José
María García Arecha *
Yo siempre fui un convencido de que la Alianza va a continuar.
Sobre quien plantee una ruptura de la coalición recaerá
la frustración de la gran mayoría del pueblo argentino,
y a su vez, se suicidará políticamente. Por lo tanto, bajo
ningún concepto soy partidario de un quiebre de la Alianza. En
cuanto a la posibilidad de haya cambios internos, he escuchado hasta que
la diputada Alicia Castro está negociando con el padre Farinello.
Yo no puedo opinar sobre lo que hace cada uno.
En cuanto a la posibilidad de incorporar a otros sectores a la Alianza,
desde su creación se planteó estar abierta a la ampliación.
Nunca escuché posturas vinculadas a cerrarse dentro de la coalición.
Volviendo a lo anterior: en el radicalismo nadie plantea posiciones rupturistas.
Pero ante la inminencia de las elecciones, nadie puede plantearse como
no oficialista, porque en la campaña hay que defender al Gobierno.
Sino, está la oposición. Quien piense que se puede hacer
campaña atacando al Gobierno, se equivoca. Y además va a
contramano de la verdad histórica en la política.
* Senador radical
Alicia Castro
*
La Alianza está rota. Está rota en la esperanza
de la gente, que fue donde se creó. La Alianza fue pensada desde
la gente y desde ciertos sectores sindicales que se oponían al
modelo. Al alejarse de la plataforma, que para mí es un contrato
con la sociedad, al impulsar cosas como la reforma laboral, la reforma
previsional, la rebaja salarial y el impuesto a las clases medias, está
convirtiéndose en una continuidad del menemismo.
La franca aparición en escena de Ricardo López Murphy,
los contactos con Cavallo y las vinculaciones de algunos de los nuevos
funcionarios económicos con la dictadura, más el ingreso
de algunos personajes de la ortodoxia que son casi caricaturescos, pone
en una crisis muy seria a la Alianza.
Las autoridades del Frepaso no parecen dispuestas a hacer ninguna
autocrítica. El Frente no pudo incidir sobre ninguna política
pública. Y ningún votante de la Alianza nos hubiera votado
si la fórmula hubiese sido De la Rúa-López Murphy.
En una concepción muy simplista, las autoridades del Frepaso sostenían
que había que apoyar todas las medidas económicas, para
evitar algo peor, que era el ingreso de López Murphy. Y en realidad
fue porque el Frepaso se disciplinó a las decisiones del Gobierno
que no se pudo evitar eso. La Alianza está rota en el sueño
de la gente. Hay una nueva Alianza, con los sectores del poder financiero
que representa López Murphy. (Chacho) Alvarez decía que
el límite del Frepaso era la reforma previsional; ahora parece
que no hay límites.
* Diputada nacional-Frepaso
José
Vitar *
La verdad, hoy por hoy no veo viable la incorporación
de Domingo Cavallo o de sus fuerzas al Gobierno y a la Alianza. No creo
que estén dadas las condiciones. Por otra parte, creo que los últimos
cambios de Gabinete han reforzado la presencia del Frepaso. No me animaría
a decir que la Alianza está más consolidada a futuro, pero
a partir de estos cambios creo que se están dando pasos importantes
en ese sentido. Y hay que destacar que el manejo del área social
sigue estando en manos del Frepaso.
* Diputado nacional-Frepaso
Julio Bárbaro
*
Creo que objetivamente la Alianza ya no existe, en el sentido
de un radicalismo progresista. Se discuten cargos, no contenidos. Nadie
puede hablar de la Alianza, cuando no se plantean líneas económicas
y políticas. Hoy por hoy, una propuesta como la de la burguesía
paulista o como la de la burguesía chilena parecen trotskistas
en Argentina. En la actualidad, las propuestas progresistas no las encarnan
ni el radicalismo, ni el justicialismo ni el Frepaso. Y lo que hay que
tener en cuenta es que un capitalismo sin burguesía nacional aún
no se ha inventado.
