Por Sergio Moreno
Marcos Makón vive en
Belgrano, en una casa de clase media sin estridencias ni ostentación.
Lleva 20 años enredado en los laberintos de la administración
pública de este país y en el exterior y, de su paso por
diversas gestiones incluso en el Ministerio de Economía cuando
lo conducía Domingo Cavallo ha salido hacia adelante, siempre
ocupando cargos de mayor responsabilidad. Mañana asumirá
como ministro de Desarrollo Social con la doble finalidad de dar batalla
a la creciente pobreza, indigencia y exclusión de la Argentina
y, a la vez, armar la arquitectura de la más joven criatura de
su jefe político Carlos Chacho Alvarez, la Agencia Social. Algo
parecido a bailar con la más fea.
Makón habla despacio ayer un poco más porque estaba
afónico de tanta charla y reunión de urgencia, es
amable y aún se lo nota tranquilo. Su discurso guarda remedos de
chachismo, atenuado por el conocimiento del Estado y de la administración
pública, y ya comienza a notársele la pátina ministerial
que lo cubrirá en apenas unas horas más. Pátina necesaria
para encarar el baile con esa chica, pobrecita, que nadie quiere sacar
a bailar.
Usted llega al Ministerio de Desarrollo Social en un momento de
transición para la cartera y cuando el país tiene indicadores
sociales calamitosos. ¿Se siente presionado?
Esta es una responsabilidad muy importante que asumo como un gran
desafío: diseñar una nueva institucionalidad de administración
de la inversión social. Si bien el gasto social está distribuido
entre los tres niveles de Gobierno y siempre las necesidades son mayores
que los recursos disponibles, debemos hacer un gran esfuerzo en mejorar
la gestión del gasto social. Y mi labor va a constar en la creación
de una nueva institucionalidad del gasto social que apunte a reducir los
gastos burocráticos, simplificar los procedimientos de entrega
de recursos con la participación de los propios beneficiarios y
también en una concertación con los gobiernos provinciales
y municipales. Este gobierno ha tenido una primera etapa organizativa
difícil y, por otro lado, el gasto social se ejecuta no sólo
a través de este ministerio sino también mediante las carteras
de Trabajo, Salud, Educación e Interior. Hay una gran atomización
de programas y nuestra política es concentrarlos.
Su designación, ¿es un intento por mejorar el gasto
social, es el producto del desgaste de Graciela Fernández Meijide
o ambas cosas?
En lo referido al gasto en general hay un problema muy serio de
gestión. Entiendo que el Presidente interpretó que puedo
ayudar a mejorar la gestión del gasto social, lograr mayor eficiencia
y eficacia. El Presidente me dijo ayer (por el viernes), cuando me hizo
el ofrecimiento formal, que es necesario optimizar la administración
del gasto social concentrando programas, agilizando la construcción
de la Agencia Social.
¿Por qué cree que Graciela no pudo hacerlo? ¿Por
falta de apoyo político, falta de fondos, inexperiencia, ineptitud,
operaciones políticas?
Hubo una primera etapa de organización del ministerio muy
compleja. Además, la construcción del programa Solidaridad
llevó bastante tiempo. Por otro lado, la parcelación de
prestación de servicios por distintos ministerios hace muy difícil
la administración. Creo que Graciela cumplió una etapa y
que ahora consideró necesario dar un paso al costado.
¿Cómo evalúa la gestión de Graciela?
Creo que sentó las bases fundacionales de una nueva política
social. Ahora es necesario implementarla y concretarla.
¿Por qué cree que ella no lo hizo?
Es muy poco el plazo. Los cambios de mecanismos de gestión,
de criterios de asignación y uso de los recursos públicos
implican un cambio cultural. Los plazos, todos los plazos, hay que acelerarlos.
Los plazos de los políticos suelen ser acotados, urgentes...
Ocurre que, tradicionalmente, el gasto social se ha usado en forma
clientelística. Y la fragmentación de programas en distintos
ministerios contribuye a eso. Porque a medida que hay recursos limitados
y fragmentación de programas significa que no estamos atendiendo
en forma integral a la población. Yo pienso promover una rápida
compactación de los programas del Ministerio y después,
a través de la Agencia, uno o dos programas que involucren recursos
que están en los otros ministerios.
¿Cómo se elimina el clientelismo?
Eliminando la discrecionalidad que puede tener un funcionario para
otorgar una prestación o subsidio a una persona sí y a otra
no. ¿Cómo logramos eso? Universalizando, es decir, tomar
un objetivo, una población y concentrar los recursos sobre esa
población en forma integral.
¿Quiénes son los que generan el clientelismo?
