Por Claudio Zlotnik
Ricardo López Murphy
y sus colaboradores más estrechos siguieron diagramando ayer, herméticamente,
el paquete económico que sería anunciado en las próximas
horas. Después de la triple promesa pública de Fernando
de la Rúa de que no se bajarán salarios ni se despedirán
empleados estatales ni se aumentarán impuestos, el equipo económico
está buscando la manera de achicar el gasto público para
poner en caja el desvío fiscal sin que ello implique apartarse
del mandato presidencial. Bajo el comando del ultraliberal Manuel Solanet,
la Secretaría de Reforma Administrativa será decisiva al
momento de conformar el ajuste. A pesar de la afirmación del jefe
de Estado, la tijera volverá a pasar por la administración
pública. Se están analizando cierres y fusiones de distintas
reparticiones y una poda en los contratos que celebra el Estado con proveedores
de servicios. Al mismo tiempo, López Murphy saca cuentas para ver
si puede anunciar una marcha atrás respecto del último impuestazo.
La designación del hombre de FIEL en Economía puso al Gobierno
en un brete. Por un lado, la nominación del economista preferido
por el establishment generó entusiasmo en los mercados, que apuestan
a que López Murphy haga valer su currículum de años
para combatir en forma decidida el déficit fiscal a través
de un fuerte recorte del gasto público. Defraudar esa expectativa
podría generarle un fuerte dolor de cabeza al ministro.
Pero, por otro lado, figuran las necesidades de la Alianza de cara al
test electoral del octubre. Si esta semana el dream team de la city presenta
en sociedad un nuevo ajuste (el tercero desde que asumió la Alianza),
las aspiraciones electorales se calcinarían. Y también,
muy probablemente, el objetivo de sacar del pozo recesivo a la economía.
Ningún funcionario de la Casa Rosada olvida que la sobreactuación
fiscalista de José Luis Machinea, anunciando el aumento de impuestos
del 99, liquidó la tibia recuperación económica
que se vislumbraba en aquel momento.
Los mercados ya dieron a conocer su menú preferido
la última semana. El riesgo país se disparó junto
con el rumor de que López Murphy se volvía a su casa porque
no encontraba plafón político. Y, súbitamente, los
financistas cambiaron de humor cuando supieron que el equipo económico
estaba integrado por reconocidos economistas de la ortodoxia. Ayer, los
Murphy Boys buscaban el punto de equilibrio entre contentar a la city
y no presentar el paquete como un nuevo ajuste que entierre cualquier
expectativa de mejora económica. Un reconocido consultor económico
analizaba la situación de esta manera: El paquete no va a
ser ni el no, no y no de De la Rúa ni la cara de bulldog
que tiene López Murphy. Estará en un camino intermedio,
graficó en diálogo con este diario.
La decisión de eliminar gastos del Estado por entre 1200 y 1500
millones de pesos anuales ya está tomada. El mecanismo también.
La cuestión es por dónde pasar la podadora. Y esto es lo
que hoy seguirá analizando el equipo. Según pudo saber este
diario, habrá cierres y fusiones de distintas reparticiones públicas,
incluyendo secretarías y subsecretarías. La cuestión
es que, inevitablemente, este procedimiento implica la eliminación
de puestos de trabajo. Pero para no desobedecer la orden presidencial,
en Economía estarían barajando la posibilidad de abrir listas
de retiros voluntarios y adelantar jubilaciones del personal afectado
por las medidas.
Por otra parte, se pusieron bajo la lupa los gastos del Estado en materia
de consultorías externas y las contrataciones por tiempo determinado
que se hacen con diversos proveedores. Estos contratos, generalmente de
tres meses de duración, muchas veces se renuevan en forma automática
y las erogaciones, que deberían ser temporarias, terminan siendo
permanentes. En muchos casos, esta práctica implica la existencia
de ministerios paralelos. A los contratados se les asignan sueldos de
entre 4000 y 5000 pesos. Debería ponerse límite a esta exageración,
señaló a este diario un reconocido economista que pidió
el anonimato. Por otra parte, según trascendió, en el Palacio
de Hacienda estarían estudiando la postergación de algunas
obras del Plan de Infraestructura que deben empezar a licitarse el mes
que viene. Alertado sobre la versión, Miguel Saiegh, titular del
fondo bonaerense que administra el Plan en esa jurisdicción, se
opuso a cualquier prórroga.
Consultados por este diario, un grupo de economistas coincidió
en que López Murphy deberá completar sus anuncios con una
rebaja impositiva, como un intento por regenerar las expectativas de los
consumidores, lastimadas después de 32 meses de recesión
y un alto nivel de desempleo. En este sentido, tanto el ministro como
Daniel Artana, secretario de Hacienda designado, tienen la mira en los
aportes que pagan las empresas por sus empleados. Disminuir esa presión
impositiva, piensan, daría impulso a la creación de puestos
de trabajo y a la competitividad de la economía. También
apuntan a desmontar el impuestazo de Machinea. Más precisamente,
dando marcha atrás con el aumento en Ganancias a los empleados
en relación de dependencia, lo que equivaldría a poner en
el bolsillo de los afectados un total de 1500 millones de pesos anuales.
