Por Roque Casciero
Teatro Opera, setiembre de 1992.
El tecladista Lyle Mays está por hacer su primera presentación
en Buenos Aires. Antes del hombre clave del Pat Metheny Group y su banda
sale a escena un guitarrista y cantante llamado Robben Ford, en cuyo currículum
podía leerse que había acompañado a Miles Davis,
George Harrison, Joni Mitchell y Bob Dylan, entre otros, y que había
fundado la banda jazzera Yellowjackets, antes de volcarse al blues.
Ninguno de los que estuvieron en el Opera especialmente Mays
se olvidarán de que Ford y su power trío se robaron la noche
a pura polenta.
Más de ocho años después, Ford vuelve a tocar en
Buenos Aires. Esta vez será en La Trastienda (jueves, viernes y
domingo próximos), con la excusa de presentar su último
disco, Supernatural, publicado en 1999. Aunque mi público
prefiere que me mantenga cerca del blues, ese álbum es muy variado,
porque me gustan muchos estilos, admite el guitarrista en una entrevista
telefónica con Página/12. Ahora estoy trabajando en
otro disco, pero estará más volcado al blues y el R&B.
Ahí tengo ganas de compartir las voces con varios cantantes invitados
y también hacer algunos instrumentales.
En Ukiah, California, Ford creció rodeado de música, porque
su padre era guitarrista y su hermano mayor, baterista. A los 10 años
eligió el saxo como instrumento, pero a los 13 cambió de
idea. En ese entonces estaba en una banda de desfiles, pero mi hermano
mayor trajo una guitarra para mi hermano menor (que después se
hizo arpista) y empecé a tocar un poco. Nunca tomé lecciones.
Mi padre me enseñó algunos acordes y después trataba
de repetir lo que escuchaba en los discos. La mayoría de los acordes
jazzeros los aprendí de un libro. Así llegó un momento
en que se convirtió en mi instrumento principal, en el que más
me interesaba.
Los tres hermanos armaron la Charles Ford Band, llamada así en
homenaje a su padre. Apenas cumplió los 18, Robben se mudó
a San Francisco y más tarde a Los Angeles, donde comenzó
su carrera como músico de sesión. Uno de sus primeros trabajos
profesionales fue integrar la banda de Joni Mitchell, nada menos. Fue
en 1974, cuando la cantante grabó el disco en vivo Miles of aisles
y el monumental The hissing of summer lawns. En ese momento, Joni
estaba en la cima de su carrera, recuerda Ford. Era una artista
fantástica, una vocalista brillante. Su música era tan interesante
y llena de potencial que era una delicia trabajar con ella. Cuando empecé
no sabía bien cómo iba a encajar en esa clase de música,
porque nunca había tocado cosas tan sofisticadas. Al principio
se me hacía todo difícil, porque estaba aprendiendo, pero
todos los músicos eran muy amables conmigo... a pesar de que cometía
muchos errores. Afortunadamente, tenían mucha fe en mí.
Y con el tiempo mejoré bastante.
Después de tocar con Mitchell, Ford aceptó otra oferta tentadora:
George Harrison lo convocó para la única gira que hizo hasta
el presente, de la que también participaban Ravi Shankar y la Indian
Orchestra. En ese tiempo yo era joven y tímido, así
que no era demasiado sencillo enchufar la guitarra frente a un beatle.
Pero, si tenés demasiado miedo, no podés hacer nada. Entonces,
supongo que pasaba por arrogante cuando se trataba de hacer música,
concede el guitarrista. A fines de los 70, editó su primer disco
solista, The inside story. Para grabarlo, había formado una banda
con varios músicos de jazz que luego decidieron seguir juntos,
con Ford como invitado. Eran los Yellowjackets, cuya última encarnación
tocó en Buenos Aires el año pasado. Todavía
me encuentro con (el tecladista) Russell Ferrante de vez en cuando y en
estos días compartiré una sesión de grabación
con (el bajista) Jimmy Haslip. Aunque teníamos gran conexión
en lo musical, a mí me interesaba hacer lo que hago ahora, que
es blues y R&B.