La Alianza tendría que haber sido una discusión día
a día sobre cómo hacer un modelo menos de derecha que los
existentes. Ahora sólo le dan cargos a los que ayudaron a llegar
a De la Rúa. El Frepaso no es una línea política,
ya que ni tiene una línea económica. Eso no es una Alianza.
Lo que ayer era una Alianza hoy es un contubernio. Y los que no estamos
con el neoliberalismo no nos sentimos identificados con ella. Argentina
es el único país en donde la burguesía nacional no
defiende una política productiva. Las únicas propuestas
que aparecen son la de los bancos y las socialistas, que de tan absurdas
hacen aparecer como serias a las neoliberales, cuando en realidad seriedad
no es sinónimo de liberalismo.
* Ex secretario de Cultura
OPINION
Por Beatriz Sarlo
Sólo
un aparato
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Si entendemos
por alianza un frente político que había acordado
algunas ideas y asumido algunos compromisos, la Alianza ya no está.
Esa Alianza está muerta, no porque Alvarez haya dejado la
vicepresidencia sino porque las pocas ideas comunes no se han convertido
en políticas y los compromisos electorales no han sido cumplidos.
Existe un aparato llamado Alianza que reparte cargos y confía
en que los cuadros que los ocupan van a imitar la fantasmagórica
encarnación de un frente. De la Rúa preside un gobierno
que, hipnotizado e impotente, derivó francamente hacia la
derecha. Alvarez y Alfonsín están incómodos
y desajustados por razones y antipatías diferentes. La Alianza
no fue lo que prometió ser excepto en un punto: ganarle las
elecciones al peronismo. Después, en un solo año,
no ha logrado siquiera la normalización de una discusión
política colectiva.
Si el aparato llamado Alianza persiste, es, básicamente,
porque nadie en ella quiere ser acusado de irresponsable ni hacer
el gesto de golpear la mesa; también porque el acomodamiento
al poder es un argumento poderoso.
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OPINION
Por Eduardo Rinesi*
�A
que sí�
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Se va volviendo
una costumbre: cada vez que el gobierno conservador presidido por
Fernando de la Rúa ratifica en los hechos su conservadurismo,
empieza a conjeturarse que el socio menor de la coalición
en el poder estaría preparando las valijas. No importa que
los principales dirigentes de la fuerza política en cuestión
se hayan cansado de proclamar su perfecta compenetración
con las políticas adoptadas por el gobierno que integran.
No importa que el líder de esa misma fuerza haya aceptado,
avalado y salido a explicar a quien quisiera oírlo la inevitabilidad
de medidas tan poco compatibles con el espíritu progresista
que se le atribuye como la reducción de salarios o el aumento
de impuestos. No importa que, poco después de eso (y antes
de hacer mutis por el foro con un discurso en el que no hizo una
sola crítica a las grandes definiciones estratégicas
del gobierno que vicepresidió), el mismo estadista señalara
que no era bueno quemar cubiertas en las rutas debido a la mala
impresión que esa imagen podía causar en los eventuales
inversores externos que la vieran por tevé. Tampoco importa
que, después de cada nueva acostada, los dirigentes frepasistas
salgan a ratificar -.mientras se agarran con uñas y dientes
de las sillitas que les van dejando-. su absoluto compromiso con
el rumbo del Gobierno, a decir que la Alianza está cada vez
más sólida y a confesar en público que lamentan
haber tardado tanto tiempo en comprender lo macanudo que era, al
final, este Fernando.
Obcecada y contrafácticamente se insiste en hacer de la fuerza
que nació a la vida política anunciando la necesidad
de cambiar la cultura de la impugnación por una cultura
de gobierno una fuerza de avanzada, y se formulan especulaciones
respecto a hasta cuándo sus integrantes (a los que mientras
tanto se atribuye una sorprendente capacidad para decir todo lo
contrario de lo que pensarían) van a aguantar
el conservadurismo de su socio. Algunos suponen que ese momento
ha llegado ahora, que ya es demasiado, que hasta acá la cosa
más o menos se bancaba pero que esto de López Murphy
no lo van a tolerar. A que sí.
* Sociólogo
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