Por Santiago Rodríguez
Ricardo Mitre sabe que Fernando
de la Rúa prefería a otro frepasista en la Secretaría
General de la Presidencia, más precisamente a Darío Alessandro,
pero eso no lo intimida. La confianza se construye, dijo ayer
a Página/12 y consideró que por su cercanía a Carlos
Chacho Alvarez el hombre que lo catapultó a su
nuevo puesto puede generar un nivel de articulación
mayor entre la UCR y el Frepaso. Mitre no cree tampoco que su pasado
de secretario administrativo del Senado y la pelea que dio desde ese lugar
para transparentar el funcionamiento de la Cámara alta constituyan
un escollo en su relación con los radicales. Cuando renuncié,
el radicalismo me ofreció continuar en el cargo, recordó
y adelantó que se concentrará en el rol político
de su nueva función.
¿Cómo queda posicionado el Frepaso a partir de los
cambios en el Gobierno?
Creo que la presencia mía en la Secretaría General
de la Presidencia, la de (Marcos) Makón en el Ministerio de Desarrollo
Social y la confirmación de (Graciela) Fernández Meijide
en el Gobierno, como vicejefa de Gabinete, representan una mayor participación
del Frepaso y un mayor compromiso con la Alianza. El hecho de que yo vaya
a la Secretaría General, no por mi nombre sino por lo que represento,
significa un mayor refuerzo del Gobierno, una mayor participación
nuestra y una señal de nuestra vocación por consolidar la
Alianza.
¿Cuando menciona lo que usted representa, se refiere a su
cercanía con Carlos Chacho Alvarez?
Sí, por mi cercanía con Chacho y porque soy un hombre
del Frepaso. La Secretaría General de la Presidencia siempre estuvo
ocupada por personas de confianza del Presidente. Me parece remarcable
el hecho de que yo, siendo un hombre muy cercano a Chacho, puedo generar
un nivel de articulación mayor entre De la Rúa y el Frepaso.
¿Cree que va a llegar a tener la plena confianza de De la
Rúa?
La confianza se construye. De la Rúa me conoce a mí,
conoce mi trayectoria y yo lo conozco algo a él antes de haber
sido presidente. Yo soy un tipo que me manejo lealmente sin perder mis
convicciones políticas ni apartarme de lo que yo pienso. Voy a
tener por lo tanto, desde ese punto de vista, el diálogo más
franco y él sabe que hablando con un hombre que es muy cercano
al presidente del otro partido de la Alianza. Por supuesto, yo tengo una
relación con Chacho de 30 años; compartí su trayectoria
política y además tengo un vínculo personal. En ese
sentido, va a tener un interlocutor confiable.
¿Cómo toma el hecho de que De la Rúa no haya
aceptado de entrada su nominación para la Secretaría General
de la Presidencia y la demora en su nombramiento?
No lo tomo de ninguna manera. Según lo que comentan en la
Casa de Gobierno, De la Rúa nunca puso una objeción a mi
nombre. Es cierto que el primer ofrecimiento fue a un hombre del Frepaso
y tenía una identidad, que era Darío Alessandro, en función
de que es un hombre con un mayor protagonismo político que yo,
es el presidente del bloque de diputados de la Alianza y porque, además,
es un hombre muy cercano a Chacho. El Frepaso hizo el análisis
de que Darío no podía dejar el bloque porque estaba cumpliendo
un rol muy destacado en la articulación de nuestros propios legisladores
y de los legisladores de la Alianza y que ese espacio no lo podíamos
dejar porque Darío resultaba imprescindible ahí. A partir
de ese análisis, surge mi nombre en función de que yo tengo
una buena articulación dentro del Frepaso y no respondo a ninguna
línea interna. Por mi ubicación como presidente de la Fundación
Auyero tengo, además, contacto con todos los técnicos y
funcionarios que están en el Gobierno y con todos los legisladores.
¿Cómo puede llegar a pesar en la relación con
los radicales su gestión como secretario administrativo de la Cámara
de Senadores al lado de Alvarez?
