena política?
Supongo que encarna una concepción tradicional de mujer.
¿Qué debería ocurrir en el país para
dar, en el corto plazo, un paso adelante en términos de igualdad
entre hombres y mujeres?
Que las mujeres asuman realmente el rol de ciudadanas y tengan un
rol más activo en la defensa de sus derechos como consumidoras
o en la protección de la ecología; en lo que sea, no necesariamente
en un papel feminista. En la Ciudad de Buenos Aires habría una
interesantísima oportunidad si se llega a dividir en comunas.
Las actividades para
conmemorar el día
El presidente Fernando
de la Rúa lanzará una campaña de promoción
para que las mujeres que se desempeñan como empleadas domésticas
se incorporen al Régimen Especial de Seguridad Social. En
el acto, que se realizará a las 12.30 en la Casa Rosada,
también se presentará el Programa Nacional de Prevención
del Cáncer Génito-Mamario.
A las 18.30, la Dirección
General de la Mujer del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires dará
a conocer la publicación Mujeres en Números,
que analiza la situación de la mujer argentina. La presentación
se realizará en Carlos Pellegrini 211 y participarán
Aníbal Ibarra, Cecilia Felgueras y Daniel Figueroa.
La agrupación
Amas de Casa del País, la Central de Trabajadores Argentinos
(CTA) y la Corriente Clasista y Combativa (CCC), entre otras asociaciones,
convocan a las mujeres a marchar contra la desocupación
y la pobreza; contra toda violencia que se ejerza contra las mujeres;
y por los derechos sexuales y reproductivos. La cita es a
las 16, frente al Congreso, y a las 17 se iniciará la marcha
hacia Plaza de Mayo.
El Colegio Público
de Abogados de la Capital Federal conmemorará el día
con un acto en el hall central del Palacio de Tribunales, a las
12.30.
La Comisión de
Mujer, Infancia, Adolescencia y Juventud de la Legislatura porteña
coordinará a las 10 un espectáculo artístico
en el Club Bonanza, perteneciente al Hospital Braulio Moyano,
ubicado en Brandsen 2570.
En la esquina de Montevideo
y avenida Corrientes, entre las 18 y las 23, distintas organizaciones
feministas realizarán actividades artísticas (tango,
murga, actuaciones, lectura de poesías) y compartirán
los resultados del trabajo realizado a lo largo del año.
Carmen Storani, titular
del Consejo Nacional de la Mujer, participará a las 14 en
el Hospital Garrahan de una conferencia sobre los derechos de las
mujeres, la discriminación en el empleo y la igualdad de
oportunidades.
En el Centro Cultural
Marcó del Pont, del barrio porteño de Flores (Tte.
Gral. Artigas 202), se podrá disfrutar de la muestra de fotografía
Mujeres de antaño y hogaño y de la exposición
Mujeres escultoras, realizada en conjunto con el Museo
Perlotti.
Mónica Carranza,
del comedor infantil Carasucias, la monja africana Theresa Varela,
que dirige comedores infantiles en Córdoba, y Margarita Barrientos,
del comedor Los Piletones, serán homenajeadas durante un
desfile que se realizará en el Hotel Caesar Park.
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