Blues y rhythmnblues: en 1988 apareció Talk to your
daughter, que consiguió una nominación al Grammy, y en el
92 publicó su primer trabajojunto a The Blue Line. Con esa
banda también grabó
Mystic Mile y Handful of blues, pero eligió a los integrantes de
The Xpensive Winos (el grupo de apoyo de Keith Richards en sus escapadas
solistas de los Stones) para Tiger walk, en 1997. Sin embargo, en 1985,
antes de que encontrara definitivamente su voz como compositor blusero,
Ford había tenido una recaída en los terrenos del jazz:
no era para menos, quien lo convocó fue Miles Davis. Pero tocar
con el genial trompetista no era un lecho de rosas. Era un tipo
aterrador, tenía una presencia intimidante, afirma el guitarrista.
El lo sabía y le gustaba intimidar a los otros. Lo hacía
para provocar una reacción, para que los demás tuvieran
confianza en sí mismos. Me di cuenta enseguida de lo que él
trataba de hacer y lo enfrenté. A él le gustaba eso, no
quería que sus músicos lo veneraran hasta el punto de convertirse
en sus esclavos. Y si no lo entendías, se enojaba mucho. De todos
modos, tocar con Miles fue como la coronación de mi carrera.
Sir Paul no se detiene
Antes de que termine este año, Sir Paul McCartney habrá
editado un nuevo disco, que él mismo producirá junto
a David Kahne, y también un disco en vivo de Wings. El nuevo
álbum incluirá un homenaje en forma de himno a su
esposa Linda, que falleció víctima del cáncer
en 1999. Además de este disco solista, McCartney está
preparando una antología en forma de cd doble de Wings, su
banda con la que tuvo éxitos como Band on the run
y Live and let die (tema que fue parte de la banda de
sonido de ese film de James Bond). El doble se llamará Wingspan
y estará en la calle el 8 de mayo, acompañado por
un documental para TV con el mismo título, dirigido por la
hija mayor de McCartney, Mary. El primer cd, llamado Hits, contendrá
los más grandes éxitos de Wings. El segundo, History,
tendrá 22 canciones, incluyendo Tug of War y
Let me roll it, además de una nueva mezcla de
No More Lonely Nights. El precio del álbum doble
será el de un único cd. Siempre me interesa
hacer valer el dinero, le dijo McCartney a la revista Billboard.
Tenés toda esta música, más de dos horas
y media de canciones, por el precio de un álbum simple.
Acompañando esta antología doble, se editará
en el verano europeo un box set de Wings con rarezas, temas inéditos
y algunas canciones en vivo. Por otro lado, McCartney relató
que, durante la Navidad pasada, escuchó 1, la antología
de Los Beatles que vendió 23 millones de copias. Me
pareció un disco fantástico, precioso, dijo.
Pensé mierda, esto es bueno.
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UNA
NUEVA ELECCION DE LA CANCION DEL SIGLO
Over the rainbow, la mejor
Over the rainbow,
cantada por Judy Garland en la película El mago de Oz, resultó
la mejor canción del siglo XX, según una encuesta
organizada por la Asociación de la Industria Discográfica
de Estados Unidos (RIAA) y la Fundación Nacional para las Artes.
En la lista de las cinco canciones más apreciadas del siglo,
en esta selección siguen White
Christmas, compuesta por Irving Berlin y popularizada por Bing Crosby,
la canción socialista This land is your land, del trovador
folk Woody Guthrie, Respect, compuesta por Otis Redding y
cantada por Aretha Franklin, y American pie, de Don McLean.
Otras tantas, está claro, quedaron relegadas en la elección.
(I cant get no) Satisfaction, de los Rolling Stones,
elegida el año pasado como la canción del siglo por BBC
y el canal de videos VHI, ocupó el decimosexto lugar. Yesterday,
otra fija para este tipo de recuentos el año pasado ganó
una compulsa de la revista Rolling Stone y el canal MTV, aparece
en un oscuro 56º lugar. Ni que hablar de Like a rolling stone,
de Bob Dylan, ubicada en el puesto 92.
De la consulta participaron unos 1200 votantes, incluidos críticos
musicales, los 50 gobernadores de otros tantos estados de los Estados
Unidos, el ex presidente Bill Clinton y el beatle Paul McCartney. De una
lista inicial de 18.000 canciones, compiladas por el veterano periodista
estadounidense Robert Oermann en colaboración con otros colegas,
quedó finalmente una lista de 1100, divididas de acuerdo con la
década en la que fueron compuestas. La canción del
siglo XX es parte de un proyecto desarrollado en cooperación
con la firma Scholastic, que dará acceso a las canciones a unos
10.000 escolares por medio de quien marca la nueva melodía de este
siglo: el conglomerado America Online-Time Warner.
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