Aquellos niveles políticos que usan prácticas atrasadas
y que consideran que la política se puede seguir manejando con
prebendas, que consideran que se pueden obtener más votos cuando
se dan beneficios materiales, en épocas electorales. Son aquellos
que piensan que la política se maneja todavía con los conceptos
de las décadas del 30 y del 40, y que a través
de la entrega de alimentos antes de la campaña, o de algún
tipo de beneficio, van a conseguir votos. Son aquellos que consideran
que la sociedad argentina no tiene suficiente cultura para, a pesar de
tener grandes necesidades, no votar quienes representan mejor sus intereses.
Creo que son aquellos que están en la política chica.
Con esa definición no se salva casi ningún partido
político...
Bueno... Creo que, además de la creación de la Agencia
Social y de la reforma de la administración del gasto social, se
debe realizar la reforma política. El Gobierno presentó
al Senado un proyecto que tiene por objeto disminuir el costo de la política,
hacer más transparente la gestión de los recursos. En la
medida en que logremos bajar ese costo no va a ser necesario utilizar
recursos públicos con fines electorales.
¿Qué plazos maneja para concretar la Agencia Social?
En un mes vamos a presentar los programas que va a tener la Agencia.
En un plazo no mayor a los 90 días presentaremos la organización
de la Agencia, de manera que en el momento en que se esté elaborando
el presupuesto, se asignen los recursos de la Agencia que va a operar
en forma integrada a partir del 1º de enero de 2002. Esta semana
voy a presentarle al Presidente un proyecto de decreto estableciendo la
creación de la Agencia y los plazos que le he señalado,
con las funciones básicas que va a tener la Agencia. El 1º
de enero de 2002 va a culminar el proceso, la Agencia va a estar funcionando
al 100 por ciento. No obstante, este año vamos a proponer transferencia
de recursos hacia este Ministerio.
¿Qué le pidió el Presidente?
Que en la medida de las posibilidades concentre todos los esfuerzos
para estar permanentemente al lado de las necesidades de la gente, que
trate de recorrer el país para ver cuáles son las necesidades
de la gente in situ, y que logre construir en el plazo más corto
posible esta Agencia Social.
¿Se siente respaldado por el Presidente?
Plenamente respaldado.
Va a tener que pelearse con gobernadores poderosos, con algunos
de sus pares del Gabinete...
Cuento con ese respaldo político. Mantenerlo dependerá
de que pueda mostrar resultados concretos. Sé que esto me va a
generar problemas, porque la administración pública tradicionalmente
demostró una afición al feudalismo. Tenemos que trabajar
en una nueva institucionalidad en la administración pública
nacional y en las provincias para integrar esfuerzos. En materia de gasto
social es necesario que haya alguien responsable de atender a un sector
de la sociedad que está en la indigencia. Esa responsabilidad el
Presidente me la asignó a mí.
¿Y qué le pidió Chacho Alvarez?
Me dijo que ésta era una gran oportunidad, que tenía
que verlo como un miembro de uno de los partidos de la Alianza y como
parte del Gobierno. Me dio su apoyo irrestricto. Que creía que
yo podía implementar bien su idea de crear la Agencia Social. Y
que no tome esto en forma solamente personal sino como representante del
Frepaso.
Usted reemplaza a una ministra frepasista, deberá concretar
la idea de Alvarez, el presidente del Frepaso. Ello en medio de una tensión
entre los partidos de la coalición. ¿Siente esto como una
presión extra?
Mi designación, la incorporación de Graciela a la
vicejefatura de Gabinete, la de (Ricardo) Mitre como Secretario General
de la Presidencia y, además, todos los cuadros del Frepaso que
están en importantes cargos en el Gobierno significan un fortalecimiento
de la Alianza. Si bien Chacho no está en el Gobierno apoya firmemente
la política de la Alianza. Somos parte del Gobierno y tenemos responsabilidades
que cumplir. El Frepaso tiene la responsabilidad primera en materia social.
La incertidumbre alrededor de lo que podrían ser las medidas
que proponga Ricardo López Murphy ha creado expectativas y algún
silencio. Si López Murphy propone un plan acorde a lo que ya se
conoce de su pensamiento económico, la Alianza va a crujir...
Hay una expectativa sobre el plan económico, no sólo
en el Gobierno sino en toda la sociedad. Pero como ya adelantó
López Murphy, el plan tiene que apuntar al crecimiento económico,
que es una herramienta fundamental para mejorar la situación de
la población. En la medida que se impulse el crecimiento económico
se facilita la labor en el campo social. Es evidente que dentro de esta
política no es posible bajar el gasto social.
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