El radicalismo, cuando yo terminé mi gestión en el
Senado y renuncié en forma indeclinable el mismo día que
renunció Chacho, me ofreció continuar en el cargo. El presidente
provisional del Senado, (Mario) Losada, vino a mi oficina y habló
por teléfono, además, con Chacho Alvarez para pedir que
yo continuara en el cargo. El presidente del bloque radical, Jorge Agúndez,
me planteó que yo continuara en el cargo porque ésa era
la decisión unánime de la bancada de la UCR. Por lo tanto,
los cuestionamientos que pueda hacer algún senador no tienen, en
realidad, fundamentos.
Ahora, desde el Senado hubo algún cuestionamiento a su designación.
Puede haber algún senador que me haya cuestionado, puede
ser. Ahora: yo separé muy bien lo que fue la gestión administrativa
de la gestión política del Senado; alta identificación
con Alvarez en la gestión política y un rigor técnico,
la máxima transparencia y la mayor austeridad en la gestión
administrativa; en eso no me pueden cuestionar. Por supuesto, alguien
puede decir que no les di los nombramientos que querían o que fui
muy estricto en el control de los gastos, pero yo fui a eso: a que el
Senado transparentara lo más posible su gestión. Me pueden
cuestionar que di a publicidad las listas de empleados, pero me parece
una cosa absolutamente normal que la ciudadanía conozca quiénes
son los que trabajan en una institución oficial porque, en realidad,
es la ciudadanía quien les paga.
¿La función de nexo entre De la Rúa y Alvarez
no le resultará un tanto dura, en función de las diferencias
planteadas entre el radicalismo y el Frepaso?
Esa no va a ser mi principal función, pero creo que el destino
de la UCR y el destino del Frepaso no están desvinculados del destino
de la Alianza. El fracaso del gobierno de la Alianza creo que va a impactar,
por lo tanto, sobre los dos partidos. Se debe hacer el mayor esfuerzo
para que la Alianza tenga una articulación correcta y que pueda
ser exitosa en la gestión y cumplir con los compromisos que se
asumieron cuando se ganó en octubre del 99.
¿Y cuál será su principal tarea en la Secretaría
General de la Presidencia?
Me voy a concentrar en el rol político. La Secretaría
General de la Presidencia tiene dos áreas: la administrativo-burocrática
y la política. Concentrarme en la gestión política
significa concentrarme en la elaboración de proyectos, en la participación
de las reuniones de gabinete, en impulsar las políticas para que
el Gobierno sea eficaz y avance en esa dirección.
Su perfil más conocido, sin embargo, es el técnico.
No, no; yo no soy un cuadro político que además incorporo
la técnica porque vengo de la gestión privada durante muchos
años, la dejé en el 99. Por ahí eso me da un
matiz diferencial, pero yo no me defino como un técnico. Además,
no creo en la diferencia entre los políticos y los técnicos.
Hoy, cuando uno llega al Gobierno, debe tener una concepción política
fuerte que lo respalde y le dé marco conceptual y, además,
capacidad para gestionar. Está demostrado que los técnicos
desprecian a los políticos y se equivocan porque terminan siendo
técnicos que gestionan sin concepción; después están
los políticos que desprecian a los técnicos y terminan siendo
políticos que no pueden ser eficaces porque les faltan las herramientas
de gestión.
¿Si tuviera que recurrir a un ejemplo para adelantar su estilo
de secretario general de la Presidencia, a qué antecesor suyo citaría:
al menemista Alberto Kohan o a Jorge de la Rúa?
No, no. El estilo de Ricardo Mitre.
¿Qué le dijo De la Rúa cuando le confirmó
su decisión de designarlo? Que entre los nombres que habían
analizado, habían elegido el mío; que tenía un buen
concepto de mí y que íbamos a discutir los planes de la
Secretaría General juntos. Tuvimos un buen diálogo y me
expresó la preocupación porque la gestión del Gobierno
tenga un dirección exitosa en la resolución de los temas.
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