Una fuerte explosión en un humilde barrio de la ciudad correntina
de Paso de los Libres sacudió la modorra de todos los vecinos,
pero la sensación de sorpresa inmediatamente se transformó
en horror cuando se conocieron las consecuencias de la detonación:
una nena de ocho años murió al estallar un muñeco
cargado con explosivos que alguien arrojó en el patio de su casa,
mientras jugaba con su hermanito de dos años, que resultó
herido. Aunque las investigaciones no arribaron aún a ninguna conclusión,
fuentes policiales confiaron a Página/12 que el principal sospechoso
del atentado es un hombre de apellido Espinoza, a quien el padre de la
nena fallecida le había alquilado su auto para trabajar de chivero,
oficio que consiste en pasar mercaderías de un lado al otro del
puente internacional que une Corrientes con la ciudad brasileña
de Uruguayana. Espinoza no pagó, fue denunciado y tuvo que devolver
el auto, no sin antes amenazar diciendo: El coche no lo vas a poder
disfrutar.
La tragedia ocurrió a las 18 del jueves, cuando María Angélica
Benítez, una nena de ocho años, jugaba en el patio mientras
su padre se bañaba para ir a su trabajo y su mamá, ocupada
en sus tareas de ama de casa, lavaba la ropa dentro de la vivienda. La
casa está ubicada en la esquina de Maestro Llanos e Irigoyen, en
una humilde zona de la localidad conocida como Barrio Coral, una de las
tantas manzanas del Plan Arraigo. Tan humilde que la mayoría de
las casas son de madera, como la del lote 28 que ocupa el matrimonio Benítez
junto a sus, ahora, seis hijos. Mientras María jugaba junto a su
hermano Leonardo, de dos años, alguien desde las inmediaciones
de la casa arrojó en el patio junto al viejo Chevy que estaba
allí estacionado un muñeco, al que la nena recibió
como un milagroso regalo: lo abrazó contra su cuerpo, pero el fatídico
juguete explotó y le causó la muerte a ella y heridas en
el pulmón a Leonardo.
El comisario mayor Luis Angel Vargas, a cargo de la investigación
y director de la Unidad Regional IV de Paso de los Libres una ciudad
fronteriza ubicada a 390 kilómetros de la capital correntina,
aseguró a este diario que todo nos hace presumir que estaríamos
frente a un irracional ajuste de cuentas o una venganza. Si bien
no hay detenidos, las principales sospechas recaen sobre una persona de
apellido Espinoza, por haber tenido un altercado días antes con
Leonardo Benítez, el papá de la nena.
Benítez de 34 años, igual que su mujer Norma Ledesma
subsistía con un sueldo magro de peón en un molino arrocero,
y pensó que su viejo Chevy podía ayudarlo a mejorar sus
ingresos: decidió alquilarlo a Espinoza, para trabajar en
el paso de chivero. El paso es el puente internacional que une la
ciudad de Paso de los Libres con Uruguayana, y chivero es el que trabaja
pasando mercaderías de un lado a otro de la frontera. Como Espinoza
no cumplía con el pago, Benítez lo denunció y la
policía lo obligó a devolver el auto. Después de
una discusión entre los dos hombres, Espinoza le devolvió
el Chevy al grito de: No lo vas a poder disfrutar. El coche
volvió a su viejo lugar en el patio de la casa, donde ocurrió
la tragedia. Fuentes de la investigación adelantaron a Página/12
la inminente detención de Espinoza
En un momento se barajó la posibilidad de que se tratara de un
atentado organizado por una supuesta mafia de Uruguayana,
dado el uso del auto para cruzar la frontera, pero en principio el comisario
Vargas desestimó esa hipótesis, aunque aclaró que
no se descarta ninguna línea en la investigación del
caso. Los investigadores aún no pudieron establecer si el
artefacto explosivo era de fabricación casera o militar.
Los vecinos del barrio, testigos del hecho, relataron que de la niña
solamente quedó reconocible una parte de la cabeza y la espalda,
y que sus restos se esparcieron en un radio de 50 metros a la redonda.