Lo que aún no se definió es si esa medida podría
aplicarse de inmediato o recién a partir del próximo año.
El economista cavallista Juan Carlos Kusznir fue tajante: Si el
nuevo ministro se limita a bajar gastos corre el riesgo de aumentar la
conflictividad social. Hay que bajar impuestos. Sería lo más
importante para fomentar el consumo y la producción. Aunque no
creo que en este tema la gente de FIEL actúe agresivamente, como
se debería, porque son muy fiscalistas, alertó en
diálogo con Página/12.
En principio, la idea de López Murphy es dar los anuncios el miércoles
o jueves. A menos que las ansiedades se agiganten o los mercados vuelvan
a presionar. Por ahora, en su agenda, sólo figura tomarle juramento
a su equipo, lo que ocurrirá mañana a las 11 en la Casa
Rosada, con la presencia de Fernando de la Rúa.
Uno distinto en el
equipo
El frepasista Enrique Martínez, integrante del equipo económico
desde la Secretaría Pyme, advirtió ayer que en la
Argentina ya no hay margen para un nuevo ajuste. Y le
envió un claro mensaje a su jefe en el Ministerio, Ricardo
López Murphy: Ser un técnico sin visión
política lleva al fracaso, alertó en declaraciones
radiales.
Martínez fue tajante cuando lo consultaron acerca de si el
próximo paquete económico podría incluir rebajas
de salarios y despidos en la administración pública.
No hay margen para ningún tipo de ajuste de esa naturaleza,
precisó. Para añadir que en todo caso habrá
que ajustar sobre la ineficiencia del Estado.
El funcionario del Frepaso se encargó de dejar en claro que
ese partido no apoyará las políticas de ajuste. Es
necesario encontrar una senda de crecimiento porque hay que darle
satisfacciones a la gente. Que para eso nos votó, señaló,
marcando una clara distancia de la postura ortodoxa de sus colegas
en el gabinete económico.
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LA
SUCESION EN EL BCRA FUE TEMA EN OLIVOS
Lagos o Marx, al lugar de Pou
Por C. Z.
A pesar de las indefiniciones
en el plano económico, una semana después de la designación
de Ricardo López Murphy el Gobierno sigue preocupado por la suerte
de Pedro Pou. Ayer, Fernando de la Rúa mantuvo una larga reunión
con Chrystian Colombo, jefe de Gabinete, para analizar la situación
del banquero central. En medio de las presiones del mercado
por apurar la decisión de un nuevo ajuste del gasto público,
el Gobierno decidió bajarle el tono al conflicto generado en torno
de Pou por los casos de lavado de dinero. Mientras tanto, en los pasillos
del Banco Central ya mencionan como un hecho que Martín Lagos,
actual vicepresidente primero de la entidad, o bien Daniel Marx, confirmado
como secretario de Finanzas, ocupará el sillón de Pou no
bien la comisión bicameral recomiende la destitución del
actual titular del Central.
Tanto fuentes del cavallismo como del BC confirmaron a este diario que
el ex ministro de Economía no irá al Central porque
es un puesto que le queda chico. Y admiten que Cavallo prefiere
resguardarse en el banco de suplentes como eventual reemplazante de López
Murphy, en caso de necesidad y urgencia.
Martín Lagos es quien más chances tiene de reemplazar a
su actual jefe. Y tiene relación directa con López Murphy,
de quien fue socio en una consultora. Marx, en cambio, ya hizo saber que
no le interesa ir al BC. En Balcarce 50 creen que postulando a uno u otro
se estará dando una fuerte señal de que no habrá
cambios en las actuales líneas técnica e ideológica
del Central. Y, de esa manera, evitar un cimbronazo en el mercado en medio
de la crisis económica. De todas maneras, en la entidad especulan
que el nombramiento de Lagos o de Marx iniciará una suerte de transición
hasta que, más adelante, el Gobierno designe un técnico
más afín.
En la Casa Rosada, una vez designado el nuevo titular del Palacio de Hacienda,
prefirieron bajarle los decibeles al conflicto en el Banco Central. Aunque
existe preocupación por la situación de Pou, y el propio
jefe de Estado está buscando una salida que no provoque inquietud
en la city. Por lo pronto, ya decidió que no volverá públicamente
sobre el tema hasta tanto se expida la bicameral.
En el Central ya dan por segura la salida de Pou. El propio banquero admitió
frente a sus íntimos que se siente condenado. La única
duda que tienen en el círculo próximo a Pou es si éste
dará un paso al costado no bien la comisión de legisladores
recomiende su destitución, o bien esperará la decisión
del jefe de Estado.
El presidente del BC tiene cita con la bicameral el próximo miércoles.
Para defender su gestión, concurrirá con un informe de más
de 200 páginas en las cuales se brindan detalles sobre su accionar.
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