Por Pablo Plotkin
El de Barbie es un universo
manejado por las mujeres, en el que ellas son las reinas en tanto que
los hombres son sus zánganos. (M. G. Lord, periodista y socióloga
norteamericana, en su ensayo Barbie por siempre: la biografía no
autorizada de una muñeca real.)
La malsana flexibilidad
de esas muñecas, su belleza destructora y su casi desnudez afectan
el espíritu y la moralidad de los niños. Son la perfecta
representación de la cultura satánica y perversa de Occidente.
(De un editorial de Sobh, publicación integrista iraní.)
La Barbie es porno. Tiene
esa imagen pornográfica instalada en el inconsciente colectivo.
Eso es extraño. (Albertina Carri, cineasta argentina, autora
del corto animado Barbie también puede eStar triste.)
Barbie se pasa los días encerrada en su mansión de juguete,
llorando porque su marido, ese yuppie llamado Ken, se revuelca en la oficina
con Arbie, una complaciente secretaria con la voz de Divina Gloria. Teresa,
la mucama de la mansión, es una morocha desatada que se propuso
consolar a la patrona a como dé lugar. La frágil y melancólica
Barbie con las cuerdas vocales de Juana Molina sucumbirá
a los encantos de la paraguaya bisexual, cosa que acabará con los
nervios del impiadoso Ken (vocalizado por el español Eusebio Poncela).
Esa podría ser una sinopsis del melodrama porno que escribió,
dirigió y produjo Albertina Carri, la joven directora cuyo primer
largometraje No quiero volver a casa se estrenó hace
algunas semanas en los cines de Buenos Aires.
Barbie también puede eStar triste es algo así como la concreción
de una fantasía que da vueltas por la cabeza de mucha gente desde
que, en 1959, una tal Ruth Handler le vendió la figura de una rubia
escandalosamente perfecta (de acuerdo con los parámetros de belleza
occidental) a la empresa californiana Mattel. Así parecen coincidir
los iraníes conservadores, la socióloga Lord y la autora
del corto. Esta tal Barbie es mucho más que una muñeca:
representa las dos caras del mundo moderno occidental decadencia
y esplendor esculpidas en un par de decenas de centímetros,
una melena platinada y una cintura del ancho de un pulgar.
Handler, la madre de la criatura, escribió en su autobiografía
Dream Doll: The Ruth Handler Story: A Barbie sólo le importa
la ropa. La mente de Barbie está llena nada más que de citas
para el sábado a la noche y/o planes de casamiento y cosas por
el estilo... Mi respuesta es que, si es así, ello se debe a que
la chiquita que está jugando con ella elige concentrarse en estas
facetas de la vida de una mujer.
Albertina Carri nunca tuvo una Barbie. Tenía otras muñecas.
La idea estaba ahí, en el aire, la podría haber atrapado
cualquiera, pero fue ella quien, en 1998, escribió un bosquejo
de guión para un cortometraje porno protagonizado por la diva de
plástico y sus compañeritos de juego. En el 99, Carri
presentó el proyecto en la Fundación Antorchas, consiguió
el subsidio y empezó a trabajar. Compró algunas muñecas,
pidió prestadas a las hijas de sus amigas, dotó a los muñecos
de órganos sexuales y mandó diseñar los decorados.
Lo escribí como un juego, un ejercicio, cuenta Albertina.
De hecho, estoy bastante sorprendida que hoy sea una película.
Una película que, por el momento, no se exhibe comercialmente,
pero que corre con grandes posibilidades de añejarse como producto
de culto absoluto, algo parecido a lo que sucedió con los cortos
animados del Muñeco Gallardo.
La animación es deliberadamente tosca; los jadeos y diálogos
son típicamente de género aunque la estructura narrativa
es la de un melodrama y, para la musicalización, la autora
eligió las orquestaciones épicas por sobre esos calesiteros
sintetizadores del porno convencional.
El guión es ciertamente de género, puesto que trabaja sobre
conflictos módicos con un fin puramente sexual. El contrapunto
del relato funciona en dos escenarios socialmente opuestos: la mansión
Barbie, con sus jardines ysus tristezas de rico, y el suburbio de la mucama
Teresa, donde convive lascivamente con un carnicero, una travesti y su
novio.
Cuando salió la beca me puse a estudiar sobre animación,
porque ya había investigado sobre pornografía, pero no sobre
animación, revela la autora. No fue sencillo encontrar
trabajos con muñecos. La tosquedad de los movimientos fue una decisión
estética. Desde el principio quería una animación
más bien antigua, al estilo del Capitán Escarlata... ¿Porno
con humanos? No sé si sería capaz de hacerlo. Eso ya es
otra cosa.
Ricky Martin con Madonna
Ricky Martin está negociando su participación en
un film de dibujos animados junto a Madonna y Mel Gibson. El cantante
portorriqueño, que viajó a Suecia en el marco de una
gira de promoción por Europa, dijo que posiblemente preste
su voz a un personaje de esta película, que producirá
Dreamworks, la compañía de Steven Spielberg, pero
que aún no firmó ningún contrato. Ricky no
habló, sin embargo, de los rumores sobre su presunto debut
como actor en la pantalla grande, sobre los que se viene informando
desde hace algunos días. Martin interpretaría en la
película El asesinato al rebelde dominicano Tavito de la
Maza, que acabó con la vida del dictador Rafael Trujillo,
papel que sería encarnado por Anthony Quinn. Durante una
breve escala en Madrid, la estrella latina del momento dijo que
quiere hacer cine, pero que está cuidando muy bien los detalles
de su debut. No quiero salir al cine a lo loco. Quiero hacer
un cine que afecte a la sociedad de forma positiva y quiero que
sea con grandes actores y directores, sostuvo. El año
pasado se habló de que coprotagonizaría una nueva
versión de Dirty Dancing (1987) junto a Natalie Portman.
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