El impresionante informe médico detalló que la pequeña
sufrió traumatismo de cráneo con pérdida de
masa encefálica, traumatismo de tórax y abdomen, amputación
de ambas piernas y brazos y pérdida de partes blandas y óseas
en cadera. El mismo informe indicó que Leonardo, el chico
de dos años,tiene una esquirla en un pulmón pero está
fuera de peligro. El nene se encuentra internado en el Hospital
Regional de la ciudad, pero en poco tiempo le darían el alta.
María Angélica fue enterrada ayer por la mañana en
el cementerio local Santa Cruz, en medio de la conmoción de su
familia y la indignación de los pobladores de Paso de los Libres,
que desde ayer reclaman justicia para que se detenga a los autores del
hecho. El juzgado local caratuló la causa como explosión
seguida de muerte.
Producción: Hernán Fluk
CATORCE
AÑOS A UN POLICIA POR MATAR A UN JOVEN
Condena contra el gatillo fácil
Por A.O.
La sala del Tribunal Oral de
La Matanza tiene una capacidad para unas 50 personas. Pero media hora
antes del inicio de la audiencia, una custodia de 40 policías ocupaba
casi todos los lugares. Decenas de personas se quedaron sin poder escuchar
la lectura del fallo contra un policía acusado de matar sin motivo
alguno a un joven en Ciudad Evita. El bonaerense de gatillo fácil
fue condenado a 14 años de prisión. Y lo que sí se
escuchó desde afuera fueron los gritos e insultos de los familiares
del muchacho, disconformes con una sentencia que consideraron demasiado
leve.
El caso es paradigmático del gatillo fácil. El 15 de enero
de 1998, Walter Repetto estaba en su auto a la espera de un amigo a metros
de la esquina de El Lapacho y El Carpincho, en Ciudad Evita. El cabo Juan
Docampo, ex miembro del Cuerpo de Infantería de La Matanza, salió
a la calle (estaba en una remisería visitando a su novia), sacó
su arma e inició una caminata hacia el auto sin identificarse.
Walter arrancó en ese momento: o justo había decidido hacerlo,
o vio acercarse al policía y lo creyó un ladrón.
Docampo estaba en ojotas, short y musculosa, con una barba de tres días.
Cuando Walter emprendió la marcha, el cabo disparó.
La familia de Walter, representada por los abogados Daniel Stragá
y Sandra Macauda (de la Coordinadora contra la Represión Policial
e Institucional) había pedido en el juicio que se condene al ahora
ex policía a 20 años de prisión. El fiscal Miguel
Francillo pidió 16. El fiscal sostuvo que el policía imaginó
una situación, se hizo una película y creyó que tenía
que defender la remisería, aunque para el resto de los presentes
no hubiera un peligro evidente. Y consideró como agravante
para el homicida el hecho de que se tratara de un miembro de una fuerza
de seguridad. El abogado defensor, en tanto, pidió una pena menor
por homicidio culposo: la fracasada estrategia fue argumentar
que Docampo disparó por accidente cuando creyó que el coche
de Walter se le iba encima.
Finalmente, ayer el Tribunal Oral de La Matanza lo condenó por
homicidio simple a 14 años de prisión. Los jueces
consideraron que hubo dolo directo y que el tiro fue voluntario, pero
entendieron que, como atenuantes, el ex policía gozaba de buena
imagen vecinal y no tenía antecedentes penales.
Los familiares, sin embargo, no coincidieron con esa interpretación.
Hubo una situación de alevosía total, un estado de
completa indefensión. No hubo ninguna agresión ni nada que
pudiera interpretarse de esa manera, explicó a este diario
la abogada María del Carmen Verdú. Por eso, cuando terminó
la lectura del fallo y el policía fue velozmente retirado de la
sala, los familiares estallaron. Al grito de asesino, asesino
le siguieron otros contra la Justicia, a la que acusaron de encubridora
y cómplice. En el rápido cálculo que
hicieron los familiares, el policía condenado podría salir
en libertad en cuatro años, debido a que ya lleva más de
tres detenido sin sentencia firme y se le puede computar la ley del dos
por uno.
Afuera de la sala, el griterío era seguido por la muchedumbre que
había quedado sin entrar: una larga lista de familiares de víctimas
de otros casos de gatillo fácil, llegados de todo el conurbano
para brindar su apoyo a la familia Repetto.
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