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“Petti en vivo” es, por ahora, una
suma de ideas televisivas inconexas

El nuevo programa del platinado animador acumula secciones,
concursos y personajes, pero está
lejos de encontrar una identidad.

Petinatto y Fernando Peña se rodearon, como se ve, de numeroso elenco.
Por ahora, sólo se pueden intuir
sketchs y momentos interesantes.

Por Roque Casciero

Lo visto hasta ahora en “Petti en vivo”, el nuevo programa de Roberto Pettinato –por Azul, de lunes a viernes a las 20–, se parece bastante al cambalache discepoliano: en su vidriera irrespetuosa, sin embargo, se exhiben más calefones que biblias. El envío se basa en una suma de sketchs, juegos, reportajes, monólogos, personajes supuestamente insólitos, bailarinas, una ajustada banda de covers que toca en vivo, la impresionante galería de criaturas de Fernando Peña, algunos bocadillos más o menos graciosos de Daniel Aráoz y Coco Silly y la belleza de Romina Pereyro (que prácticamente no abre la boca). En verdad, antes que una suma se trata de un amontonamiento, lo que no da espacio al conductor siquiera para explicar correctamente las reglas de los concursos y entretenimientos para la participación de los telespectadores. El rating no le sonrió aún: los dos primeros programas apenas pasaron los 4,5 de rating.
Da la impresión de que el ciclo hubiera sido atado con alambre para su estreno –se habló de muchas idas y vueltas, e incluso de una eventual cancelación antes de su aparición pública– y de que la producción no se hubiera tomado el tiempo necesario para madurar la idea, corregir los numerosos puntos flojos y resaltar lo bueno, que apenas se vislumbra. Por ejemplo, la interacción entre dos tipos inteligentes y rápidos para las respuestas como Pettinato y Peña. Los diálogos chispeantes entre el conductor y Martín Revoira Lynch (el concheto que protagoniza el actor-locutor) durante la entrevista a Pablo Echarri, realizada el lunes, fueron lo mejor que ofreció el programa hasta el momento. Otros personajes de Peña, como el gay Roberto Flores (que ofrece un curso para “desaputarse”) y la locutora travesti La Mega (con sus consejos amorosos) lograron momentos hilarantes. El chicano Dick Alfredo, en cambio, quedó en off side, tal vez por haber sido el primero en salir a la cancha.
El sketch “Petti la fea”, otro momento potencialmente interesante, tiene un título ingenioso y Pettinato causa risa disfrazado como la actriz del culebrón del momento, pero el libreto es pobrísimo y la improvisación mal entendida. Algo similar sucede con los juegos. Uno es un desafío contra el conductor para ver quién adivina el palo de las cartas de un mazo: el primer día, Pettinato explicó que sólo por participar había un premio de 500 pesos cuando la competencia casi estaba por terminar. Además, al segundo programa se le agregó un límite de tiempo, lo que supone un cambio en las reglas. El otro juego es para los nostálgicos: se trata de una carrera de caballos mecánica. No hay por qué pedir mucha creatividad a la hora de diseñar un entretenimiento televisivo, pero haber desempolvado el viejo e insoportable “Costa Azul” parece demasiado obvio. Y la búsqueda de establecer el record al hombre argentino más narigón está lejos de ser un gesto de incorrección política a la Tom Green. De hecho, parece más cercano al humor burdo que cultiva “Café Fashion”, el programa que le sigue a “Petti en vivo”.
Los monólogos y los reportajes de Pettinato también precisan de más trabajo a conciencia para lograr contundencia. El conductor sólo mostró destellos de su humor ácido. Por ejemplo, cuando abrió el fuego contra su futura competidora por las mieles del rating, Susana Giménez: “Señora, si usted la extraña a Susana, no se preocupe, yo soy tan rubio como ella y tengo el mismo talle de cintura”. El personaje Pettinato tiene varias facetas: ironía, sátira, bodrio, obviedad y también experimentación (en su faceta musical, acaba de publicar un álbum extraño y atractivo). Tratar de entenderlo no es tarea fácil. Sin embargo, por ahora, se hizo más complicado aún soportar con estoicismo todo un programa de “Petti en vivo” en su primera semana en el aire.

 


 

“Pokemon” en observación

El Consejo de la Radio y Televisión (CRT) de Eslovaquia ordenó suspender la emisión de “Pokemon” hasta que se determine si es dañina para los niños. La televisión pública había transmitido, hasta ahora, 9 de los 156 capítulos de la serie. El CRT decidirá sobre la futura emisión del resto de los capítulos, luego de recibir informes y estudios de expertos, a los que ha pedido opinión para ver si se ajustan a la ley de protección a la infancia en medios de comunicación. Muchas familias y algunos cineastas eslovacos han criticado el contenido del programa, por considerar que las secuencias de colores y luces de algunos capítulos producen ataques epilépticos. La cadena estatal eslovaca, en previsión, había exhibido el programa con una advertencia de inconveniencia para menores de siete años.

 

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