Por primera vez en cinco años, la organización separatista
vasca ETA apuntó ayer directamente a la Ertzaintza (policía
autónoma vasca), matando a un agente, Iñaki Totorika Vega,
de 25 años, que patrullaba con otro en la localidad guipuzcoana
de Hernani. Un coche bomba estalló a la 0.40 después de
que dos policías detuvieran su vehículo en la rotonda de
Zinkoenea tras recibir una llamada que los alertaba de que estaban ardiendo
unos contenedores. La vida del segundo ertzaina, de 36 años, que
sufrió heridas de diversa consideración, no corría
peligro. El contexto de esta operación es la carrera para las elecciones
autonómicas, que fueron adelantadas para el 13 de mayo, y donde
las encuestas reflejan consistentemente la posibilidad de que los nacionalistas
pierdan el poder por primera vez en 20 años de democracia.
La zona en la que se produjo el atentado contra la patrulla de la Ertzaintza
acababa de ser escenario de disturbios, motivo por el cual ambos agentes
habían acudido a la zona tras recibir una llamada alertando de
que algunos contenedores estaban ardiendo, según manifestaron fuentes
de la investigación. Cuando los ertzainas llegaron a la rotonda
de Zinkoenea, alrededor de la 0.40, los etarras hicieron estallar el coche
bomba, un Kia Shuma, del que habían sospechado los policías.
Desde que rompió la tregua, en diciembre de 1999, ETA ha matado
ya a 27 personas. La de ayer es la tercera víctima mortal desde
que el lehendakari (presidente autónomo vasco), Juan José
Ibarretxe, convocara a elecciones para el 13 de mayo. Ibarretxe reaccionó
ayer ante el redoble de la violencia dirigiéndose a sus autores
en estos términos: La sociedad vasca nunca os ha dicho que
dejéis de defender vuestras ideas. Os ha dicho una y otra vez que
las defendáis sin pegar tiros, sin matar a nadie, que os comportéis
como personas y no como animales.
El atentado se produjo sólo unas horas después de que ETA
robara 1600 kilos de explosivos en un polvorín de Grenoble (Francia)
y en pleno apogeo de la violencia callejera desatada por los simpatizantes
de ETA tras la reciente detención de 15 dirigentes de la organización
juvenil radical Haika. El hecho también ocurre una semana después
de que la Ertzaintza llevara a cabo varias operaciones policiales contra
ETA, que según la versión oficial supuso la completa desarticulación
del comando Totto, uno de los grupos que componen el denominado complejo
Donosti, el comando más activo. El pasado 23 de febrero, 15 personas,
entre ellas un miembro liberado de ETA, fueron detenidas por la Ertzaintza
en Guipúzcoa, en una operación policial desarrollada a las
pocas horas de un atentado contra el centro de menores de Zumárraga.
Pero el contexto más significativo de los hechos quizá sea
el político, con unas encuestas que apuntan en general a la primera
derrota en 20 años de las fuerzas nacionalistas vascas moderadas
en las elecciones del 13 de mayo y a la posible constitución ulterior
de algún tipo de alianza de gobierno entre el Partido Popular (centroderecha,
del presidente del gobierno español José María Aznar)
y los socialistas. El supuesto tradicional de una mayoría nacionalista
automática, entre moderados como los del Partido Nacionalista Vasco
e intransigentes como los de Euskal Herritarrox (expresión política
de ETA), fue deteriorándose durante todo el año 2000, después
de que ETA pusiera fin unilateralmente a su tregua en 1999 e iniciara
una cadena de atentados en serie. En esta nueva forma de la lucha independentista,
la organización amplió su espectro de blancos considerados
legítimos, lo que incluyó no sólo a policías
y militares españoles sino a los políticos autonomistas
del País Vasco, un empresario, un fiscal, un médico militar,
un funcionario de prisiones, un juez, un cocinero de la Marina y dos trabajadores
de una empresa eléctrica que fueron muertos por una bomba que estaba
apuntada a un edil socialista.
Bajo la presión polarizadora de la ola de terror, la difícil
posición intermedia de los nacionalistas moderados se fue erosionando,
con el consiguiente resultado de un aumento en las encuestas para el socialismo
y la centroderecha. Aznar, que había venido buscando con tesón
el adelanto de las elecciones para aprovechar la oportunidad, vio su sueño
realizado cuando Ibarretxe, convencido de que no podía seguir gobernando,
finalmente tiró la toalla y convocó la semana pasada las
elecciones anticipadas. Su autoconfianza llegó tan alto que designó
a Jaime Mayor Oreja, su ministro del Interior, como candidato a presidente
vasco.
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